Doña Cuquita
¡Se llegó esa época del año! Gritó mi abuela desde la cocina empañada de azúcar de buñuelos y con las manos llenas de masa para tamales. Las posaditas habían comenzado y esa honorable señora que yo tengo el gusto de llamar Abue iba a ser la anfitriona de esa tarde. Las posadas de Doña Cuquita siempre son célebres, pues nunca falta el ponche, el pan, buñuelos, tamales y el año pasado hasta se le ocurrió darles a los niños de la colonia un platito de nachos con queso (mi abuela y sus modernidades), pero toda la gente, incluyéndome a mí, coincide en que lo más bello y memorable de las posadas en casa de mi abuela radica en su enorme y hermoso Nacimiento. Mi abuela es de esas señoras que comenzaron armando un pequeño pesebre en el rincón de la cocina, junto a la chimenea, pero con el paso de los años la colección de figuritas de cerámica ha ido creciendo y creciendo, hasta el punto de contar todos los personajes de la biblia y uno que otro bicho raro (regalos de sus nietos por supuesto), razón por la cual se vio en la necesidad de mudar el humilde recinto de nuestro niño Jesús a su jardín, no menos ostentoso y bello.
Este año comenzó igual que siempre. Mi madre estuvo limpiando el jardín preparando todo para asentar el Nacimiento, mi padre, mis primos y un servidor, estuvimos moviendo macetas de un lado a otro, y acomodando tablas, arena y aserrín, liderados por nuestra querida matriarca. Sin embargo, cuando llegó el momento de salir a campo por un poco de heno, flor de peña y musgo, entré en el mismo conflicto de todos los años. Nunca he sido partidario de la extracción del campo de plantas y animales si no hay un fin justificado, y por supuesto, siempre y cuando se haga de manera adecuada y moderada, pero en el mercadito cerca de mi casa se vende ese tapetito verde por kilos. A simple vista se trata de plantas pequeñas e insignificantes, sin embargo, éstas juegan un papel crucial en la naturaleza, pues retienen agua en el suelo impidiendo su erosión, funcionan como sustrato nutritivo para que germinen otras especies de plantas y entre sus muchas bondades, también es el hogar de cientos de criaturas de las más humildes formas y tamaños, pero imprescindibles en la dinámica del equilibrio de los ecosistemas.
Siempre que toco el tema es motivo de pleito con mi señora abuela. En palabras suyas “Mantener las tradiciones es lo más importante, porque es lo único que nos queda y nos da identidad”, no puedo estar en desacuerdo con esas palabras, mucho menos después de una buena cena de Navidad elaborada por sus santas manos, sin embargo, si por mero ego acabamos con la vida de otros seres con los que convivimos todos los días ¿Qué nos queda?
Israel Rodríguez Elizalde
¿Qué les pasa a las plantas con el frío?
Ya huele a tamales y junto con el viento y la lluvia las temperaturas bajaron en el estado. Todos lo notamos y dimos la bienvenida a las primeras heladas, como evidencia tenemos las tuberías reventadas y la apariencia otoñal de las plantas más expuestas a estos cambios. ¿Qué pensaría si le digo que ambos fenómenos tienen más relación de la que aparentan?
Para comprender qué pasó con las tuberías y con las plantas primero debemos hablar de lo que tienen en común: el agua.
Sucede que el agua tiene la particularidad de aumentar su volumen o dilatarse al alcanzar su punto de congelación. Dentro de una tubería expuesta a un cambio rápido de temperatura este fenómeno hace que, el ahora hielo, aumente la presión dentro del tubo, y si esta vence la resistencia del metal hace que se forme una fisura o “truene” la sección. En muchas plantas sucede un fenómeno similar, entre algunos otros. Recordemos que todos estos organismos están formadas por millones de células vegetales las cuales se componen en gran parte del vital líquido. Cuando las partes jóvenes de la planta como las hojas o tallos nuevos se exponen a temperaturas capaces de congelar el agua dentro de sus células, el hielo puede romper la membrana celular y por consecuencia dañar el tejido, como cuando se llena un globo con agua hasta reventarlo, eso explicaría el cambio de color y turgencia de las hojas.
Claro que hay plantas que resisten las heladas mejor que otras, ya sea por ser originarias de lugares con climas fríos como los pinos, cuya estrategia es tener hojas con una cubierta gruesa e incorporar sustancias a sus partes acuosas que no permitan su congelación; o bien, de zonas con cambios abruptos de temperatura como algunos desiertos, teniendo como ejemplo a los cactus que resisten estos cambios de hinchazón mejor que muchas otras plantas.
La respuesta de la planta al frío finalmente dependerá de la especie y de la etapa de desarrollo en la que esta se encuentre, afectando principalmente flores y frutos. Si el trueno afuera de su casa cambió sus hojas de color verde a café y ahora parece que las está perdiendo, no se preocupe, solo significa que se prepara para el invierno, y es el inicio de una serie de cambios fisiológicos que la planta necesita para sobrellevar este difícil tiempo, ya vendrá la primavera y tiempos mejores donde recuperará su vitalidad.
Aldanelly Herrera
Durante estas fechas es muy común, como es tradición, la puesta del nacimiento, con sus elementos de rigor, la sagrada familia, los reyes magos y pastores, además del heno y musgo, este último elemento que es vendido en los mercados navideños, ha tenido relevancia no solo para festejar el nacimiento de Jesús, sino, su relevancia radica en que estos organismos fueron los primeros en ayudar a crear el aire que respiramos en tierra, también crearon las nubes que llenan de esperanza y nostalgia estas épocas.
Los musgos o briofitas como también se le conocen fueron los primeros organismos en salir de los océanos primitivos y preparar el campo a los demás seres vivos que les precedieron, ¿En dónde radica su éxito?, En que no necesitan de un tallo o corteza, tampoco grandes cantidades de agua. Hagamos una comparación, es como si nosotros los seres humanos carecieramos de venas y arterias. Sin embargo, necesitan del agua para poder llevar a cabo su reproducción, la importancia de los musgos radica en la creación de microclimas en los ecosistemas que favorecen el crecimiento y convivencia de otras especies, ya sean, insectos, plantas y hongos.
Se calcula que existen alrededor de 19 mil 900 especies descritas, y en nuestro país habitan 980, de las cuales 106 son endémicas. A veces estos organismos se colectan como ornamento, en la mayoría de los casos la extracción se lleva a cabo de manera ilegal y esto causa un gran impacto negativo en los lugares donde habitan, algunas veces también se extraen para usos medicinales, pues previenen infecciones por sus propiedades antibióticas.
Si buscas proteger a estos organismos, no los compres en los mercados, usa tu imaginación y adorna tu nacimiento de otras maneras, y disfruta de estas fiestas respetando la naturaleza. ¡Feliz navidad!
Luis Carlos Guillermo Mendoza
Un verde abrazo de musgo
Suave y húmedo, es alfombra en los bosques y almohada para el viajero.
Microuniversos ancestrales que albergan vida.
Retienen a la lluvia en su ser, como un precioso tesoro.
Ávido trepador de árboles;
Cubre y abraza a las rocas, las casas, los senderos y los sueños…
Primitivas plantas cargadas de agua y de poesía.
Diana Alvarado Jiménez