Incorporando saberes para comprender a la ciudad / Rompecabezas urbano - LJA Aguascalientes
21/11/2024

El pensamiento positivista se ha posicionado como la principal estructura de validación del conocimiento científico en el siglo XXI. Su proceso sistemático basado en la observación, planteamiento del problema, hipótesis, experimentación, teoría y ley o principio constituyen los elementos medulares para la construcción del conocimiento contemporáneo, y son -en el mayor de los casos- el único referente empleado para certificar la “cientificidad” de los saberes que comienza desde los primeros años de la vida escolar y se prolonga inclusivamente hasta la educación de posgrado.

En este contexto, en la búsqueda de formalizar cualquier tipo de conocimiento se ha pretendido modelizar matemáticamente todos los fenómenos ya sean de la naturaleza o los humanos. En el caso particular de las disciplinas vinculadas a la sociedad se ha pretendido consolidar su posición como sistemas científicos formales a través la transformación de sus saberes en complejos modelos, aspecto que se puede observar cada vez más en áreas como la sociología, la economía, la ciencia política, la geografía, la demografía, entre otras.

La dinámica anterior se manifiesta de igual forma en la formalidad matemática de la economía urbana, especialmente por su constante desarrollo de instrumentos y técnicas, con los cuales se pretende dar explicación a fenómenos relevantes en la organización y funcionamiento de las ciudades como es el caso de la concentración, la especialización, la estructura productiva, los salarios, la segregación, la productividad, la desigualdad, entre otras.

Es importante destacar que, a pesar de la rigurosidad de los instrumentos y técnicas desarrolladas para el estudio urbano, estos requieren incorporar elementos propios del espacio los cuales coadyuven a interpretar adecuadamente los fenómenos analizados. Uno de los componentes espaciales más importantes en toda investigación es el factor histórico ya que permite profundizar en la dinámica de la ciudad y evidenciar su proceso de transformación.

El proceso de formalización del análisis urbano se observa en la multiplicidad de textos que aplican instrumentos matemáticos sofisticados que dan cuenta de determinados fenómenos los cuales se agrupan en múltiples cuadros, gráficas y tablas, pero que en varios casos carecen de una profundización de sus resultados. En este sentido, se efectúan enormes trabajos de investigación con resultados “sube y baja” que traducidos a un lenguaje común se distinguen en frases como: subió la tasa…, descendió el porcentaje…, mejoró la trayectoria de…, aminoró el…, bajo el número de…

A pesar de su riqueza numérica, su extensión, de la formalidad en el proceso de trabajo, de la rigurosidad de los instrumentos, los textos se presentan como una fotografía de distintas variables cuya abundancia de información se pierde -o queda disminuida- al ser separada de su contexto temporal, es decir, del proceso al que pertenece.

De este modo, el componente histórico dota a cualquier texto vinculado al análisis de la realidad urbana de elementos que permiten interpretar los fenómenos a profundidad, por ejemplo, no sólo se puede observar el cambio en la demanda de un servicio, sino que proporciona información del contexto que generó la situación. Otro ejemplo se manifiesta en la presentación de resultados de indicadores económicos como la productividad, elemento que se ve influido por dinámicas superiores como la llegada de nuevas empresas, el aumento en la demanda de cierto producto a nivel mundial, el agotamiento de cierto sector productivo o inclusive se vincula el ciclo de vida de los productos manufacturados o los servicios ofrecidos.

Desde el punto de vista académico el componente histórico posibilita la comprensión del espacio que se analiza, nos adentra en la esencia misma de los fenómenos, nos abre distintas vetas para entender las dinámicas intra e interurbanas, permite la interpretación adecuada de los resultados ofrecidos por modelizaciones matemáticas y por último, destaca elementos relevantes que escaparían de los estudios más sistemáticos.

Por lo anterior, la incorporación del componente histórico a los trabajos efectuados con las técnicas más sofisticadas en el campo social permitiría abrir canales para la comprensión holística de los fenómenos que analizamos. Si bien la búsqueda de las ciencias sociales por pertenecer al campo de la formalidad científica ha sido tortuosa, están no debe olvidar que dentro del espectro de sus disciplinas existen fundamentos que podrían complementar el entendimiento o inclusive superar las restricciones de la modelización matemática, la cual -en la mayoría de los casos- se encuentra atada a supuestos simplificadores que restringen la realidad humana.


En conclusión, la propuesta es hacer versátil la construcción del conocimiento, incorporando a las restricciones de la formalidad sistémica del método científico distintos elementos cognitivos que nos permitan profundizar e interpretar las distintas dimensiones de la realidad, que en nuestro caso, se refieren al lugar donde vivimos y efectuamos nuestro quehacer cotidiano: el espacio urbano.

 


Miguel Angel Pérez Pérez

Doctor en Estudios Urbanos y Ambientales por el Colegio de México.

 


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