Javier Hermosillo y Mariel Muriel son egresados de Arte y Gestión Cultural de Universidad Autónoma de Aguascalientes y conforman un colectivo llamado SimbióticaLAB. No pertenecen a ninguna institución del Estado encargada de fomentar las artes y la cultura, sin embargo, como otros más que se han formado en las aulas de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, se han organizado en busca de generar un bien común por las artes y la cultura. Para Javier y Mariel la intención es “contribuir un poco a la descentralización de las prácticas artísticas y culturales, y a la vez integrar a las zonas periféricas a la dinámica cultural del estado de Aguascalientes”. Ellos quieren propiciar nuevas formas de participación, “este puede ser el parteaguas de un gran principio en el que las comunidades se sumen a dichas prácticas y de esta manera se declaren como parte de la ciudadanía, y al mismo tiempo puedan tener al arte y a la cultura como posible camino para mejorar y ampliar sus horizontes” escriben sus integrantes. SimbióticaLAB ha realizado su Primer Festival Comunitario de Arte y Cultura en la comunidad de Viñedos Rivier en el municipio de San Francisco de los Romo. En él se llevó a cabo una exposición colectiva de grabados realizados por los niños de la comunidad, además de dos conciertos de rock para los asistentes.
Este colectivo no es el único que existe en Aguascalientes. En los últimos años la participación de la sociedad civil se ha organizado en estructuras que en muchos de los casos trabajan de manera informal e independiente pero que buscan incentivar la actividad artística y cultural hacia territorios que en muchos casos no han sido atendidos por el Estado. Ya sea en el ámbito de la gestión o desde una disciplina artística en particular, los colectivos actúan como entidades organizadas que desde la gobernanza política participan e intervienen en el sector cultural en donde incluso llegan a visibilizar las necesidades que las políticas públicas han omitido o ignorado desde el espectro institucional.
En ese sentido, los colectivos, en el terreno de las artes y la cultura, también han dado muestra de un compromiso social que incluso no sólo cuestiona lo que el servicio público no ha atendido de manera adecuada, sino también da ejemplo que la participación ciudadana también posible, necesaria y efectiva para un mayor desarrollo cultural y social. Y es que “los colectivos artísticos son una forma específica (a pesar de su esencia difusa y cambiante y su variedad de planteamientos) de actividad artística colaborativa. Forman pequeñas comunidades, en muchos casos marginales al sistema oficial del arte, pero fundamentales para su supervivencia. Actúan como semilleros de experimentación, aprendizaje e innovación, tensionando los límites del campo artístico. Un aspecto esencial que los caracteriza es su defensa manifiesta de la creatividad y de sus procesos creativos como una actividad colectiva que muchas veces compaginan con objetivos de tipo social y reivindicativo. Sus miembros actúan de forma conjunta por la consecución de un objetivo común que tiende a ser un elemento clave en su cohesión y motivación por trabajar juntos”*.
A través de sus actividades SimbióticaLAB busca motivar el acercamiento y fomento a las artes y la cultura, además que aporta a las políticas de descentralización de las artes al generar condiciones de participación colectiva de los integrantes de la comunidad en que participan. Activistas en el ámbito de la gestión cultural, realizan acciones que fortalezcan la identidad del espacio geográfico en el cual intervienen y que atiendan las condiciones de cada uno de los territorios en que trabajan asumiendo que su mayor compromiso es con la sociedad. Buscan dar voz y visibilidad al que ha sido limitado en el ejercicio a su derecho de participación en las artes y la cultura sin mayor reconocimiento que la satisfacción de generar un impacto positivo en quienes participan.
La acción colectiva favorece dinámicas sociales y promueve formas de identidad al generar unidad y compromiso. Los colectivos en las artes y la cultural trabajan con los ciudadanos y desde una ciudadanía desprovista incluso de los discursos de poder, sin embargo en muchos casos el Estado los ha visto como una afrenta y no como parte del equipo. Eso ha generado la poco continuidad de muchos de estas agrupaciones quienes no solo tienen que sortear la falta de recursos sino incluso la indiferencias de sus acciones pues no proveen reflectores directos que en las prácticas políticas desde las instituciones del Estado se tiene por costumbre. Establecer apoyos a estas agrupaciones no sólo fortalecería las rutas de acceso a la cultura como un derecho sino además generaría una mayor convivencia y entretejido social desde la cultura, y abonaría a una descentralización más efectiva con prácticas desde la ciudadanía. Quizá más colectivos están por formarse, otros más quizá ya desaparecieron, colectivos van y vienen pensaran algunos, sin embargo es urgente su reconocimiento y desde luego su apoyo, visibilizar su trabajo es también parte de un compromiso de política cultural en el que participamos todos.
*Fuente: Marín García, Teresa y Salóm Marco, Enrique. “Los colectivos artísticos: microcosmos y motor del procomún de las artes” en Teknokultura, Revista de cultura digital y movimientos sociales. Consultado en https://goo.gl/58Qg3f