Ambientalistas de Aguascalientes continuarán manifestándose contra las corridas de toros

• Aseguran que las ganaderías dedicadas a la crianza de los toros de lidia generan un impacto ambiental altamente negativo
• La tauromaquia promueve en niños y adultos la violencia, la indiferencia, el abuso de poder y la insensibilidad

Advierten los grupos de animalistas de Aguascalientes y de otros estados de la República Mexicana que no cesarán de denunciar el trato inhumano y las barbaridades existentes alrededor de la llamada Fiesta Brava, en especial el proferido a los toros de lidia.

Israel Arriola, presidente de Animanaturalis cede México, describió, a fin de derrumbar los mitos alrededor de la tauromaquia, los instrumentos de tortura utilizados en los toros de lidia, y de los avances internacionales, así como de los efectos de la Fiesta Brava a nivel social, al promover la violencia, la indiferencia al sufrimiento ajeno, el abuso del poder y la insensibilidad.

“Hay un grupo de especialistas de prevención al abuso que alertan sobre los perjuicios que tienen los espectáculos taurinos en niños y adultos; este grupo está conformado por sicólogos, sociólogos y pedagogos; entonces ya no es solo un grupo de activistas los que denuncian los efectos de la tauromaquia, sino todo un grupo de profesionales”, expuso el activista.

Israel Arriola destacó que además las ganaderías dedicadas a la crianza de los toros de lidia generan un impacto ambiental altamente negativo, pues la Organización de las Naciones Unidas, en su área de apicultura y alimentación reconoce a la ganadería como la principal causante de gases efecto invernadero inducidos por el humano, y en México existen 50 mil toros utilizados en las lidias.

“El toro usado en la lidia no tiene un valor ecosistémico, es una raza artificial, y si se terminaran las corridas de toros no se extinguiría porque está protegido por el ministerio de Agricultura y Alimentación de España por su valor cultural. Entonces no existen razones para sostener una actividad cruel en este país ni en ningún otro, y sí muchas razones que beneficiarían a la sociedad para poder finalmente prohibirla”, manifestó el presidente de Animanaturalis.

La agonía de un toro de lidia

El defensor de los animales brevemente explicó que durante las corridas de toros los animales se ven expuestos, primero les encajan una aguja en el morrillo, lo cual le causo sólo dolor, luego en el primer tercio le encajan una lanza con una punta de nueve centímetros cerca de la cervicales, con la intención de corregir la embestida del animal y no levante tanto la cabeza, pues la pulla le lastima cercano a la médula y si se agacha la pulla en un poco más lejana; de esa manera el torero podrá lucirse en verdad torear. La lanza de nueve centímetros provoca heridas en el animal hasta de 30 centímetros.

Luego llegan las banderillas, unos arpones de cuatro a cinco centímetros que son colocados cerca de donde está la pulla para perpetuar el dolor y el sangrado, a fin de que el toro se vaya debilitando, para también facilitarle la tarea al torero, para luego, ya totalmente agotado, llegue la espada de 80 centímetros, en forma de triángulo, con dos canales que al encajarse hacen que la sangre brote con más facilidad, logrando que el animal pierda durante la lidia por lo menos la tercera parte del total de su volumen sanguíneo. A pesar de todo ello el animal sigue vivo hasta que con una puntilla le rompen la médula espinal y lo llevan arrastrando afuera de la plaza para finalmente desollarlo.

“Realmente estas armas que utilizan ocasionan daños terribles al animal. Los aficionados taurinos se inventan algunos mitos como si no se les encaja la pulla al animal le daría un infarto, como si este fuera un trato más humano, nada de esto está comprobado científicamente ni estudios serios, al contrario está comprobado que el toro sufre uno de los peores maltratos”, subrayó el activista.

Aseveró que, según encuestas de Parametría del 2013, más del 90 por ciento de los mexicanos rechazaron los espectáculos de maltrato a animales, especialmente los toros, y con ello el apoyo a la prohibición a las corridas, además de que en ese mismo porcentaje la población del país se manifestó en contra de que se utilicen recursos públicos para este tipo de actividades.