- Entrevista con Dahlia de la Cerda / Mientras el Estado tutele nuestros cuerpos, nosotras seguiremos hablando sobre el uso del misoprostol
La Jornada Aguascalientes presenta una serie de entrevistas a mujeres que hacen feminismo diario, donde hablan de sus posturas teóricas y prácticas, su quehacer, así como sus expectativas.
Morras help morras actualmente está formado por Diana Rivero, Dahlia de la Cerda y Sofía F. Regalado, mujeres que acompañan a otras cuando deciden, con la interrupción del embarazo, sobre su cuerpo:
Nosotras iniciamos solo compartiendo información sobre aborto con misoprostol pero no dábamos acompañamiento por miedo a ser criminalizadas, ahora también difundimos no sólo en redes sociales, sino en espacios públicos información sobre su uso para tener abortos libres. El acompañamiento consiste en resolver todas sus dudas y estar con ellas en línea durante todo el proceso con información y apoyo emocional. Nos han cuestionado mucho y nos consideran radicales por ayudar en la clandestinidad, hasta nos citan la Cedaw [Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer], que recomienda la interrupción legal y gratuita, los tratados internacionales de la ONU que dicen que la obligación del Estado es procurar el aborto en hospitales, tal vez sobreviviendo a la violencia obstétrica, con un doctor y el permiso del Estado, como en la CDMX. Dicen que deberíamos informar sobre el uso de anticonceptivos antes que el aborto, pero esa no es nuestra intención, sino ofrecer información sobre el aborto libre. Nosotras no les decimos a estas mujeres cómo deben manejar sus procesos, sabemos que no todas las mujeres tienen acceso a la información, que mucho menos cuentan con dinero para los traslados y los gastos que implica un aborto en otro estado.
Cuando llega una mujer con la idea de decidir sobre su maternidad, nosotras le ofrecemos una perspectiva feminista. Para muchas feministas la lucha por el aborto libre se debe enunciar como “abogar por la interrupción legal del embarazo” y debe darse respetando las recomendaciones de la Cedaw, pero no ven las lagunas jurídicas que tiene o que no castiga la omisión ni es congruente con las legislaciones de cada país.
En nuestro camino como acompañantes de mujeres que deciden sobre su cuerpo, que abortan, hemos visto con tristeza que todos estamos a favor de “la libre elección” hasta que hablamos de aborto libre en casa con pastillas. Nosotras siempre resaltamos que no debemos confundir el aborto clandestino inseguro con aborto clandestino seguro, autónomo y autogestivo. El aborto inseguro es el que se practica en condiciones insalubres con terribles métodos y sin la información necesaria, mientras que el aborto autónomo y autogestivo es el que se realiza con información feminista, libre de estigmas y con protocolos médicos avalados por la OMS. Mientras el Estado tutele nuestros cuerpos, mientras las instituciones aplaudan la interrupción legal del embarazo, pero aprueben las esterilizaciones forzadas, y mientras algunos grupos feministas digan que el aborto es una experiencia terrible, nosotras seguiremos hablando sobre el uso del misoprostol. Nosotras no lo vendemos, regalamos o distribuimos, sin embargo, tenemos una red de apoyo entre mujeres que han abortado y que están dispuestas a donar lo que les sobró a otras que no pueden comprarlo.
Hay muchas mujeres interesadas en lo que hacemos, en promedio atendemos a dos mujeres al día. Suelen acercarse con miedo, pero decididas. Es muy común que las chicas sean agradecidas, pues la mayoría de las veces tú eres la única que la está acompañando en ese proceso, y se generan lazos cortos pero bonitos, pues se trata de un proceso intenso y lleno de estigmas. Algunas de ellas nos han ofrecido regalos, pero no los aceptamos. Nosotras luchamos para que un día nuestro trabajo no sea necesario.
