- La opresión por gordura permite entender otro tipo de opresiones corporales
- Hay mujeres que un nunca han leído y hacen feminismo, se pasan la sororidad por el arco del triunfo porque tienen prácticas ancestrales de solidaridad femenina, de alianza entre mujeres
La Jornada Aguascalientes presenta una serie de entrevistas a mujeres que hacen feminismo diario, donde hablan de sus posturas teóricas y prácticas, su quehacer, así como sus expectativas.
Yo entré al feminismo desde la academia, en la Universidad, una maestra nos presentaba una serie de lecturas y lo que me gustó es que varias me atravesaban, hablan de mí y de mi experiencia como mujer, me resolvían inquietudes que yo tenía desde muy niña. Mi feminismo es el gordo, por supuesto que hablar de feminismo gordo es hablar de todos los feminismos anteriores que permitieron que la crítica fuera avanzando. Es esta postura filosófica, ideológica, práctica, en la que nos damos cuenta que las condiciones de corporalidad también establecen diferencias respecto a las mujeres, darte cuenta que los múltiples dispositivos de estandarización y normalización de nuestros cuerpos han sido un objeto de opresión para un sector de las mujeres, entonces era importante que el feminismo empezara a hablar de esto. Aquí en Aguascalientes no he encontrado esas coincidencias con otras mujeres, apenas encontré a una de mis alumnas que está interesada en el tema, pero más bien mis alianzas son con compañeras de otros estados y de otros países.
Desde los años 60 se habla de feminismo gordo, este no es mi único feminismo, empecé desde lo básico, el comunitario, con feminismo decolonial. El feminismo que de plano no es mío es el neoliberal, el que es muy cuidadoso de desagradar, a mí me gusta el feminismo que desagrada, que cuestiona, no me gusta el que está cerca de los partidos, de las instituciones, hay mucho qué cuestionarles, creo que es un feminismo poco crítico, comodino, y a fin de cuentas beneficiario del propio sistema.
Hay poca teoría sobre feminismo gordo, quienes se han puesto a escribir de esto son las propias activistas. En Argentina hay una discusión fuerte sobre quienes hablan sobre el Orgullo Gordo, sobre la gordura como resistencia. Yo estoy más inclinada por aquello que cuestiona el sistema y la gordofobia de una manera no reduccionista, no solamente tiene que ver con el hecho de la discriminación, sino con los elementos que confluyen con mecanismos de opresión amparados por el capitalismo, instituciones que soportan esta violencia, creo que no solamente es señalar, sino desmontar estas estructuras. La gordofobia es todas esas conductas, principalmente interiorizadas, que llevan a tener conductas sociales de desprecio por personas que tenemos un índice de masa corporal más alto de lo que la Organización Mundial de la Salud señala. Hay un montón de personas gordas que son gordófobas, y eso es propio del sistema, no lo digo yo, lo dice Foucault, el sistema nos ha enseñado a vigilarnos a nosotras mismas, las dietas son eso, el sistema de salud, el que no haya tallas grandes, los alimentos light. No estoy haciendo una apología a la gordura, estoy haciendo una apología a la diversidad corporal, no creo que todos los gordos seamos personas enfermas, no lo somos. Soy feminista, no me atrevería a decirle a una mujer qué hacer con su cuerpo, jamás, ni a las prostitutas ni a las trans ni a las lesbianas ni a las heteras, ¿por qué la opresión hacia mí?
Es súper importante hablar del cuerpo. Hace poco hicimos una proyección en un taller de un documental de unas compañeras colombianas y luego lo comentamos y existen muchas mujeres que tienen necesidad de hablar del tema, pero también hay cierta reticencia a hablar de la gordura, hay un montón de cosas que desmontar de la gordura y de las mujeres gordas. Yo creo que es un tema muy común pero el hecho de que no haya tantas mujeres pensándolo o trabajando desde ahí creo que tiene que ver con que las feministas aquí en Aguascalientes están atravesadas con otras circunstancias, conozco a compañeras feministas que se asumen gordas pero les atraviesa más su lesbiandad, entonces trabajan pero no este lado, o quienes trabajan desde la importancia del cuerpo pero siguen sin deconstruir sobre el disciplinamiento de los cuerpos, siguen creyendo en el discurso de la única salud, sin considerar que la dinámica de la ciudad no ayuda en nada para que se cuestionen estas cosas. Hay un montón de mujeres queriendo desahogarse y hablar de la experiencia de los cuerpos, y entender la opresión por la gordura permite entender otro tipo de opresiones corporales.
Esto no es una cuestión de aceptarse, es de comprensión de existencia, que estoy aquí, que tengo los mismos derechos, que no hay condicionamiento ni de género ni corporales que sean válidos para establecer posiciones de desigualdad. Me interesa que se enteren que estoy, que pienso, que valgo, que existo, si te gusta o no mi cuerpo eso no tiene por qué intervenir para establecer diferencias de trato. Dentro del feminismo gordo hay discusiones porque hay quienes hablan de la corporalidad positiva y son las que manejan esta idea de la autoestima y aceptación y la pasarela y las gordibuenas, y otras que pensamos que sí es importante eso pero no lo fundamental, hay muchas diferencias entre mujeres gordas, así como hay mujeres gordas trans, hay lesbianas, otras que nos vemos muy acorde al dictamen heterosexual, y hay que cuestionar esas condiciones de opresión. Ninguna de ellas entraría en los cánones de “normalidad”, entonces nos dicen que estamos enfermas y nos faltan cosas y creerlo funciona muy bien para el sistema económico. Creo que ahí es cuando te das cuenta que hay una condición de desigualdad. Sin victimizarme, yo entiendo muy bien lo que es ser excluida, la no capaz, la que no podía acceder al novio o que te escogieran en básquet, durante mucho tiempo creí que tenía que ver conmigo, mucho tiempo creí que estaba enferma, desviada, que no tenía fortaleza para “cambiar” y no es así. Para mí ha sido natural, yo ya no me cuestiono cómo ser linda, es tratarnos como humanas, respetarnos, pero creo que tiene que ver con un nivel de crítica, cómo profundizas.
