Ni Vickys ni Jolies / Mar profundo - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

Londres es una ciudad fría. Desde octubre comienzan a sentirse los aires que habrán de transportar las temperaturas de los inviernos. Enero quizá sea su mes más frío, así que el titular de la revista ¡Hola! “Victoria Beckham desafía al frío invierno londinense” acapara la atención de los lectores de la revista. En el Reino Unido, Victoria es una celebrity, perseguida siempre por las revistas a las que sabe provocar para su propio beneficio en la difusión de su imagen.

Angelina Jolie es actriz, cuya imagen también ha sido capitalizada. Ahora desde la perspectiva altruista, la actriz supo atender al mercado de la industria cinematográfica en donde su imagen se volvió icono para muchas mujeres. Las revistas la mostraban en sus portadas siempre con los labios entreabiertos promoviendo los estereotipos femeninos desde una imagen prefabricada de la seducción que la iconografía publicitaria ha desarrollado en los últimos años, en muchos casos dirigida a los hombres.

Como Victoria Beckham hay quienes en días friolentos no escatiman en pequeños vestidos; o Angelinas, cuyas fotografías replican los estereotipos femeninos en busca de la imagen “perfecta” que el bombardeo visual no ha escatimado en promover. Las mujeres a lo largo de la historia han sido recipientes de los imaginarios masculinos, promovidos desde el patriarcado y que a través de los medios de comunicación en sus diferentes ámbitos han perpetrado a la vida moderna, incluso en la indiferencia de muchas mujeres que en la consciencia o la no consciencia replican.

Las mujeres debemos ser libre de expresar nuestro cuerpo e imagen como más la plazca en invierno o verano, pero no podemos negar que aún es difícil encontrar el punto medio entre la cosificación y la propia expresión, sobre todo en tiempos en donde la imagen, la visualización del otro, se convierte en el primer referente para atraer o rechazar al que está cercano a nosotros. Vivimos en imágenes cargadas de estereotipos en el que algunas veces somos las mismas mujeres quienes los promovemos; y es justo en donde el discurso discrepa con la acción. La libertad de expresión de las mujeres en todos los ámbitos es un derecho, pero en que momento somos nosotras y en qué momento somos esas otras, las Vickys y las Jolies en donde nuestra imagen es réplica de la misma imagen que se promueve desde el exterior y que atiende a cánones y estereotipos que luchamos muchas veces solo desde el discurso. Ser libre es nuestro derecho, pero es nuestra responsabilidad que el acto sea una acción intrínseca de la libertad de uno mismo.

Hace un par de años preguntaba a una mujer porque nunca sonría en sus fotografías. Y no porque la sonrisa fuera un elemento indispensable en la fotografía humana. El detalle era que en selfie o en fotografía grupal siempre hacia la misma mueca al estilo duck face. El 80 por ciento de su imagen estaba sustentada en una forma de estereotipo que las redes sociales comenzaron a promover. Y es que, si bien la sonrisa también puede ser un estereotipo, en un intento de mostrar una imagen “sexy” aquella mujer anticipaba su imagen y apelaba a la identificación dentro de ciertos estereotipos sociales. Recuerdo solo una foto de ella con una larga sonrisa abierta, tan natural y expresiva como podía ser ella.

En un mundo lleno de expectativas y de insatisfacciones, ser el otro o intentar ser el otro quizá parezca los más sencillo, aunque en realidad pueda ser lo más difícil. Valdrá la pena hacer un inventario de nuestra propia imagen, un inventario para nosotros mismos, y analizar si aquello que expresamos en realidad somos nosotros mismos, o solo le hacemos a la Vicky o la Jolie.


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