De la teoría a la práctica feminista
Yo creo que hay apuestas teóricas feministas que son muy radicales en lo epistemológico, de análisis de opresiones en lo teórico, pero que a la hora de concretarlos es casi imposible aterrizarlos a la vida cotidiana. Por ejemplo, la heterosexualidad como un régimen político, creo que es uno de los análisis más rigurosos a nivel intelectual sobre el sistema moderno colonial de género, porque habla de que en la heterosexualidad no hay igualdad, que no es posible que las mujeres elijamos libremente, que es un régimen que te lo imponen, que lo tienen que reafirmar mediante propaganda como canciones, como películas, como literatura. Es como la premisa de que, además en una situación de desigualdad estructural donde las mujeres somos el sexo oprimido, no es posible tener relaciones en condiciones de igualdad por más horizontales que tratemos que sean. Hay radicales que cuestionan esto, dicen que todo coito es una violación y que en la heterosexualidad no existe el consentimiento y que la única forma de dejar de ser víctimas y dejar de relacionarnos con ellos, sólo con mujeres y apostando a la lesbiandad no solo a una práctica sexual sino como continuum lésbico que es apostar todo por las mujeres, quizá lo segundo es más fácil, es muy concretable consumir solo literatura de mujeres, o consumir productos hechos por mujeres antes que de los hombres, pero en cuanto a relacionarnos sexo-afectivamente es mucho más complicado y no tener ningún tipo de relación con varones es mucho más complicado, entonces este análisis completamente radical, aunque nos haga mucho sentido y nos sintamos interpeladas, al aterrizarlo es poco menos que irrealizable, entonces es ahí cuando el feminismo como apuesta teórica no sale, porque cómo yo con mis privilegios de clase, de raza, epistemológicos, voy a decirle a mi vecina que deje a su marido violentador, cuando ella necesitaría hacer una triple jornada para poder dejarlo por el asunto del dinero. Pero al mismo tiempo creo que el feminismo no es una utopía porque hemos conseguidos grandes logros, no podríamos votar, no podríamos ir a la escuela, no se hubiera abolido el racismo, aunque siga siendo un sistema estructural, se ha avanzado mucho en cuanto a derechos, aunque nos falta mucho, yo creo que lo que nos falta es un feminismo más concreto, apegado a la realidad y abortar la teoría revolucionaria de izquierda que hemos adoptado las feministas, que está construida por varones que tenían el mundo resuelto y que podían pensar en mundos ideales porque ellos no hacían trabajos domésticos, por ejemplo, si nos sentamos a plantear estrategias que sean para una realidad inmediata sí se podría concretar mucho.
Sororidad
Es un tema muy complejo, es el animal mitológico favorito del feminismo, hay una broma que dice que la sororidad se da entre todas las mujeres, excepto entre feministas. He tenido muestras de sororidad de mujeres completamente desconocidas. En realidad yo he recibido poca sororidad de feministas. Cuando veo alianzas entre mujeres, sobre todo en la periferia, que han aprendido la hermandad porque tienen pactos de marginales más que de sororidad, de saber que la vida es menos dura si tienes alguien que te cubra las espaldas, yo digo que espero que nunca conozcan el feminismo como apuesta teórica para que sigan siendo solidarias sin importar las posturas políticas, porque en el momento en que una de ellas lea de abolicionismo y otra a las trabajadoras sexuales sindicalizadas van a dejar de apoyarse en el nombre de lo que han leído o de lo que no. No creo en una solidaridad feministas así como así, en una sororidad a ciegas que se convierta en el amor romántico del feminismo, hay mujeres con las que no me identifico con ellas, mujeres cómplices del racismo, del colonialismo, de la misoginia, de las que despojan del trabajo a otras, mi sororidad está con las mujeres que me siento identificada tanto políticamente como en experiencias vitales.
