Algunos lo viven sin sentirlo, pero él sabía que todo era nada y
pues nada y nada y pues nada. Nada nuestra que estás
en la nada, nada sea la nada. Danos esta nada nuestra
nada diaria y nadamos nuestra nada como nadamos
nuestras nadas y no nos nades en la nada y líbranos de la
nada, y nada. Salve nada llena de nada, la nada sea contigo.
Ernest Hemingway
¿Te sientes bien? Te veo un poco ansiosa, me preguntó mientras movía mi pie compulsivamente. Aguas, atiéndete, ya viste lo que le pasó a Hemingway, dijo. Aunque “lo que le pasó” no solo fue producto de la ansiedad, pero ésta no deja de ser sinónimo a veces de locura y muerte. De estar un paso de la depresión. Yo no la he notado en su escritura. La ansiedad. Pero no puedo negar que siempre me perturba un poco.
Hay tantos tipos de trastornos mentales como humanos en el mundo. Unos más, otros menos, depende de lo que resulte del Inventario de ansiedad de Beck. Dicen que la ansiedad es una emoción como la alegría, la sorpresa, el miedo o la ira, una alteración del ánimo que así como llega de intensa también se va. Ola de mar. Que es la respuesta fisiológica ante posibles amenazas, el cuerpo reacciona para luchar o huir de ellas, lo que provoca los síntomas: se te eriza la piel, todos se percatan de tus tics nerviosos menos tú, la vista se te borronea, ves lucecitas, se te tensa el cuello y te dan calambres. No te concentras. Mareos, sed, náuseas, sensación de asfixia, confusión, taquicardia. Al parecer, todo y nada porque todo eso tiene una explicación para ti, pero nada necesariamente tiene que ver con la ansiedad, si estás tranquilo no hay por qué padecerla, te repites con desesperación, no es que la niegues, pero tú no estás “trastornado”.
Hay ansiedades razonables y otras patológicas. Claro que las tuyas son de las primeras, porque vas tarde a una cita, porque mueres de ganas de ver a alguien, porque esperas un día especial, por todo eso tan normal que pone nerviosa a la gente. Nada que te quite el sueño o te haga perder el control de las situaciones por un ataque de pánico. Nada que llegue sin previo aviso. Una preocupación patológica sería cuando tienes la idea de que el mundo te amenaza y que no es posible afrontarlo o controlar todo lo negativo que puede pasarte. Aunque siempre lo has dicho: odias la incertidumbre. La odias, la odias. El futuro incierto. Por culpa de tu memoria te preparas para ciertas situaciones, entras en un estado de alerta por lo que ya te ha pasado y por lo que crees que te va a ocurrir y, por supuesto, tienes un ataque de ansiedad. Escribió Montaigne que su vida estuvo llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron. Pero eso no importa cuando tienes miedo. Ahí está latente el mal futuro que no te deja disfrutar el buen presente.
Entonces por fin lo aceptas. Sufres de ansiedad. Una noche de esas pones en el buscador de Facebook ‘ansiedad” y encontrarás páginas que, dicen, ayudan a no pasarla tan solo mientras te truenas los dedos. Los más de 5000 integrantes de un grupo de ayuda escriben cómo la superaron con textos interminables y angustiosos. En otro grupo que busca incidir a través de la superación personal, insisten en que la ansiedad es un signo de lucha, no de debilidad, de inteligencia, no de bloqueo, pero tú no te sientes ni inteligente ni luchón en ningún momento porque has dejado de ponerle atención a las tareas más simples, lo que ocasiona que las hagas mal o a medias. A veces es tanto tu desasosiego que hasta elaborar respuestas concisas y sin titubeos te resulta complicado. Te das cuenta que debes hacer un esfuerzo doble para concentrarte, así que es de esperarse que si quedas insatisfecho con el resultado eso de la ansiedad se te multiplicó, por lo que el padecimiento se vuelve una serpiente que se muerde la cola: te pone más ansioso porque no logras buenos resultados a causa de tu ansiedad.
