- No soy nadie para decir que las cosas no van a cambiar, pero yo desde donde lo veo es más cerca del Apocalipsis que de la recuperación
¿Un descendiente del escritor Franz Kafka vive en Hermosillo? Esa es la anécdota que le da pie a la crónica de Kafka en traje de baño del escritor sonorense Franco Félix (Hermosillo, 1981) publicada por la editorial Nitro/Press. Una anécdota disparatada, extraña, kafkiana en el más estricto sentido de la palabra: “Fue una idea nada más. Una broma sin sentido narrada en una fiesta. Un chico en Hermosillo es familiar de Franz Kafka. La premisa se apoderó de mí desde entonces… Fui escarbando durante años.” Hasta que lo consiguió. Efectivamente, en México viven familiares del escritor checo fallecido en 1924 sin descendencia. Sin embargo, sus hermanas se casaron y tuvieron hijos. Lo mismo que sus primos. Algunos de esos descendientes lograron escapar del horror nazi que acabó con millones de judíos en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Y se establecieron en el norte de nuestro país y en la Ciudad de México. Ese es el origen de esta crónica que ganó el premio Concurso de Libro Sonorense 2014 en la categoría de crónica.
Kafka en traje de baño es una crónica de un escritor que se obsesiona con un tema, que busca hasta encontrar lo que su olfato literario le dicta como una historia que subyace debajo de lo que aparenta ser una broma. Sin embargo, lo que nos demuestra el escritor sonorense es que la realidad tiene muchas aristas y muchos caminos que se esconden y se conectan de maneras misteriosas y extrañas. Pero el ojo de Félix también le permite retratar de manera hermosa y cercana el autismo de su primo Ramón, personaje entrañable y decidido en donde los haya. Una crónica que nos habla al mismo tiempo de la familia, de la extrañeza y de la ciudad en donde ha crecido; Hermosillo. El libro cierra con la crónica “Vacaciones en el Borda” en donde el autor nos cuenta su obsesión por ver, por conocer una momia que ha sido encontrada en los sótanos de un manicomio en Buenos Aires. Las tres crónicas presentes en este libro nos hablan desde la obsesión personal del autor, no buscan contarnos una verdad, desentrañar un misterio. De ahí su poder narrativo.
Franco Félix también se hizo acreedor al Premio Binacional de Novela Joven Frontera de Palabras/Border of words por su novela Los gatos de Schrödiger, novela publicada en el Fondo Editorial Tierra Adentro y que interpela al lector y en la que dos protagonistas (El Doctor y Rabanito) viven en cajas en medio de un desierto post-apocalíptico, en donde extraños personajes llegan hasta ellos buscando una redención, un lugar, un fin, que jamás alcanzarán. Mezcla del teatro del absurdo con ciencia ficción es una novela que termina asombrando por la extraña cercanía con la que logra retratar el final de la historia que parece que estamos viviendo en nuestros días.
Javier Moro Hernández (JMH): ¿Cómo se inició la historia que da pie al libro de Kafka en traje de baño?
Franco Félix (FF): Digamos que todo surge de Hermosillo, que es una ciudad extraña, en donde la gente cree que no quiere a la ciudad, es muy chauvinista, un sentido de pertenencia muy acendrado, pero que no tiene oferta cultural, con pocas cosas que hacer en materia cultural, entonces en esta idea de que la ciudad está completamente divorciada de lo literario, yo quise hacer un matrimonio artificial entre Kafka y Hermosillo, porque conocí a un chico que decía que era pariente de Kafka, lo cual me pareció muy raro, muy gracioso, pero me empeciné y me dije que iba a hacer una investigación, primero pensaba hacerla como una crónica falsa sobre un familiar de Kafka en Sonora, y empecé a encontrar cosas increíbles, encontré familiares de Kafka que viven en la Ciudad de México, que fueron muy amables, me proporcionaron información, y que no conocían a la rama familiar que viven en Hermosillo, que nunca quisieron hablar conmigo, no se dejaron, pero por ahí escarbando con esta idea obsesiva de que aquí pasa algo en Hermosillo.