Hombres en el feminismo
Son necesarios los espacios no mixtos, exclusivos para mujeres en donde podamos hablar de las cosas que nos pasan, las opresiones que vivimos, porque todas hemos sido agredidas en alguna ocasión por un varón. A mí no me gusta que los hombres hablen de feminismo, yo lo comparo con el movimiento de las personas de color, creo que un varón se puede posicionar como antipatriarcal, puede estar en contra de la opresión por sexo y por género, pero no creo que no deba llamarse a sí misma feminista, porque es como si una persona que no es negra se haga llamar Pantera Negra. Creo que el feminismo además de ser una apuesta política, de una praxis ética, es un movimiento identitario. Cuando un hombre se posiciona feminista recibe aplausos, las mujeres, abucheos, cuando un hombre habla de feminismo se comparte muchísimo más sus publicaciones que de las mujeres, cuando ellos hablan son conscientes, las mujeres somos exageradas, creo que se trata de que el micrófono no lo tengas quienes históricamente lo han tenido, sino de darle voz a las que hemos sido calladas.
Feminismo en Aguascalientes
Antes yo criticaba muchísimo al feminismo de Aguascalientes porque confundía el feminismo institucional y la tecnocracia de género. Fueron dos eventos los que me hicieron cambiar de perspectiva: el primero, fue que vi llegar a una feminista a un instituto de género, que es Malena García en Guadalajara y que me di cuenta hace un trabajo completamente diferente al de Aguascalientes. Cuando llegan feministas a las instituciones se pueden ver grandes cambios, yo las llamo Ponys de Troya que van a infiltrarse en las instituciones, que van a radicalizar, por ejemplo, Malena hizo una campaña en el transporte público contra el acoso que está dirigido a varones, desde sentarse con las piernas cerradas hasta cómo pararse para que no te arrimen sus genitales. Ha hecho jornadas por la salud de las mujeres, no solo como aquí y el cáncer de mama, sino salud reproductiva y sexual para lesbianas y transiciones para mujeres trans, entonces ves esto en un instituto de género, cómo hablan de feminicidio, de violencia sexual, que dan talleres de autodefensa. Lo segundo es que antes trabajaba el tema del aborto y del acompañamiento desde una perspectiva muy radical, entonces desde que nosotras como Colectiva conseguimos financiamiento, yo tenía la postura de que abortar al margen del estado es una rebeldía, contar con sus leyes, no necesitamos su perdón, su permiso, yo aborto en mi casa, no quiero médicos machistas ni misóginos; pero cuando conseguimos financiamiento y empezamos a hacer brigadeos y empezamos a pegar nuestros datos sobre aborto seguro en camiones que van a la periferia de Aguascalientes y que empezaron a llegarnos casos de niñas y adolescentes de 14 y 16 años que nos decían yo vivo con diez personas en mi casa y la única posibilidad que tengo para seguir el protocolo para abortar es en el baño de la secundaria, de mujeres que trabajan todo el día, las que necesitan incapacidad laboral, y que te das cuenta que la realidad sobrepasa tus apuestas teóricas o lo que tú crees radical o antiestado, es cuando dices no, no podemos dejar que mujeres aborten en estas condiciones por mantener una pulcritud teórica. Ahora creo que es muy valioso el aporte de estas mujeres en Aguascalientes, con algunas no estoy de acuerdo, no me gusta su trabajo, pero me parece valioso que hagan cosas importantes. Cuando la realidad te escupe en la cara te das cuenta que te tienes que sentar a platicar con el diputado, el senador el presidente municipal a proponerles políticas públicas para que den información sobre aborto seguro, como en Uruguay en los centros de salud donde es ilegal, pero que para reducir las muertes maternas les dicen cómo deben abortar de forma segura usando misoprostol, entonces te das cuenta que el trabajo que hacen las compañeras del Colectivo Raíz en las maquilas, las del Observatorio, es importante y valioso. Aunque odiemos negociar con el Estado no nos queda de otra.
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Lee más Feminismos en Aguascalientes. Acá te dejamos nuestras dos entregas anteriores ↓