Va un chiste: los grandes ganadores de estas elecciones son los consultores y la cadena intermedia que pasan el lenguaje político a las masas. Este chiste aunque llores, porque es cierto. Esto involucra proveedores, creativos y medios. Al final llegamos a 2018 y nos caen varios veintes desde el 2012, cuando también había Facebook pero no teléfonos inteligentes para que -primer cliché- tu abuelito también viera memes, noticias erróneas, verificados y vídeos virales con desinformación. La computadora se volvió personas y ahora todos traen una en la bolsa: el celular. En 2012 -segundo cliché- todavía veíamos guerra entre Facebook y Twitter, además de creer que podía haber otro jugador que los reemplazaría en un futuro.
Falso. Facebook ha demostrado ser invencible y crece cuando los demás no pueden, mientras que los escándalos de Cambridge Analytica apenas han rozado sus acciones a los meses. Twitter ¿es una nulidad en México?, al menos en Aguascalientes y por razones tanto discriminatorias como obvias, no incide y es un círculo de si acaso mil super usuarios. En lo nacional nunca ha sido ni será tan grande en impacto como Facebook, aunque extrañamente ahí las figuras públicas han elegido publicar las cosas que harán eco en el ciclo de noticias, mientras que su principal atractivo sigue siendo que Luis Gerardo Méndez te de cora en un chiste y enmarques la notificación. En Facebook eso nunca.
Los influencers no influyeron en nadie. Al menos ninguno nativo de YouTube, quienes como generación han fallado de manera sorprendente. Todos siguen con su sueño buenaondista de ser modelos clase B y tener un programa tipo Sabadazo, si no es que están en una burbuja aspiracional de viajes, comida y bocas abiertas. Digo, la vida de alumno de la Anáhuac es atractiva a cierta edad pero ¿se puede hacer una carrera entera?, puede que sí, pero nunca creces. Nunca fueron políticos ni asumieron su responsabilidad. Tiene más Sergio Zurita siendo lo que Twitter llama un facho y mostrandose contra AMLO que un youtuber que ni vendido se define sólo por miedo.
Hubo otros influencers -tercer cliché-, los columnistas y talking heads de los diarios o Foro TV, a donde van a morir los académicos con sueños de grandeza. Siguieron siendo contratados, pagados y marcaron tendencia en la República Tuitera para que luego se muevan las capturas o citas editadas de sus comentarios en contenidos virales de Whatsapp o Facebook. Igual que en 2012, pero diferente formato. Los mismos. Pareciera que la única aparición en estos seis años fue Javier Risco, el señor que en Twitter se transforma en una máquina de memes. De igual forma, los madrazos reales fueron en diarios nacionales y noticieros de las tres cadenas. Nada de tres punto cero.
Contra 2012 hay menos inteligencias, por las maromas y piruetas [por la comentocracia y República Tuitera] para justificar a Morena hasta en su alianza con el PES. Ni hablar de las oleadas de ¿normis? que se aparecen para comentar “Morena 2018” en cualquier contenido que toque a López Obrador de manera no favorable. Cómo pasamos del tiempo de los blogs, los intercambios son tan cortos como un comentario o tuit, no hay debate real. Sólo falacias ad hominem. “Pero es que el otro candidato es peor y lo digo sin dar argumentos reales para defender al mío”.
El cuarto cliché es que los que tenían 17 en 2012 ya tienen 23, ya tienen puesto de poder y no todos somos los buenos. Siguen existiendo pelmazos y viejitos solemnes de 20. La biología no nos dio la razón ni el cambio generacional. La Generación X se rindió y la Y no demostró. Tal vez los que hoy tienen 17 aprendan de nuestros errores para 2024, como mayoría.
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