Escribir poesía en un país como el nuestro es un acto de amor, de rebeldía / Conversación con Armando Alanís Pulido (Acción Poética) - LJA Aguascalientes
01/04/2025

  • Conversación con Armando Alanís Pulido, poeta y fundador del proyecto Acción Poética
  • Balacera, un libro de poesía en donde palabras como “zetas”, “sicarios”, balas perdidas”, “daño colateral”, adquieren otro significado

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Armando Alanís.

Probablemente escribir poesía en un contexto como el de nuestro país sea un acto de resistencia y de rebeldía necesaria. Escribir poesía en un país azotado por una violencia ciega, incontrolable y brutal, nos recuerda que México y su sociedad es más que esa violencia, mucho más, pero que algo tenemos que hacer como personas, como ciudadanos, para poder cambiar la situación de desigualdad, de desconfianza, que parece prevalecer en nuestro país. Escribir poesía sobre la violencia del narco que azotó nuestras calles es tal vez el hecho más necesario y más humano que se puede generar. Es un grito de rebeldía, es una toma de conciencia, es una búsqueda para encontrar la luz al final del túnel, de estos tiempos oscuros que parecen dominarnos.

Escribir poesía en un país como el nuestro, en un contexto como el nuestro es, en suma, un acto de amor, de rebeldía humana, que busca trastocar las leyes de la violencia que se enseñorean sobre nosotros, es darnos cuenta de que la palabra, el arte, la literatura, son nuestras mejores armas para desmontar este ciclo de dolor, de violencia, de sufrimiento que nos ha dominado desde hace 12 años.

Por esta razón el libro Balacera del poeta regiomontano Armando Alanis Pulido (Monterrey, 1969) es un libro “hondo e inteligente que irrumpe en lo inefable con una lengua atrevidamente común”, como escribe Jorge Fernández Granados en el prólogo que acompaña al libro publicado por la editorial Tusquets. Un libro de poesía en donde palabras como “zetas”, “sicarios”, balas perdidas”, “daño colateral”, adquieren otro significado, uno más personal, humano, un significado mucho más profundo que el utilizado por los medios de comunicación para dar cuenta de la violencia que se desató en la ciudad de Monterrey entre los años de 2008 y 2011, una violencia que dejó cientos de desaparecidos y muchas heridas abiertas, que aún es posible ver en las calles de la ciudad, como el incendiado edificio en donde se encontraba el Casino Royale, incendiado por un cartel del narcotráfico, en un hecho que dejó 52 personas asesinadas.

Platicamos con el poeta y con el también fundador del proyecto de Acción poética, que busca recuperar los espacios públicos a través de la poesía y que se extiende ya a más de treinta países.

Javier Moro Hernández (JMH): Los poemas reunidos en Balacera hacen mención a los momentos de violencia que se vivieron en Monterrey en los últimos años, por lo que quería preguntarte ¿Cómo nace un libro como Balacera?

Armando Alanís Pulido (AAP):  Yo siempre he puesto a la ciudad de Monterrey como mi musa, como el personaje principal de mis poemas, en los libros anteriores siempre está Monterrey presente, porque ahí vivo, porque ahí me pasan las cosas que escribo y porque escribo las cosas que me pasan, y resulta que durante 2008 y 2011, la violencia estaba en su extremo y por eso el tema, fue una situación que se convirtió en la cotidianidad y mis textos siempre buscan hablar desde lo cotidiano, entonces todos estos elementos que se pueden encontrar en el libro, de palabras, de momentos, de personajes, de declaraciones, todo eso era lo que imperaba en esos años, entonces decidí tomar todos esos elementos para conformar Balacera.

JMH: Tomas elementos periodísticos o frases, declaraciones de políticos y los adaptas al lenguaje poético.

AAP: Sí tomo notas de periódicos, encabezados, declaraciones de funcionarios, todo lo que tuviera que ver con la violencia, y es que además todo tenía que ver, porque se volvió parte de nuestra cotidianidad, por ejemplo, la palabra balacera salía todos los días en los medios, la escuchabas todos los días en la radio y en la televisión, incluso la podías oler por las cercanías, por los lugares en los que te movías.


