Esta columna tiene dentro de su título la frase “Al otro lado del mundo”, por lo que es prudente precisar que nos referiremos al área del Himalaya, en el oriente asiático, particularmente en la región que agrupa a China, Nepal, Bután y la India. Cuando se dice “tampoco se llevan bien” se hace referencia a un conflicto que probablemente el lector no tenga identificado: el conflicto China-La India.
La India es la democracia más grande del mundo. Así como se lee. Naturalmente lo de grande es en relación con su índice poblacional (1,300 millones de habitantes aproximadamente) puesto que a penas hace 70 años era un protectorado del reino británico. La existencia de aproximadamente 1000 partidos políticos y las constantes guerras con su némesis (Pakistán) no han permitido que India evolucione a su máximo potencial, seguimos hablando de un país pobre.
En contraste China, que es vecino de la India y cuenta con 1,379 millones de habitantes, ha crecido de manera exponencial. Desde 1980, cuando las economías China y de la India eran más o menos similares y cuando Deng Xiaoping impulsó una política de apertura al mercado y al mundo, China ha crecido 5 veces más en términos de PIB que la India. Basta decir que el analfabetismo en China no supera el 4% mientras que en la India una tercera parte de la población no sabe leer ni escribir.
Pero tal parece que la situación anterior está tomando un rumbo diverso. El actual gobierno de la India está buscando dar un salto cuántico en la historia al realizar inversiones importantes en puertos y aeropuertos (pretende construir 120 aeropuertos en los próximos años) así como en infraestructura e inversión extranjera. La construcción de vivienda se ha disparado y no pocos analistas son los que dicen que el siglo XXI será el siglo de la India.
China es el principal socio económico de la India, sin embargo en Pekín están viendo con recelo la creciente capacidad económica, política y militar de la India. En un momento en el que Xi Jinping, quien por cierto acaba de lograr que el Partido Comunista Chino haya logrado eliminar desde el Congreso Nacional del Pueblo el límite de reelecciones del actual presidente chino, está buscando ganar influencia global para llevar a China a convertirse en la primera potencia mundial, el hecho de que la India comience a brillar no es favorable.
Es que el Presidente Chino lo sabe, la India podría convertirse en un contrapeso político, cultural y económico verdaderamente importante en la región y la creciente relación de la India con Donald Trump hizo encender todos los focos rojos de Pekín.
Qué más da con estos recelos, propios de la naturaleza humana, existentes entre China y la India, mientras sea una competencia pacífica ¿no? Pero el problema es que no.
Le propongo al lector o lectora de este artículo que haga un ejercicio. ¿Qué estaba usted haciendo en junio de 2017? Yo estaba cometiendo el error más grande de mi vida. Seguramente no recuerde lo que usted hacía. Pues yo le diré lo que estaba pasando en Bután, un país protegido por India, específicamente en la meseta de Doklam. Tropas Chinas invadieron el Norte de la India, particularmente un territorio en disputa con Bután, donde se destruyeron varios bunkers ocupados por el Ejército Real de Bután. Luego de eso, las tropas Chinas tomaron posesión y comenzaron a construir una carretera.
Evidentemente Nueva Delhi, capital de la India, respondió enviando tropas para bloquear la construcción de la carretera. ¿Por qué pelearon China e India por un pedazo de tierra que pasa la mayor parte del tiempo congelado? Primera por su ubicación fronteriza estratégica, segunda porque se trataba de un desafío, naturalmente. Por supuesto que el fondo no son los 3000 km cuadrados de tierra de la meseta en disputa. El asunto es una estrategia regional.
China está estrechando lazos con Pakistán (si, lo leyó arriba, el archienemigo de la India), con Sri Lanka (la islita que usted ve debajo de donde está la India), con relación a Bangladesh, China, se ha convertido en el proveedor de armas oficial. Y por último, Nepal, que se encuentra justo en medio de China y la India ha tenido mucho más acercamiento con Pekín desde 2015 a la fecha.
Vaya a por un mapamundi, para que ubicando los países mencionados se de cuenta de que la estrategia de China para frenar todo intento de la India por brillar es una sola: rodearla.
La respuesta de la India tiene nombre y apellido: Estados Unidos. Y la compra de suficientes F16 para ganarse el respeto de la región para sus 1,300 millones de habitantes.
En fin, nos encontramos ante un conflicto regional de proporciones monumentales. Los pesos y contrapesos caen bien, siempre y cuando queden en luchas económicas que generen competencia. Mientras no pasen al plano militar, no debemos preocuparnos. La geopolítica tiene aún mucho para darnos, estemos atentos.