Vi una postal que publicó un ingeniero que trabaja en la sede californiana de Facebook. En pocas palabras, su mensaje era que es estúpido pensar que nosotros como usuarios somos el producto que la firma vende a sus anunciantes. En realidad yo no soy empático con la indignación colectiva y cíclica ante las compañías de tecnología, tal vez por mi típico cinismo. Lo nuevo no siempre es mejor. Por ejemplo, ese servicio de vigilancia que aloja el vídeo en la nube, por supuesto que es susceptible a malos usos o fallas terribles.
No soy empático con todos aquellos que desean borrar Facebook pero también puedo ver que el empleado de Facebook está dentro de una maquinaria tipo culto que es más culpa de una cultura startupera donde cada empresa, ya sea que venda anuncios o pruebas de sangre, piensa que está cambiando el mundo. Es el mal de los emprendedores, startuperos y tecnólogos. Pero pasa que ellos son la clase dominante. El mercado de los medios de comunicación ha permitido que Facebook lo tenga presa, pero la compañía de Mark Zuckerberg poco quiere y todavía menos entiende a la prensa. No hay lealtad ni valor. Un año es Facebook Live, otro son los vídeos con letras y al siguiente hay que pautar absolutamente todo. Por un pensamiento entre lo puñeto y lo idealista, siempre he creído que cualquier proyecto no debe meter todos sus huevos en una canasta que no sea la suya.
Sonaré como una especie de historiador del internet [claro que no] pero he visto redes sociales, movimientos y modas, ir y venir. En cuestión de medios o comunicación, el buen contenido siempre mata formato. Por más improbable que sea. Y es por eso que la web libre no debe dejarse morir, a pesar que como dijo Carlos Aguirre, compañero de las páginas de Opinión de LJA, Facebook tiene una influencia por la cual podemos decirle el nuevo televisa. En corto: le ha pegado a las mamás, tíos y cuñados. ¿Dónde lo viste? En Facebook.
Soy cínico porque pienso que Failbook no tiene la culpa de nuestro poco civismo o lectura de comprensión. Soy cínico porque creo que desde la primaria deben darse clases para comprender mejor los medios. No es por mi profesión, pero me parece básico. En mi casa siempre fue así. Medios respetados y otros no tanto. ¿Es tan complicado?
Tampoco se debe perder de vista una lectura pesimista. No pienso que el papel de las redes sociales sea determinante en cada mercado potencial. Al final sigue pesando el correo en el papel y los noticieros de la mañana. Y el acento: Trump gana en parte por las capacidades de microsegmentación que ofrece la red social, pero lo que da miedo es que tanta gente haya decidido votar por ese bruto.
Eso no es culpa de Facebook, tienen su responsabilidad en California, pero no evadamos la nuestra.
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