JMH: Hay una crítica que se hace desde ciertos puntos del mundo literario, hacia los libros del “narco” o los libros que retoman el tema, hacia las llamadas “narconovelas” pero sin duda estos textos son importantes para comprender qué se estaba viviendo, pero no solo comprenderlos, porque los poemas de Balacera introducen al lector en estas circunstancias. 

AAP: Alguien me dijo en algún momento que Balacera podía ser considerado como un libro de crónicas y creo que se puede ver así, cuando lo observo desde la distancia, creo que sí, creo que es un libro de crónicas poetizadas de esos momentos, pero el lenguaje poético es mi lenguaje y creo que había que buscarles otros lados, otras miradas a la situación, sublimarlas un poco, poetizarlas un poco, ironizarlas un poco, ponerle humor, para tratar de entender o buscar un camino más amable para la reflexión sobre la violencia, que me parece que se ha quedado muy a la mitad, porque las reflexiones parecen quedarse en la criminalización de las víctimas, esto de “los mataron porque… estaban, eran malos, se lo merecían”, incluso he llegado a leer o a escuchar comentarios que dicen “qué bueno que los mataron”,. a celebrar la muerte de personas de las cuales desconocemos todo, son cosas que a mí me preocupan mucho, y ahora veo a los regiomontanos y estamos muy tranquilos, como si no hubiera pasado nada y ahí están las grandes heridas, todavía podemos ver los edificios de los antros cerrados, con las huellas de bala en las paredes, o pasar todos los días y ver el casino quemado, que está ahí en ruinas, son heridas que no puede decir que está bien que estén ahí, pero que sí están ahí hay que revalorizarlas para poder entender lo que nos pasó y porque nos pasó, y entender que, un poco o un mucho, nosotros también somos culpables. 

JMH: En Balacera, sin embargo, también podemos ver una cuestión del humor para buscar humanizar un poco estas situaciones de violencia. 

AAP: Un poco pensé en esas películas que se han hecho sobre el narco en las que se ve todo humorísticamente, después no quede muy conforme con eso, pero luego te das cuenta de que eso parte de cierta naturaleza de los mexicanos, de inmediato hacemos el chiste, el meme, así sea lo más grave que nos esté pasando o que nos esté llevando la chingada, pero yo creo que es una manera para entrar y para provocar sobre todo la reflexión, que es lo que a mí me gustaría que pasará con este libro. 

JMH: Parece que la violencia pasó y no pasó nada. Pareciera que la violencia la hemos normalizado hace mucho tiempo y parece que esa parte de la reflexión aún es muy importante. 

AAP: Yo la veía con el asunto de todas las palabras que estamos usando todo el tiempo: Narcos, Zetas, cuerno de chivo, levantón, que son palabras que están en el diario vivir de la gente, y que perdieron un cierto valor de su horrible sentido, y eso en parte nos está volviendo insensibles, no quiere decir que con esto quiero revalorizar las palabras horribles o los contextos de las palabras, pero sí creo que si nuestra poderosa arma que era el lenguaje ya estaba tocada por las minimizaciones, hay algo erróneo, en Monterrey por ejemplo hubo un momento en donde a los narcos se les llamaba “los malitos”, en diminutivo, así como con cierto cariño, lo cual a mí siempre me pareció erróneo y estaba siempre corrigiendo a las personas, no son “malitos”, son muy malos o están tomando decisiones equivocadas, entonces esa descontextualización del contenido de las palabras, que banalizaba y aligeraba todo, fue algo que tome para poner en el contexto poético para reforzar esta idea de sublevarnos antes nosotros mismos, como una autodefensa, pero a través del discurso poético. 

JMH: La poderosa frase de Theodor Adorno, que dice que después de la barbarie de la Segunda Guerra Mundial era imposible volver a escribir poesía, pero me parece que en México tiene mucho sentido seguir escribiendo poesía después de la barbarie que hemos vivido en los últimos años. 