JMH: La historia logra relacionar diferentes momentos de la historia Centroeuropa con la familia que vive en la Ciudad de México y la familia que vive en Hermosillo.
FF: Eso es importante, pero aun creo que tengo una deuda con eso, porque tuve muchas lecturas para vincular la migración europea y la transformación del espacio, en ese sentido Sebald me ayudó mucho, tuve que leer a muchos autores que trataban el tema de Kafka, buscando información, entonces creo que sí me hace falta mencionar esas referencias literarias, como Sebald, Calasso, que han hablado tanto de la obsesión que puede producir Kafka, que aunque es ya como un autor que forma parte del patrimonio universal, alguien del que todo mundo ha escuchado, pero al final en mi libro Kafka es un pretexto para hablar de los familiares de Kafka que por múltiples razones llegaron a vivir a México
JMH: Kafka en traje de baño es un libro que nos habla de muchas más cosas y no solo de la figura del escritor.
FF: Sí, hay más cosas en la crónica que solo la figura de Kafka, hay muchos temas que quedan abiertos, como la sobrina de Kafka que logra casarse con un doctor que tienen una clínica de equinoterapia, la casa en donde vivían ellos es una zona para acampar, de muy difícil acceso, y la gente cree que la casa está embrujada y que el fantasma del doctor aún se aparece, pero esa sobrina se perdió del mapa, porque se cambió de apellido, y la gente cuenta esa historia y visita ese lugar, pero no tiene conciencia de que la esposa de ese doctor era la sobrina de Kafka, de la hermana más pequeña del escritor. Intenté hablar con los descendientes de esta rama familiar pero no lo logré, porque también hay una cuestión de alejarse un poco de la figura del escritor, hay mucha gente que se apellida así, pero que ya no tiene relación de parentesco con él o la ignora, porque en realidad el apellido Kafka fue una decisión del abuelo del escritor, es la germanización de un apellido previo, pero hay gente que ya no quiere ser relacionado con él.
JMH: Otro de los hilos de la crónica tiene que ver justo con el peso de los apellidos, porque como dices, muchos judíos de Bohemia y de otras regiones del centro de Europa, se inventaron estos apellidos para pasar desapercibidos. Y lo relacionaba un poco con la idea de la misma Hermosillo, que es una ciudad de migrantes.
FF: Justo estaba pensando en eso al relacionarlo con Bolaño, hay una parte de Los Detectives Salvajes en donde habla de la configuración del desierto, pero creo que el desierto de Sonora es un lugar que se ha modificado bastante, hay una especie de idea sobre la bondad primigenia del desierto que ya no es cierta, el desierto es una cosa espantosa, se esconden muertos, se asesinan personas, entonces toda esa idea de la malignidad del desierto, es algo a lo que mucha gente se niega, y creo que eso es lo que trate de hacer en la novela de Los gatos de Schrödinger, hablar de la oscuridad del desierto, sí desde lo hilarante, pero no creo que haya que comprar y vender esa imagen de la bondad del desierto, ese lugar que al final ha atraído a tanta gente a vivir acá.
JMH: Tu novela Los gatos de Schrödinger juega con varios elementos y varias dimensiones, porque tenemos por un lado la filosofía, pero también tenemos las ideas del fin del mundo, que se van entretejiendo.
FF: Es una novela que la pensé para que fuera una obra de teatro, por esa la novela no se mueve de ese lugar, es un solo escenario y todos los personajes entran y salen, pero es volver a hablar del desierto, yo no quería hablar bien del desierto, acá en Sonora hay una mitificación del desierto, pero ese lugar se perdió, ya no es un lugar en el que uno se pueda mover, pueda ir a acampar, en el desierto del que habla Bolaño en Los detectives en los noventa, es un lugar abismalmente distinto al que tenemos hoy en día, no puede pasar un Impala convertible por esa zona, siempre me negué a hablar del desierto, pero eso es algo de lo que se habla mucho en la literatura de Sonora, el arraigo es una cosa muy importante, todo lo que es exterior era Europa, pero yo no lo creo así, y menos con la intención de suavizar lo que se vive acá, eso es algo que no me interesa. Es un lugar hostil, en donde el calor te quiere matar, o te mueres de sed y si sobrevives a todo eso, te puede matar un sicario, entonces no hay mitificarlo.
