Colegio de Biólogos del Estado de Aguascalientes
El venado cola blanca, el puma, el pino o el encino, el pez, el musgo, los hongos, el halcón peregrino o el zopilote ¿tienen dueño?
La respuesta en apariencia más común podría ser «depende». ¿De qué depende? ¿De los derechos de propiedad? Es decir, puede haber algunas personas que posean un pedazo de tierra en la Sierra Fría, o en el Bosque de Cobos, o en la Sierra del Laurel y que pueden responder: “si está en mi propiedad, obvio, es mío, yo soy su dueño”. Incluso hay quienes pueden llegar a decir que pueden hacer con todo lo que allí se encuentre lo que quieran porque “pagan para mantener su propiedad”. Por ejemplo, alguna vez mientras hacía un recorrido por el Bosque de Cobos, en el área de la Presa de los Pargas, me tocó ver un par de hombres aventar una red para sacar peces y les dije que estaba prohibido pescar en ese sitio, ellos me contestaron que “son dueños del terreno de al lado y les corresponde parte de la presa, entonces pueden hacer allí lo que les dé la gana”. En otra ocasión encontré un niño con una resortera disparándole piedras tanto a pájaros como a lagartijas, y al decirle que no lo hiciera se molestó y me dijo “qué le importa, si no le estoy haciendo daño a nadie” y además que él “allí vivía y podía hacer lo que le diera la gana”. Tal parece que con el derecho de propiedad de la tierra se puede ser dueño también de todo lo demás, es decir, de la vida de todo ser vivo que forme parte de ese territorio. ¿Está de acuerdo y comparte esta forma de pensar?
No obstante, puede haber algunos propietarios que sean más conscientes y den como respuesta que son legalmente dueños de la tierra, pero eso no significa que sean dueños de todo lo que en ella se encuentra, e incluso estar dispuestos a participar en proyectos como el de pago por servicios ambientales en el que se comprometen a su conservación y con ello preservarlos.
Esta es una práctica útil y necesaria que debería replicarse fuera y dentro de las ciudades porque todos los seres vivos buscan hábitats para sobrevivir, y si éstos desaparecen, muchas especies corren la misma suerte. ¿Existen en nuestra ciudad este tipo de espacios? Para responder a la pregunta les contaré un caso de la vida real. En el costado sur del centro comercial Galerías existe un lote baldío que podría considerarse inerte, o sea sin vida, es más si ustedes son curiosos pueden pasar por allí y notarán que ni siquiera hay árboles; pero, como yo pasó por allí todos los días y soy bióloga (#soy biólog@) puedo ofrecerlas una amplia lista de las especies que allí he observado: colibrí pico ancho, cenícalo americano, paloma de alas blancas, zanate, paloma doméstica, paloma huilota, gorrión casero, torcacita, verdugo, tirano gritón, cardenal macho y hembra, pinzón mexicano por supuesto ves macho y hembra, garrapatero, milano cola blanca, ratones, gatos ferales, hormigas, abejas, abejorros, avispas, pastos de diferentes especies, solanáceas, arbustos, y por su supuesto el suelo rico en diversidad de microorganismos, de los organismos mencionados no vi uno de cada uno, excepto del cenícalo, de algunas especies se cuentan por decenas. Las evidencias de las observaciones se encuentran en Naturalista (http://www.naturalista.mx/observations/9559071) y puedes encontrarlas como: “desarrollo especial Galerías”.
Varias especies de las mencionadas nos dan idea de la riqueza de este pequeño predio, por ejemplo el milano y el cernícalo que buscan allí su alimento, lo que indica que se desarrolla un ecosistema bastante sofisticado en este “lote baldío”, inerte en apariencia, pero un biólogo o un naturalista con algo de entrenamiento, pueden dar fe de la riqueza biológica de este sitio, en tanto que, para la mayoría de las personas que pasan por ahí, éste es un espacio inútil e incluso inseguro y es muy probable que algunos piensen “ojalá pronto construyan algo aquí”. Me da pena decirlo, pero seguramente pronto podría ser construido en el sitio que les digo otro centro comercial o un edificio para rentar oficinas, ya que esa es la tendencia en esa zona. ¿Qué va a suceder con la vida allí existente? En el mejor de los casaos será desplazada, en el peor desaparecerán todas aquellas poblaciones que no puedan moverse.
Nuevamente pregunto: ¿quién es el dueño de la biodiversidad? Me gustaría que dejáramos de pensar que somos la especie humana, de manera que respetemos la vida y el desarrollo de las demás especies de seres vivos y que aprendamos a convivir en armonía con todas, que nadie se apropie de una vida ajena.
El día 25 de enero festejamos el día del Biólogo y el Colegio de Biólogos de Aguascalientes cumplió con esta festividad un año más como asociación civil. En tanto presidenta de este Colegio exhorto a todos los y las colegas que trabajan en consultorías o en puestos públicos mantengan su ética profesional de velar por la conservación de la vida en general, poner a ésta por encima de los intereses económicos y mercantiles que tanto daño han hecho a nuestra madre Tierra.
Por otra parte, invito a la ciudadanía a que siga manifestando su inconformidad ante todo el ecocidio que se ha generado recientemente en nuestra ciudad y estado, en donde recientemente se han otorgado permisos, sin las licencias correspondientes, para matar árboles que, sin deberla, han sido sacrificados en favor de una desatinada y anacrónica idea de desarrollo.
Por último, si usted es uno de estos desalmados desarrolladores de centros comerciales, fraccionamientos o tomador de decisiones en el ámbito de otorgar los permisos de construcción, les digo que «ninguno de ustedes son ni deben sentirse los dueños de la biodiversidad».