Leí en Vulture que Steven Spielberg filmó The Post mientras esperaba avances en la posproducción de Ready Player One. Ellos lo narraban como halago, pero yo digo que más bien se nota. En mala onda. Una película de manual, pero por la que matarían 99.9% de los directores vivos o muertos. Su paleta de colores es más azul que la del piloto de House MD, las actuaciones son de primer nivel, la anécdota es valiosa pero no es una cinta de la que nos acordaremos en cinco años.
Su relevancia radica en las similitudes del desdén de Nixon contra la prensa y el que Estados Unidos en 2018 tenga un presidente emanado de la televisión de realidad y casi iletrado. No es intencional, ya que el script de Liz Hannah fue escrito antes de la victoria de Trump y más bien es una oda a una gran mujer: Katharine Graham, la publisher de Washington Post de 1962 a 1979. Entonces, en ambos aspectos el lanzamiento de The Post cayó en un momento inigualable para ganar algo de relevancia. Aunque eso no fue suficiente, ya que las merecidas nominaciones palidecieron. Es más, si The Shape of Water no hubiera existido tanto Ladybird, Get Out y Three Billboards Outside Ebbing Missouri tienen mayor relevancia cultural y política en estos momentos.
The Post cae lo que nuestros papás dirían que son gringadas. Un score convencional y muchos discursos grandilocuentes acerca de la constitución americana, las libertades, garantías individuales, el poder de la prensa y un supuesto gran país. La interpretación reservada de Meryl Streep, que hace lo que puede con el papel, ni de lejos eleva la trama a un logro feminista. Tom Hanks es la caricatura de un editor gruñón y alérgico a los negocios que permiten que exista un medio de comunicación. Hay todo un repertorio de actores de series de cable (parece que saquearon al elenco de Breaking Bad) que tienen poco que vociferar y nada para lucirse.
Ni siquiera hay una tensión tipo Spotlight, que está dirigida y montada con muchísima menos gracia, pero lo delicado de su trama así como lo desconocido (para muchos) del caso, toca fibras más sensibles. Lo mejor que se puede decir de The Post es que sería una gran película… de HBO.
Lo que pasa es que enoja lo irrelevante que puede ser un director así. Lincoln tenía algo que contar y un personaje más grande que la vida. La verdad Kat Graham y Ben Bradlee son personas pocos interesantes. Será muy injusto, pero Ready Player One dará más de qué hablar debido a las referencias y la nostalgia ochentera pero seguro será una película que recordaremos en 10 años, como pasa con otras cintas palomeras sci fi de Spielberg. Pensemos en Minority Report y su asamblea del futuro.
¿Qué sería bueno para la siguiente gran película de periodismo? Empecemos con menos tomas detrás de gente escribiendo un teclado.
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