Soliloquio / Tres guineas - LJA Aguascalientes
22/04/2025

 

Además te quiero, y hace tiempo y frío

Julio Cortázar

 

Se espera que entre el solsticio de invierno para el 21 de diciembre a las 16:28. Solstitium, Sol quieto. Así lo observo. Un Sol que no se mueve y por ahora no calienta. Este frío al menos a mí me tomó por sorpresa por mucho que el Servicio Meteorológico lo haya pronosticado; uno nunca atiende la información oficial, el ejemplo por antonomasia de esto es el Canal del Congreso. Me explican que hay un solsticio de invierno y otro de verano, y que nunca ocurren el mismo día porque el periodo de la órbita terrestre no es exacto. Ahí están los años bisiestos que nos ayudan a compensar los robos hormiga, segundo a segundo, día con día, del tiempo.

También me cuentan que este fenómeno astronómico, los solsticios, fue estudiado desde la Edad de Piedra. Hombres, y mujeres de seguro, dibujaron empeñosamente el cielo en el cielo de las cuevas. Una reproducción exacta de las estrellas de sus noches. Con su observación y tecnología se percataron que estas tenían que ver con ciclos y que estos a su vez con el clima. Lo que he querido decir hasta el momento es que el día del solsticio de invierno es el que tiene menor duración del año, el Sol sale más tarde y se esconde más pronto. Es entonces la noche más larga del año y con la que entra de manera oficial el invierno. No este año. No aquí. Este frío llegó antes y se siente en el cuerpo. O tal vez es solo melancolía crepuscular de los domingos oficinistas, cuando comienzo a escribir este texto.

Para bien o para mal, eso nunca se sabe ni con la ciencia ni con la historia, la astronomía está muy relacionada con las festividades occidentales. Semana Santa o Navidad… herencias de festividades paganas, tienen que ver con sus respectivos solsticios.

Pero me regreso a lo de que el Sol sale más tarde. Esta es una metáfora de la que hemos perdido conciencia, es una metáfora muerta. Fría. Inerte. Ya forma parte del inventario de nuestro lenguaje común y nadie la va a modificar. Nadie se pregunta, a menos que sea un poeta, de dónde sale el Sol, a dónde va, a dónde diablos es que se mete. Así es el inconsciente colectivo, arrastra consigo un universo semántico.

Hay muchas cosas que nos causan frío. Una noticia sorprendente, ¡me dejaste helada!, o el frío glacial de las madrugadas solitarias del amante sin el amado. Se nos hiela la sangre ver el desprecio de unos por otros o nos volvemos un témpano de hielo si menguó nuestro ánimo. Hay tormentas de nieve en la naturaleza del amor, como en Tolstoi. O que si me da por exagerar nombro al peoresnada siberiano de corazón.


Hablando de Siberia, existe una teoría de que en aquel recóndito lugar y sus alrededores las personas aprietan las mandíbulas al hablar para que no entre el frío en su cuerpo, por eso sus lenguas son “duras” a diferencia de las de zonas tropicales, donde tienden a ser más abiertas, aspiradas, blandengues, calientes. Por esto mismo uno se sorprende de que existan hoteles completamente hechos de hielo, por supuesto, para quien pueda pagarlos: “los clientes pueden descansar sobre una cama hecha de un bloque de hielo cubierta de pieles o maderas que los ayudan a calentarse”, dice la página que ofrece el paquete turístico. ¿Habrá quién pueda hacer el amor en estas condiciones?, me pregunto. Qué tontería, si no fuera así que ahora venga alguien y me explique la reproducción de los esquimales porque cosa no muy diferente es un iglú, la casa tradicional en el Ártico y Alaska, donde la temperatura ambiente dentro del habitáculo podría estar hasta a 0ºC, benéfico para resguardarse del viento, gracias al calor corporal. Brrrr.

Pero no todos podemos vivir ni pasear por esas blancas estepas. Pobres, nos quedan los animados cubitos de hielo para un whisky en las rocas, porque de otra manera la nieve y el hielo estarían hechos para esquiar. En Aguascalientes nunca nos ha nevado como dios manda. Ni en el 97. A lo más, el gobierno municipal cada invierno nos acerca una pista de patinaje sobre hielo y nieve artificial, como su labor.

El frío hizo que se perdieran guerras. Ahí están Napoleón y Hitler. Los cuerpos de sus soldados permanecen en sus respectivas tumbas frigoríficas, patrocinadas por crudos inviernos, aunque nada que ver con el frío del Ártico hace 45.000 años, que hasta conservó un Mammuthus primigenius.

Hay neologismos bonitos para esta temporada: verbos como acurrucarse y empiernarse quitan lo congelado desde su pronunciación. Granizar, helar, nevar, escarchar, enfriar y neviscar son verbos meteorológicos, o sea que no se pueden conjugar completos porque no tienen sujeto, a menos que sean también una metáfora producto de un poeta: nieva nieva en mi primavera.    

Otro frío es el del sonido de los instrumentos de medicina, como en Farabeuf, el escalpelo y el speculum vaginal no. 16 que caen en la bandeja. O ante los ojos, la imagen del torturado que se congela “mediante la palabra, la vida, representada por el coito y la muerte”. El frío de la morgue y del sepulcro. Tal vez el miedo a la muerte comienza con el frío. El enfriamiento cadavérico se inicia por los pies, manos y cara, que están fríos a las dos horas después de la muerte. Se extiende luego a las extremidades, pecho y dorso.  Finalmente, al vientre, axilas y cuello.

Frente frío: Separa una masa de aire frío y seco de una masa de aire cálido. Después del paso del frente frío, los vientos cambian a ser oeste o noroeste y la temperatura del aire tiende a decaer. Se esperan 55 frentes fríos para esta temporada. Quién sabe, lo dice el pronóstico del clima.

Una mujer dormía hace unas madrugadas entre bolsas y cobijas, no pieles o maderas, en una banca de T. Chávez. Por fortuna, el espíritu de la ancestral Navidad le hinchó el corazón, como cada año, al Gobierno del Estado y en esta temporada regala cobijas y tés calientes, abre albergues que dispone con una generosidad inconmensurable como quien sabe que el hambre y el frío se alivian un momento, para ayudar a quien todo el año, entre solsticio y solsticio, ignoró.  ¿Cuál ha sido el solsticio de invierno, la noche más larga y fría del año para esta mujer?

 

@negramagallanes


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Tania Magallanes

Jefa de Redacción de LJA. Arma su columna Tres guineas. Fervorosa de lo mundano. Feminista.

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