No trates, no.
No me trates de engañar.
Sé que tú tienes a otra,
y a mí me quieres para mmhh…
No me trates de engañar, El General
A inicios de febrero en Instituto Nacional Electoral anunció pomposo que había establecido un convenio con la red social Facebook a efectos de combatir las noticias falsas (fake news) relativas al proceso electoral y a la guerra sucia en la campaña 2018, así como a generar contenidos o interfaces de la plataforma Facebook para dar seguimiento al proceso electoral, al Programa de Resultados Electorales Preliminares, y también a la creación de foros de consulta y de carácter periodístico en torno a la elección.
Hasta aquí muy bien. Facebook no tiene que probar la palpable influencia que tiene a la hora de popularizar contenidos, de interconectar a grupos o nodos de relaciones entre personas, de transmitir información (veraz o falsa), o de encumbrar imbéciles. Que ahora ese aparato pudiese ser utilizado para depurar la forma en la que nos relacionamos (medios, partidos y electores) durante la campaña federal, se antoja cuando menos deseable. Sin embargo, apenas se hubo hecho público, comenzaron los cuestionamientos, sobre todo por la forma en la que se hizo público el convenio, y por las facilidades que -a partir de éste- se le dan a Facebook, en contraparte de las “aportaciones” que la red social habría de hacer.
El INE se había reservado hacer públicas las particularidades del convenio, hasta el día de ayer que el periódico El Universal lo publicó en su edición impresa y lo distribuyó en sus medios digitales. En suma, el convenio suscrito entre el INE y Facebook Ireland Limited (la filial global de la red social) estipula que:
- La relación convenida dura del 30 de marzo al 1 de julio de 2018.
- Facebook tendrá la intención (pero no la obligación, dice textual el documento) de realizar productos de participación ciudadana para que estén disponibles a los usuarios de México.
- El INE da a Facebook acceso a su sistema de conteo rápido del PREP.
- El INE da a Facebook espacio físico en las instalaciones del Instituto para montar un búnker el día de la elección, con el acceso informativo que ello implica.
- Ambas partes podrían trabajar en la creación de foros y eventos multimedia de carácter informativo electoral.
- Hay un acuerdo de confidencialidad sobre los puntos y particularidades del convenio.
- Se especifica que cada parte es responsable de sus propios gastos, y que -salvo que así se acuerde en lo específico- ninguna parte solventará los gastos de la otra.
- El acuerdo se rige por la Declaración de Derechos y Responsabilidades de Facebook, y se especifica en el mismo documento que el INE garantiza que ninguna de sus cláusulas contraviene las leyes mexicanas.
Es decir, lo que se anunció pomposamente -el combate a las fake news– no aparece en el convenio. Así tampoco se sujeta a Facebook a responsabilidades que no sean las que su propio estatuto le confiere, mismas que no se enfocan a la verdad o a la justicia, sino a la ganancia y la utilidad ¿o de verdad esperábamos algo distinto? Del mismo modo, y a la letra lo dice, por parte de la red social todo puede quedar en sólo buenas intenciones; mientras que el INE sí da acceso a información y a la estancia física en el Instituto, por lo que no pocos actores políticos, analistas y columnistas, han tildado al INE de inocente, de haberse dejado engatusar con “espejitos”.
Por su parte, Facebook no ha hecho -ni hará- nada contra las fake news. No lo hizo en la elección de EU, no lo ha hecho a lo largo de la precampaña, ni lo hará durante la campaña. Menos aún podemos esperar que el algoritmo de la red “filtre” la veracidad informativa a la hora de los cocolazos con el resultado electoral. Seguiremos viendo “noticias” de “medios” impresentables como Argumento Político, Guruchuirer, Periodismo Aristegui (versión fake de Aristegui Noticias), RT en Español, y demás etcétera de medios que sólo sirven a la desinformación y a la propaganda. Peor aún ¿Corremos el riesgo de que Facebook sea sólo el Caballo de Troya y la información que pueda recabar a partir de este convenio sea subastada a un gobierno extranjero (EU o Rusia), o a empresas transnacionales, o a las fuerzas políticas domésticas?
Cualquiera que sea la respuesta a esa pregunta, se queda corta frente al verdadero problema que nos atañe día a día: el fracaso educativo en México hace que existan ciudadanos bobos, menores, prestos a la desinformación y al juicio fácil, sin pensamiento crítico, que -por ende- son electores endebles, de ornato. Si el convenio entre Facebook y el INE puede encender alguna alarma, finalmente el incendio siempre ha estado en otro lado, y el Estado (en el conjunto de instituciones que lo representan) ha fallado en, ya no digamos apagarlo, siquiera evitar que se propague. Con una ciudadanía así, con ese electorado, pedir que no nos engañen es de una inocencia proverbial.
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