Ha pasado un año. Un año desde que el actual comité directivo de la Federación de Estudiantes de la Universidad Autónoma de Aguascalientes tomara protesta en las instalaciones del auditorio Dr. Pedro de Alba de Ciudad Universitaria. En ese lugar emblemático de la Universidad, fue donde comenzaría a construirse una nueva historia para la Feuaa. No sería la primera vez que ese auditorio era testigo de un acontecimiento histórico. Si el auditorio Pedro de Alba hablara, cuántas historias contaría.
Ese escenario ha visto de todo. Metafóricamente, ha acogido representaciones espantosas, demasiado largas y demasiado sombrías. Funciones que dan ganas de olvidar, aunque no deban desaparecer de la memoria. Momentos apasionantes, con obras inéditas de muchísima expectación; obras que quizá hubieran debido arriesgar más para conseguir el éxito que esperaban.
Por ese escenario han desfilado actores brillantes que se volvieron dolorosamente mediocres con el paso de los años, y otros dolorosamente mediocres de antemano que quizá nunca debieron subirse a un escenario. Música desafinada, solistas virtuosos, orquestas con presentaciones maravillosas, montajes vacíos de contenido, actores y actrices que, con la altura del escenario y el brillo de los reflectores, terminaron olvidando su guion y haciendo el ridículo.
Bueno, metafóricamente el auditorio Pedro de Alba ha sido sede incluso de obras de teatro guiñol, donde ni los mismos títeres sabían que estaban siendo manipulados. Y hubo momentos más modestos, que nos anudaron la garganta y nos atravesaron el corazón. Hace un año fue uno de estos.
Así, el 5 de Mayo, como haciéndole un guiño a la conmemoración histórica de ese día en el que un bando con un presupuesto exorbitante sucumbió ante otro con una austeridad asfixiante, llegaron los llamados Gallos a la Feuaa.
Ivonne Zavala, Bryan Armando Gómez, Yuv Gabriela Muñoz, Luis Quintana, Diego Melecio, Nitz García y muchos otros estudiantes tomaron las riendas de la representación estudiantil más importante de Aguascalientes. Tuvieron que elegir entre seguir el cómodo rumbo de la política estudiantil tradicional, olvidando sus convicciones, privilegiando la ambición personal; y hacer lo correcto, representar dignamente a los estudiantes de la Máxima Casa de Estudios durante los siguientes dos años.
El camino fácil siempre es tentador. Ese ha sido probado una y otra vez por personajes grises que eligen una “chamba” por encima de la posibilidad de trascender. El otro, el camino de la dignidad y de la congruencia, siempre es menos socorrido. Las opciones que deciden transitarlo dudan ante el miedo al fracaso y el temor que genera hacer lo correcto, sin tener idea de qué es lo que sigue. Ese último camino es el que este grupo de estudiantes eligió entonces. Ese camino les dio Identidad, les dio autoridad moral y les dio la oportunidad de elegir hacer historia en lugar de ser historia.
El idioma español es bello y una misma palabra puede reflejar situaciones diametralmente distintas, por ejemplo, la palabra historia. Historia (ser historia) se refiere a algo que, por su poca relevancia o por voluntad, ha quedado olvidado en el pasado y no tiene importancia en el momento actual: “esa expareja mía ya es historia”. Historia (hacer historia) alude a la trascendencia que adquiere algo por su importancia o relevancia: “esta asociación civil está haciendo historia en el apoyo a niños sin hogar”. Entre ser historia y hacer historia hay solo una palabra, creo que la actual federación de estudiantes lo tuvo claro.
Si tuviera que bautizar con una sola frase lo que la Feuaa hizo este primer año de gestión, diría: el año en el que pusieron a la Feuaa al servicio de los estudiantes. Sin estridencias, sin banalidades, sin sospechosismos, sin jugar a los politiquitos que controlan una institución, decidieron volver a lo básico: servir a la comunidad estudiantil.
Los proyectos de este año de la federación de estudiantes se enfocaron en el alma de una universidad: sus estudiantes. La promoción de la cultura con el “Pasaporte Feuaa” y “De Museo con Feuaa” que incentiva a los estudiantes a visitar museos y áreas culturales de la ciudad; los boteos bajo el sol de su proyecto “Échanos la mano” recaudando dinero para que más estudiantes puedan participar de una Beca y continuar sus estudios. La creación de cursos de nivelación y de preparación para los alumnos de bachillerato a través del proyecto “Refuerzo Gallo”; el regreso de la “Universiada” que incentiva el deporte entre los estudiantes; la atención que ha recibido cada miembro de la comunidad en su política de puertas abiertas en la que la Feuaa se convirtió en un ente que respalda y pone en el centro de su agenda a los estudiantes y no a su proyección política, sin olvidar su generosidad y fuerza al organizar el centro de acopio más grande del estado (así, como se lee) después de los terremotos que sacudieron a nuestro país. Son muchos proyectos más los que han llevado a cabo, sin embargo, esto es una reflexión y no un informe de actividades, eso le tocará hacerlo a ellos.
Así, la Feuaa llega a un año de actividades sin dejar trozos de dignidad en el camino. Queda otro año por delante en el que tendrán que consolidar las decisiones que han tomado hasta hoy y asumir la responsabilidad de sus actos. Se enfrentan a desafíos no menores, como el tránsito de un proceso electoral intenso en el que deberán incentivar el valor cívico del voto, sin involucrarse con ningún interés político partidista; o como el 45 aniversario de la Universidad en el que habrán de contagiar de regocijo a toda la comunidad estudiantil por este acontecimiento.
Ganar fue solo el principio. La historia todo lo recoge y es implacable en sus juicios, esperemos que la Feuaa, como hasta hoy, lo tenga siempre claro.