Contraste no es guerra sucia - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Si bien es cierto que la gente en general comenzamos ya a cansarnos de las campañas políticas, es una realidad que todavía nos queda más de un tercio de ellas y que queramos o no, tendremos que seguir escuchando y viendo lo que nuestros candidatos dicen. Y es que últimamente se ha generalizado la idea de un supuesto clamor ciudadano basado en que la gente sólo quiere y necesita escuchar propuestas y no descalificaciones, vale la pena pensarlo 2 veces y responder ¿De verdad la gente solo quiere escuchar propuestas? ¿Los ciudadanos no necesitan comparar para tomar una decisión?

Pues bien, al cabo de 2 debates presidenciales y casi 2 tercios de campaña presidencial tenemos claro 2 cosas; la primera que esto es asunto de 2, la competencia se centra entre un puntero y un muy cercano -o no- segundo lugar. Las encuestas dan escenarios diversos, desde ventajas aplanadoras del puntero y/ o distancias no tan lejanas. Y la segunda es que una inmensa mayoría ciudadana aún no decide por quién va a votar. Si, en promedio, cerca de un tercio de los mexicanos aún no decide su voto, entonces podemos decir que la moneda aún está en el aire. Ahora bien, sí existe un importante número de ciudadanos que no han definido su voto, es porque no han tenido los elementos suficientes para tomar una decisión. Entonces, ¿Qué es lo que necesitamos para tomar una decisión? Ver imágenes, escuchar spots, conocer propuestas y saber de perfiles no ha sido suficiente, entonces ¿Qué nos falta? Bien, pongámoslo así, cuando vamos a comprar un coche nuevo, lo primero que sentimos es una gran ilusión, esperamos ya tenerlo con nosotros, manejarlo, tomar carretera para correrlo, sentir así la adrenalina y emoción por presumirlo, comprobar así todas las cualidades que te dijeron tendría ese tan deseado coche. Cuando decidiste comprar ese coche sabías que implicaba una gran responsabilidad, que representaba un compromiso económico muy importante, por lo tanto hablamos de una decisión que no se puede tomar a la ligera, así pues, al tomarla tuviste que conocer varias marcas y modelos, escuchar qué te ofrecían en materia de financiamiento, qué desventajas representaban tales o cuales marcas, qué decían los mecánicos o conocedores sobre tal modelo, y entonces llegaste a un punto de comparación y contraste entre lo que te ofrece uno y otro, entre las ventajas de uno y de otro. Eso precisamente es contrastar, se trata no solo lo que proponen, sino quiénes son, qué representan y quiénes están detrás, si es que queremos un cambio real o simulado, un verdadero cambio de régimen o seguir con los mismos, y eso señores, no es guerra sucia.

Contrastar no es atacar, comparar no es guerra sucia, debemos de tener en claro que es lo representan los proyectos que tenemos enfrente. Cerca del 80% de los mexicanos -según prácticamente todas las encuestas- estamos de acuerdo en que necesitamos un cambio en el gobierno federal. La pregunta es; ¿qué tipo de cambio queremos? Pues tenemos dos visiones muy claras: una, que representa el pasado, con las más oscuras y rancias prácticas del priismo echeverrista de los 70 y 80 ahora bajo el manto redimido de un mesías todopoderoso, con personajes impresentables de la política mexicana, el del PRI viejo en donde todos cabían; buenos y malos no importa mientras sumen votos, presidencialismo autoritario que no puede y no debe volver. Un proyecto en el que la edad avanzada de su líder no es el problema, sino la incapacidad de visualizar un proyecto de nación con visión de futuro.

Y la otra alternativa de verdadero cambio, encabezada por un joven al que le ha tocado sortear el brutal embate de la maquinaria gubernamental y aun así sigue avante, proyecto que representa una visión de futuro, de cambio responsable, un verdadero cambio de régimen, en el cual los cambios son tan profundos que ponen a temblar al sistema, un proyecto que se convirtió en el verdadero enemigo de la mafia del poder, un cambio De Frente al Futuro.

Esto es lo que tenemos, sigamos escuchando, conociendo pero sobre todo, comparando y contrastando ideas y personas, no caigamos en el lugar común de “todos son iguales” porque no es así, vamos pues a comparar, a escuchar detenidamente y tomar así una decisión con la cabeza fría. No por pensar diferente somos enemigos, así como no por contrastar estoy haciendo guerra sucia, los mexicanos damos para mucho más y no queremos regresar al pasado.

 


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