Sororidad
Entiendo la idea de la sororidad y a partir de un ideal me parece fenomenal, me encantaría, pero también sé que solo se da por cierto tiempo, cuando estamos tan inmiscuidas en cuestionar y criticar es imposible ser siempre aliadas, tener afinidades. Además, yo creo que también evolucionamos y hay momentos en que nos queremos despegar de lo que creímos en un momento. Lo que sí me parece incongruente es que en esa variedad de posturas feministas no exista un entendimiento, hay una preocupación por defender más que por criticar y eso es bien peligroso. Se hieren susceptibilidades todo el tiempo si somos críticas, se va a tomar a mal. No creo en esa sororidad a ultranza, ciega, absurda, esa de porque soy mujer no me digas nada, eso me parece poco ético y hay feministas que apelan a esa sororidad, a eso de trátame bien siempre. Algunas son bien violentas y les cuesta verse como violentas, dicen: tengo muchos años trabajando por las mujeres, pero se portan bien mala onda con las compas. Como feminista nunca haría nada en contra de otra mujer, políticamente les creo a las mujeres y trabajo en favor de las mujeres con vulva o sin vulva. Fue muy difícil para mí hace unos años ver estas condiciones de envidia o de competencia con las mujeres, recuerdo que fue una etapa muy complicada. Me ha servido estar atenta a cuestiones de privilegio de corporalidad con mujeres, yo no tengo compañeras feministas que me digan “eres muy bonita”, pero eso no me causa problema alguno.
Hombres y mujeres en el feminismo
Yo creo que los hombres pueden ser aliados, pero hacer eso es bien complicado porque implicaría ser un tipo que se ha puesto a cuestionar sus privilegios. Soy de las esperanzadas, aparte de las clases de las clases en la universidad también soy profesora de bachillerato y veo que los chavitos andan cuestionándose su propia masculinidad y queriendo no ser esos hombres violentos que ven a diario. No sé si tiene que ver con los medios y el acceso a la información. Sí los veo interesados en leer, que van estableciendo prácticas sencillas de no violencia. Me resulta muy significativo esto. La verdad yo ya no pierdo tiempo hablando con hombres grandes, no hay manera de comunicarse, ni siquiera partimos de la premisa fundamental: hay un sistema de desigualdad entre hombres y mujeres, si no son capaces de entender eso, tengan todos los doctorados y posdoctorados del mundo, pues no nos vamos a entender. Es diferente con los chavos, ellos sí quieren saber. Creo que eso de hombre contra mujer fue algo que se quedó entre mujeres que solo medio leyeron algo de feminismo, ahí atoradas. En la vida cotidiana la vida es diferente. La guerra de los sexos es súper sesentera. Los feminismos han superado ese tema hace mucho tiempo. Eso ya pasó.
Paridad de género
Yo entiendo y agradezco el trabajo de muchas compañeras feministas para que se diera la ley de cuotas de género, es necesario que las mujeres tengamos participación en altos puestos, sí o sí. Pero si lo vemos bien es absurdo, es absurdo que exista una ley para que las mujeres podamos acceder a esos puestos, por eso agradezco a las mujeres que trabajaron en lograrlo. También creo que los vicios del sistema partidista llevan a las apariencias, el sistema absorbe las premisas, las reivindicaciones, y luego nada de nada: ya les dimos lo que querían, muchachas argüenderas. Por eso me interesa trabajar con mujeres jóvenes, formando mujeres críticas, ni siquiera feministas, con los suficientes elementos para posicionarse políticamente en la vida.
Feminismo en Aguascalientes
Lo veo en varios lados, en la UAA hay chavas movilizándose. Me preocupa, porque es bien importante hablar de todos estos temas, pero también es peligroso hablarlo de manera superficial. El feminismo light que sirve para tener cuotas políticas o que repites el mismo discurso todo el tiempo es bien dañino. No es lo mismo leer memes que una historia de pensamiento. Tenemos el compromiso de formarnos, de pensarlo fuerte. No puede ser un feminismo que me acomode, que me haga ver radical e incendiaria. Cuando somos jóvenes tendemos mucho a imitar, me preocupa que sea un feminismo de marcha y de manta, que sea de comprar en Liverpool una playera que diga “soy feminista”. El sistema está absorbiendo nuestro discurso y lo está asimilando.
Las mujeres vamos queriendo más cosas, pienso en mis ancestras, mi bisabuela que no podía tener propiedades, mi madre, que para ella era imposible pensar en ir a la universidad, en mis hermanas que ayudaron con el sostén de la casa. Creo que el feminismo siempre será utópico, siempre vamos a querer más, siempre algo más por lo que luchemos. Es una utopía que hace posible acceder a todos esos deseos. Es bien importante que leamos, conozco feministas que no leen, pero también conozco un montón de mujeres que un nunca han leído y hacen feminismo, se pasan la sororidad por el arco del triunfo porque tienen prácticas ancestrales de solidaridad femenina, de alianza entre mujeres, de afinidades, de reconocernos.
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Hola buen dia!! En lo personal me interesa la verdadera literatura feminista,no, como dice el artículo, la de moda, la neoliberal. Me interesa porque soy padre de familia, esposo y me interesa el tema. Así que por favor sino fuera molestia Tania Magallanes y La Jornada Aguascalientes me pueden pasar alguna bibliografía feminista. Y así sumarnos a este verdadero movimiento con sentido. Gracias!