Estimado lector, estamos ante las campañas electorales a todo vapor. Estaremos los próximos 90 días ante el bombardeo mediático, a través de medios de comunicación tradicionales como televisión, televisión por cable, radio, así como usando los medios de comunicación digitales como las redes sociales, donde los candidatos presidenciales estarán hablando de sus promesas de campaña, de lo que harán y no harán de llegar al poder. Me gustaría analizar lo que se ha ocurrido en otras ocasiones y que podemos esperar, con base en ciertas inversiones que parecieran inverosímiles, pero tienen un trasfondo interesante.
Las promesas de campaña ya no las creemos. Y menos ahora en el tiempo de las “fake news”. Tanto han afectado las noticias falsas la credibilidad de los medios de comunicación, que se creó un portal llamado “Verificado 2018”, en donde los participantes en esta red buscan que las noticias que se dicen sobre uno u otro candidato sean verdaderas o no, y decirlo. Han desenmascarado ya varios intentos por poner a Andrés Manuel como un comunista de cepa, a Meade como un títere de Salinas, y a Anaya como un ser sin escrúpulos.
En Estados Unidos, la campaña presidencial pasada, en donde Donald Trump ganó sorpresivamente la elección y la ganó gracias a sus promesas de campaña y a la ayuda brindada por los mismos rusos y Cambridge Analytics, se basó en varias situaciones que eran sus pilares de la promesa de campaña. Uno, en “hacer América grande”, a través de una política proteccionista para sus trabajadores que llevara a una tasa de desempleo baja, y romper con todos los acuerdos comerciales que Estados Unidos tenía firmados o estaba por firmar. Dos, hacer un muro fronterizo y atacar la migración ilegal de América Latina a Estados Unidos a través de México. Tres, el decir que la corporación USA, el gobierno, era ineficiente y que él, siendo empresario, podía volver a hacer funcionar bien a esa corporación.
¿Qué pasó en realidad? Pues que ha cumplido, “a medias” sus propuestas principales de campaña.
La primera, se salió del acuerdo TPP (trans pacífico), que todavía no estaba firmado ni ratificado. Eso fue fácil. Puso en la mesa a negociar a Canadá y a México bajo la amenaza de salirse del TLCAN. Hasta aquí, parecía que iba a cumplir su promesa. Pero… al tratar de proteger a ciertos sectores de trabajadores, en especial de la industria del acero, y poner aranceles unilaterales a todo el mundo (bueno, se dio cuenta que tenía que poner excepciones y lo hizo) acaba de abrir la caja de pandora. China a respondido de manera igual o peor que Trump, así mismo la Unión Europea. Su promesa de salirse del TLCAN parece ya cada vez más lejana, necesita aliados para poder enfrentar esa guerra comercial a la que está entrando y que saldrá perjudicado. La certeza de una renegociación del TLCAN es más fuerte.
Dos, el muro fronterizo lo pagaría México. Ya está realizándose dicho muro en algunas partes de Estados Unidos y la frontera con México, siendo pagado por los impuestos de ese país a través del pentágono. La política migratoria está estancada, y si bien a querido quitar privilegios a algunos de los migrantes ilegales que tenían un estatus preferencial, la realidad es que no ha podido avanzar mucho al respecto.
Tres, el gobierno de USA está al borde del inmovilismo. Los que creyeron en Trump, empresarios o no, ven con terror cómo ataca a sus propias empresas y como sus asesores renuncian en cascada. La amenaza a Amazon, la situación de Facebook ha hecho que este lunes pasado la bolsa de Nueva York tuviera su peor arranque mensual desde la Gran Depresión.
¿A qué va esto?
A que en medios se habla mucho de la cancelación del nuevo aeropuerto en caso de que AMLO llegue al poder. Pero, por otro lado, el Gobierno Federal trata de blindar su construcción al poner en marcha la FIBRA E del NAICM. Y su principal inversor, con el 44% de la misma, es Carlos Slim, a través de sus empresas (entre ellas la Afore Inbursa). ¿Qué sabe Slim que no sepamos nosotros? Hay que recordar que el rescate del centro histórico de la Ciudad de México lo orquestaron tanto AMLO como Slim cuando el primero fue regente de la Ciudad de México, a cambio de un cambio en la situación del uso de suelo de “Nuevo Polanco”, la ciudad Slim, donde están sus oficinas y el museo Soumaya.
Anaya habla de bajar el IVA y poner los precios de las gasolinas a nivel de Estados Unidos, pero… si le compramos la gasolina a EE. UU., ¿dónde queda el costo de transportar la misma? ¿Otra vez a subsidiar la gasolina?
Y Meade dice que él no es corrupto, y, por tanto, su gobierno no será corrupto. Me suena a la campaña de Peña Nieto del nuevo PRI, que salió peor que el anterior.
En fin, hay que leer entre líneas las propuestas de campaña, ver el trasfondo, y votar en consecuencia por la mejor opción para el país.