JMH: Los gatos de Schrödinger nos remite directamente al apocalipsis, el desierto y su hostilidad, pero también la violencia que prevalece en muchas zonas del norte del país.
FF: En el norte del país, en mi estado y en otros, existen zonas terribles, que pueden estar muy cerca de las ciudades donde impera el salvajismo, en donde solo los narcos hacen sus desmadres, son zonas complicadas, me parecía que son zonas místicas pero con mucha violencia, entonces quería retratar esos entornos, pero también hay una parte de mí que es muy pesimista sobre el futuro, no creo que exista un programa que pueda cambiar la mentalidad de los sicarios, la mentalidad de los morritos de doce años que andan armados, ya llega un punto en donde mi imaginación no alcanza para ver un futuro muy oscuro, no soy nadie para decir que las cosas no van a cambiar, pero yo desde donde lo veo es más cerca del apocalipsis que de la recuperación, eso es algo que quería retratar en la novela, si los zombis salieran creo que lo más importante sería sobrevivir, creo que es necesario desmantelar ciertos sistemas a través del cataclismo que desde la esperanza de un cambio a través de un sistema político, ya no lo creo, pero no soy un nihilista ni nada por el estilo, no soy depresivo, no es necesario para ver lo mal que estamos, no es necesario salir mucho para verlo.
JMH: Quería preguntarte sobre la relación que entablan los personajes de la novela, entre el Doctor y Rábano. Una relación entre alguien que aparenta saber más, y alguien que es más joven, pero que es bastante perspicaz para darse cuenta de que las cosas no son como dice el otro.
FF: Es una historia extraña, porque tengo una suerte horrible con los doctores, entonces este personaje en particular, que es mi doctor de cabecera, aunque no sé por qué lo digo así, porque no lo veo mucho en realidad, porque sus diagnósticos son más nihilistas que yo, siempre que le digo que me duele algo él me dice que no me preocupe, que todos nos vamos a morir en realidad, entonces me parecía que esa idea de desencanto tenía que plasmarlo en un personaje, porque la imagen de doctor está lleno de simbolismos, es el que sabe curar, sabe que nos va a pasar, pero ese personaje es un tipo desencantado, y el Rábano surge para realzar esa frustración, ese nihilismo.
JMH: Quería preguntarte sobre tus influencias literarias. Has mencionado a Sebald, Calasso, para Kafka en traje de baño, pero por ejemplo para Los gatos de Schrödinger vemos más sobre el teatro del absurdo, Beckett, son tradiciones literarias distintas.
FF: A mí me parece que a mí me arruinó Vila Matas, porque cuando lo leí allá por el 2004 me abrió un panorama extenso, enorme, totalmente europeo, todas las referencias que él daba yo corría a buscarlas, quería entender cómo ese tipo estaba explicando su mundo narrativo, entonces fui encontrado a todos lo que te he mencionado, pero sobre todo a Beckett y sus ideas apriorísticas de que el mundo está destrozado pero hay que avanzar, después viene Charles Simic que tiene una frase que dice “el mundo todavía es falso, cruel y bello…”, a pesar de que hay un caos y una enorme frustración aún hay brillos que podemos rescatar, esa literatura que busca entre tanta oscuridad y aún encuentra cierta luz, y que no son para nada positivos, pero que nos dice que se puede narrar la oscuridad, porque aunque yo lo vea todo oscuro eso significa que he aprendido a ver entre la oscuridad, he aprendido a andar a tientas, esa analogía de los ciegos, para aprender a desarrollar otros sentidos, otros gustos.