En 2018 se desarrollará la elección más grande de la historia contemporánea. Se elegirá el nuevo Congreso de la Unión, es decir se renueva Cámara de Diputados y de Senadores.
Se eligen 9 gobernadores, 27 estados tienen elecciones de ayuntamientos, 25 estados eligen diputados locales. En total participan 30 estados con elecciones concurrentes y se eligen casi 30 mil cargos de candidatos propietarios y suplentes.
Este cúmulo de procesos electorales fue producto de la reforma que pretendía reducir el tiempo que se dedica a los procesos electorales en las entidades federativas. Actualmente solo Baja California y Nayarit no tienen elecciones concurrentes.
La importancia de esta elección no solo está determinada por la disputa de los casi 30 mil cargos de elección popular, se adiciona un elemento de fondo; determinar el rumbo del país, y con qué régimen político vamos a contar.
En esta elección está en disputa si consolidamos el régimen democrático, o se mantiene la resistencia a los cambios y continúan las reglas donde se tomaban decisiones con la existencia de un solo partido en el sistema electoral.
Sumado a estos elementos que no son menores, podemos agregar aquellos problemas que preocupan a importantes capas de la población, y esperan una respuesta de parte de su gobierno.
Son muchos y muy variados los problemas que podemos mencionar, destaco los que a mi juicio serían los más importantes. 1) La excesiva concentración de la riqueza de un lado, y por el otro los niveles de pobreza extrema. 2) El lesivo problema de la corrupción que es también causa de una inequitativa distribución de la riqueza. 3) Inseguridad. Ni los gobiernos del PAN ni del PRI han podido detenerla. 4) El país no tiene desarrollo regional, esa es la razón por la cual la pobreza se concentra en las zonas del centro y sur del país, mientras que los estados del norte tienen una mayor calidad de vida. 5) Qué tipo de políticas públicas y de incentivos económicos se requieren para resolver el problema del empleo y el acceso a salarios decorosos en las poblaciones del centro y sur del país.
Si observamos con atención son ya tres elementos de peso que en verdad hacen de esta elección, un parteaguas en la vida política del país.
Y en ese escenario de competencia, ¿qué pasa con las instituciones encargadas de conducir adecuadamente la contienda electoral?
El sistema electoral mexicano está conformado por tres estructuras que funcionan para garantizar una competencia adecuada y sujeta a normas por el sistema de partidos;
- El tribunal Federal junto con los tribunales locales.
- La Fiscalía especializada en asuntos electorales, tanto del ámbito federal como de los estados.
- El INE que es la representación federal junto con los Oples que operan en los estados.
Si observamos con detenimiento nos podremos percatar que la estructura institucional que se va a hacer cargo del proceso electoral en 2018, está atravesando por un momento de crisis.
En primer lugar encontramos que la fiscalía especializada en delitos electorales está acéfala. Es de todos conocido cómo fue despedido Santiago Nieto por la investigación que sigue en curso el tema de Odebrecht.
Fue el primer fiscal electo con el mecanismo que obliga a las fracciones parlamentarias del Senado a elegirlo con mayoría calificada. Reemplazar al fiscal significa que tiene que ser aprobado por las dos terceras partes del Senado de una terna propuesta por el presidente de la República, y se ve muy difícil que puedan llegar a consensos en este tema.
Si la sola comparecencia del fiscal despedido, donde se pretendía escuchar su versión y las razones de su despido, confrontaron al PRI-Verde, con las otras fuerzas del Senado, ponerse de acuerdo para designar a un nuevo fiscal en el preámbulo de la competencia electoral se ve aún más difícil.
Las otras dos estructuras electorales, es decir el Trife y el INE, serán tema de la próxima colaboración. Mi correo: [email protected]/@normaglezz