En medio de un mar de quejas ciudadanas y “gracias a los ahorros en las finanzas”, el Gobierno del Estado a través de la Secretaría de Infraestructura y Comunicaciones cumplió sus amenazas y esta semana dieron arranque los trabajos de construcción de dos pasos a desnivel más en el norte de la ciudad.
No es criticable el hecho de que se lleven a cabo este tipo de obras a razón del crecimiento del parque vehicular que ha rebasado sin duda las vialidades de la capital, sino más bien las estrategias de planeación, si es que las hay, para avanzar con los objetivos del proyecto de la actual administración, sin provocar tantas inconformidades.
De por sí ha sido complicado el tránsito vehicular en el norte de la ciudad por la construcción del par vial en la salida a Zacatecas y Tercer Anillo, a pesar de las soluciones que la dependencia estatal ha ido brindando, definitivamente arterias como Independencia, Zaragoza y Constitución están completamente sobrecargadas.
Justamente son dos de éstas las “vías alternas” que ofrece esta instancia de gobierno para los conductores que se trasladen en las zonas que, a decir de la autoridad se verán afectadas de forma paulatina, y por las cuales transitan todos los días miles de habitantes.
Varios puntos son los que hay que analizar a razón del arranque de estos trabajos. El primero de ellos, se refiere a la poca visión, por no decir insensibilidad de las constructoras que emprenden proyectos en puntos en donde los accesos hacia los fraccionamientos son reducidos en el mejor de los casos.
Precisamente la zona conurbada con el municipio de Jesús María ha crecido en forma exponencial y las alternativas para el tránsito de automóviles han quedado rebasadas.
Ya hemos reflexionado también en este espacio, sobre la complicidad que han tenido algunos funcionarios de pasadas administraciones con las empresas inmobiliarias, para avalar los desarrollos sin traba alguna, pero además sin tomar en cuenta posibles daños estructurales a las edificaciones que se alzan a veces hasta en terrenos irregulares.
Otro aspecto a considerar del que asociaciones ambientalistas ya habían advertido, y que hoy la sociedad reclama: la tala de árboles que se dio bajo la consigna de que estas especies serían trasplantadas al muy descuidado, por cierto, parque Rodolfo Landeros.
Es a todas luces irresponsable asegurar tal sustitución, más cuando la tala se dio sin la intención de proteger estas especies que por años dieron vida a este punto de la ciudad y que mañana serán reemplazados por cemento.
Pareciera además que este plan de obra pública no contempla ni favorece alternativas más amigables con el medio ambiente. Surge la pregunta que muchos nos hacemos desde hace ya algunos años, hasta cuándo nuestras autoridades ejercerán la presión necesaria para contar con un transporte público digno.
Por qué no implementar otros medios de traslado de personas como en las grandes urbes, que cumplan con su objetivo de manera eficiente, en sus horarios y cubriendo rutas completas.
Impensable se hace también la promoción y construcción de vialidades especiales para ciclistas, a pesar de los esfuerzos de algunas asociaciones para promover la utilización de este tipo de vehículos, cada vez se vislumbra más lejana esta posibilidad que además contribuiría a la disminución de los ya muy altos niveles de contaminación que se están registrando en nuestra ciudad.
En su lugar contaremos con lo que el Gobierno llama “obras funcionales, con sentido social y sustentables”, prepárese porque para los próximos días además de paciencia, requerirá invertir más tiempo en sus traslados al norte y poniente de la capital.