El más grande concierto de jazz / El banquete de los pordioseros - LJA Aguascalientes
24/11/2024

 

El jazz es una expresión musical totalmente libre, ajena a toda formalidad académica, aun cuando ha tenido constantes acercamientos con la música de concierto y a pesar de que el jazz también se ha vestido de etiqueta -ya lo comentábamos hace algunas semanas en este mismo espacio- mantiene viva su esencia de conducirse con entera libertad y no acepta sujetarse a cualquier circunstancia protocolaria, de ser así, perdería su razón de ser y su esencia, simplemente dejaría de tener sentido. Es justamente esa libertad la que ha hecho que la palabra jazz mantenga, a pesar de todo, esa magia, ese manto protector que cobija amorosamente toda expresión musical que surge de las entrañas de las más profunda honestidad y que a pesar de los cambios, conserva eso que difícilmente podríamos definir con el lenguaje escrito, pero que lo hace ser, que justifica ser llamado jazz, no sé, posiblemente sea eso que los musicólogos han denominado blue note o nota blue, no quiero meterme en explicaciones técnicas, porque además no tengo la solvencia para hacerlo, al menos debemos entender que este término es la consecuencia del enfrentamiento de la escala pentatónica propia de los africanos traídos a trabajar como esclavos en los campos de algodón del sur de los Estados Unidos, con la escala de siete notas que conocemos en occidente, nos podemos dar cuenta que la mayor parte de la música popular que conocemos en nuestra cultura y que tiene sus orígenes en los ritmos africanos, específicamente el jazz y el blues, está formada por escalas y modos pentatónicos menores, la blue note es entonces lo que da sentido al blues y al jazz, es su razón de ser, es su esencia, esa deliciosa negritud de la música es la más fiel definición de las entrañas del blues y del jazz.

Bien, pues con todo este antecedente casi me olvidaba del tema central del banquete que amablemente degustas hoy es un disco producido el 15 de mayo de 1953, es decir, hace 65 años, el disco se llama Jazz at Massey Hall, hay una leyenda al pie de la portada que dice: “The greatest jazz concert ever”, traduciéndolo libremente diría algo así como el mejor concierto de jazz jamás realizado. No sé realmente si lo sea o no, pero sin duda será uno de los mejores, sin descartar la posibilidad de que efectivamente pueda ser el mejor, finalmente este es un tema subjetivo y depende mucho del gusto de los críticos, y de alguna manera esa diversidad de opiniones es parte del encanto del jazz.

En este disco grabado en el Massey Hall de la ciudad de Toronto, Canadá participan verdaderas leyendas, se trata de un quinteto en el que encontramos a Dizzy Gillespie en la trompeta, Charles Mingus en el bajo, Charlie Parker en el sax, Buddy Powell al piano y Max Roach en la batería, es increíble, si nos queda perfectamente claro lo que cada uno de estos virtuosos puede hacer individualmente, ¿te imaginas lo que resultaría de la unión de estas luminarias del jazz?, es lo que llamaríamos con toda puntualidad, un dream team del jazz. Este proyecto fue muy efímero, fue la única ocasión en la que se reunieron para hacer algo e históricamente tiene el mérito de haber sido la última ocasión en la que tocaron juntos Dizzie Gillespie y Charlie Parker, el saxofonista murió dos años después de este concierto y el trompetista murió hasta 1993.

Realmente se trata de una formación de ensueño en el jazz, de esas que podemos comparar con la convocatoria hecha por su alteza real Miles Davis para la grabación de esa obra maestra llamada Bitches Brew que el próximo año cumplirá 50 de su grabación y publicación. De hecho, se consideró un plan B por si los que podemos considerar como titulares no podrían cumplir con el compromiso, por ejemplo, el pianista Bud Powell fue la segunda opción, originalmente se había pensado en Lennie Tristano, creo que la designación de Powell fue muy apropiada y responde mejor a los intereses de este proyecto. Por otra parte, se había pensado en Oscar Pettiford como una posibilidad en caso de que Charles Mingus no pudiera, finalmente creo que estuvieron los que debieron estar, aquí aplicaría perfectamente esa frase que dice: “Dios los hace y ellos se juntan”.

Es increíble, pero los organizadores, que en este caso fue la Sociedad de Jazz de Toronto, tuvieron algunas dificultades para pagar a los músicos, la idea original era la de compartir las ganancias entre el quinteto de jazz y la sociedad organizadora, lamentablemente una pelea de box estelarizada por Rocky Marciano y Jersey Joe Walcott se realizó simultáneamente con el concierto lo que provocó que realmente hubiera muy poco público y esto hizo que la Sociedad de Jazz de Toronto no pudiera pagar los honorarios de los músicos. No obstante, todos recibieron un cheque de esos que en inglés se conocen con las siglas NSF (en español, fondos insuficientes), y sólo Charlie Parker tuvo la posibilidad de cambiarlo, Gillespie fue menos afortunado y se quejó de que por años no pudo recibir su pago.

Ha habido algunas ediciones posteriores, pero creo que la mejor es una publicada en 1994 llamada Complete Jazz at Massey Hall, además de que contiene el concierto completo, respeta el formato original, y es justamente a partir de esta edición de donde te comparto mi fascinación por esta increíble sesión de jam.

 

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