De no bastarte los grupos de apoyo en Face, te irás al buscador de Google: Elimine su ansiedad y adelgace. Conozca remedios naturales contra la ansiedad: manzanilla valeriana pasiflora lavanda ejercicio respirar. 15 ideas para deshacerte de la ansiedad. Ella tiene ansiedad y su novio la ayuda… what? Lees y piensas: es obvio que el ansioso necesita ayuda, pero dudas que basar la recuperación en que el otro conteste los mensajes sea la solución de raíz porque si no responde: ansiedad. Si se tardó 5 minutos en contestar: ansiedad. Si no respondió lo que deseaban que respondiera: doble ansiedad. Pero es internet, alguien no tarda en escribir en un blog que tener ansiedad ocasiona cáncer.
Los problemas que causan esta emoción se han convertido en uno de los principales motivos de consulta de atención primaria en México, y según la Organización Mundial de la Salud en 2020 será el segundo motivo de incapacidad en el mundo. En dos años. Qué pronto. Qué miedo. La OMS investiga porcentajes y números financieros para invertir en métodos que reduzcan los niveles de ansiedad en los empleados, sin embargo, te alertó mucho que no encontraras mención alguna de cuáles serían esos métodos idóneos para abonar al bienestar del individuo. Otra investigación asegura que las mujeres lo padecen más que los hombres, pero no hay condicionante alguna de raza, religión, nivel educativo o de ingreso, de edad, viudos, divorciados, solteros o desempleados que no esté asociado con el ansia.
Lees que el ansioso es inseguro y desorganizado, que no distribuye su tiempo y sus procesos emocionales son limitados porque siempre tiene altas expectativas de lo que quiere para sí mismo y de lo que cree que otros esperan de él, así que esta es la primera causa de sus ataques de pánico. Miedo por enfrentar la vida. Por perder el control. Porque no salgan las cosas como espera. Disperso, es capaz de rechinar los dientes sin darse cuenta. Llegado este momento, quieres salir corriendo a comprar noradrenalina-serotonina-adenosina- y todos los receptores neuronales que se supone controlan las respuestas emocionales, y tragarlas juntas. Aunque no sabes ni cómo son ni dónde las venden ni si hay mejores marcas que otras o cuál es el agente activo. Luego descubres que nada de eso se toma ni se vende ni viene en cápsulas y te pones peor porque te quedas igual que al inicio sin saber qué hacer. Tú, que no sabes ni de bioquímica ni de farmacología te quieres automedicar. Te preguntas si estás ansioso en este momento, si estás hablando rápido o te sientes bien y terminas creyendo que estás tan lúcido como para preguntarte y analizarte. Por supuesto que ya te diste cuenta que no lo estás. Ahora debes decidir si ir al médico. Al loquero al sicólogo al siquiatra al yerbero. En medio de las risitas fáciles tienes un resentimiento hacia los otros porque ellos están bien y no entienden lo que te corre por dentro a galope. Que nace y muere al mismo tiempo. Que hormiguea tu cuerpo como brisa marina. Tu lógica insiste en que esto es la muerte de la valentía. Los prejuicios te llenarán de angustias y de un tirón se te irá el buen humor. No quieres sentir que se te va el vigor y la fuerza. Como “le pasó” a Hemingway.
Tu instinto te dice que debes dejar de lado lo que te amenaza. Pero cierras Google y aún no sabes que hacer. Acudir a ansiosos anónimos: Hola, buen día, soy Tania y estoy ansiosa. Ir a terapia y hablar, hablar y hablar con la esperanza de los calmantes, tomar tés, hacer ejercicio, repetir una y otra vez ahí vas de nuevo, ahí vas, mejor ponte a leer y acaba con los libros que dejas a medias. Esos que ansiosamente te apuras a terminar como si alguien viniera corriendo tras de ti, que te persigue con un látigo invisible para que pases las páginas rápido. Aunque no las leas. No existe el futuro si no atiendes el presente. Relájate. Hemingway es una buena opción para iniciar: https://goo.gl/9vzf95
@negramagallanes