APP: Es nuestra herramienta y con  la poesía, con la palabra podemos hacer la guerra y podemos hacer el amor, es decir hay que buscar la justicia en las palabras, es decir, que sean las palabras justas, y que a través de ella se aplique la justicia, tal vez empezando con nosotros mismos, en nuestra conciencia, para después tratar de verlo de otra manera, más en frío, y pensar que sí existe una solución, yo quiero ser optimista y pensar que a lo mejor es una cuestión generacional, tal vez le toco a una generación cargar con ese estigma, con ese maldito estigma, y lo que hay que hacer es reforzar nuestra conciencia a través del arte, porque en este sentido, creo que es una de las mejores autodefensas que tenemos para soportar y sobrellevar estos casos de violencia que llevamos viviendo ya hace un rato, y que no han parado, se han mudado a otras regiones del país, pero no han parado, entonces creo que algo no estamos haciendo, y yo veo en Balacera una oportunidad para provocar eso.

JMH: Justo mencionas la necesidad de revalorizar el lenguaje, reapropiarnos de él y darles este valor, este peso a las palabras, ya que parece que “malito”, “zetas”, “sicarios” se vuelven palabras cotidianas pero que pierden el peso de la realidad…

AAP: De lo que son realmente, yo intentaría hacerlo a la inversa, que la poesía fuera lo cotidiano y que lo revaloramos, y acá en Balacera las asumo, las retomo porque era por cotidiano y tan mencionado y tan dicho, y a lo mejor era una forma de escape pensar que no nos estaba pasando nada y que realmente somos afortunados porque no tenemos una bala en la cabeza, pero a la mejor el tiro lo tenemos en el alma o en la conciencia y eso no nos permite buscar las soluciones o gritar las soluciones o exigir las soluciones. 

JMH: Las cicatrices que mencionas en tus poemas, el Casino Royale, el Sabino Gordo, que ahora es llamado el Paraíso, pero quería preguntarte sí esas cicatrices que están en los edificios, también estén en la conciencia de la ciudadanía. 

AAP: Como colectividad no, tal vez hemos llegado a ser pequeñas “primaveras árabes” en las redes sociales, pero esto lo digo con toda la ironía del mundo, pero estas pequeñas acciones están brotando pero como sociedad no, recuerdo que en una de las primeras marchas a las que asistí alguien grito “son más ejecutados que los que estamos en la marcha”, entonces eso te da cuenta de la falta de actividad de la sociedad, pero nos falta esa conciencia, pero no creo que como sociedad regiomontana aún no llegamos a eso. 

De lo que no estamos haciendo creo que esa parte es muy importante, no estamos desarrollando una conciencia ciudadana que arrope a las víctimas y a sus familias. 

Y creo que es el mejor momento para hacerlo, para tomar como pretexto al arte, más allá de toda la crítica que se le puede hacer a los libros que hablan sobre este tema, pero ¿desde hace cuántos años la novela negra policíaca está presente y escribiendo sobre el tema del narco? Eso es precisamente porque es el tema que está presente, por eso yo celebro que haya gente como Élmer, como Martín Solares, como Juan José Rodríguez, que nos hacen ver la realidad desde la figura de la literatura, y a la mejor a algunos les puede sorprender que la violencia ya es demasiado y ya tocó hasta a la poesía, pero yo creo que la poesía siempre ha tomado rumbos de conciencia social, algo que yo tengo muy presente desde que decidí crear Acción poética, que es una actividad de salir a la calle, maximizar a los lectores, sensibilizar los espacios, ganar la calle, refundar las ciudades con poesía, entonces yo lo tengo súper entendido, no es casualidad, no me aproveche de nada, al contrario, yo quiero que se aprovechen los lectores de esta oportunidad. 

JMH: Justo en estos momentos oscuros que se viven, me parece que Acción Poética, la iniciativa que encabezas desde hace más de veinte años, es una propuesta que resuena, que cobra un sentido mayor en estos momentos. 

APP: La gente ha entendido la idea de tratar sublimar los espacios públicos y recuperarlos, porque la poesía encuentra un sentido en lugares que se encuentran heridos por la violencia, y afortunadamente la gente lo entendió, y el proyecto de Acción Poética sigue creciendo y ya está en muchos países, algo que yo veo como un triunfo de la poesía que gana espacios, que nunca ha perdido, porque la poesía está en la calle, sin poesía no hay ciudad, y ahí está provocando siempre a los lectores, en ese sentido me siento muy provocador, algo que asumo con mucha responsabilidad, sobre todo con responsabilidad social, que es algo que debemos tener todos los artistas, para poder provocar y convocar para que nos acerquemos más a la poesía. 


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