Hay un problema en Aguascalientes. Somos muy pocos y muy parecidos todos. Nos encanta el circle jerk y las burbujas informativas. Tenemos poco contacto con poblaciones diferentes a nosotros, a menos que nuestro trabajo lo exija y en profesiones muy específicas. Si yo publico un buen cartón o gráfico feminista o pro derechos humanos en algún Facebook local, con audiencia 90% local, la respuesta [por desgracia] será a) pobre b) machista y con tendencia al rechazo de dicha idea. Si lo hago en un medio que vaya más allá de nuestras amorfas fronteras estatales y con sesgo al ex Distrito Federal/Monterrey/Guadalajara, en una cuenta de Facebook con mismos fans y alcance similar, la respuesta va con una tendencia positiva y números arrolladores. ¿En Aguascalientes no somos feministas? Tampoco en el país (ver elecciones de 2015 para acá) pero pasa que con millón y pico viviendo en el centro geográfico del país, no alcanza para el intercambio de ideas.
No nos alcanza. En un tema mucho más banal, si yo edito un medio acerca de cultura alternativa y/o pop tendría más incidencia en Guadalajara (o CDMX, obvio), que en Aguascalientes. Simple, en Guanatos hay más banda que gusta de Caloncho que en Aguascalientes, pero siguen siendo minoría en su estado ante los fans de Maluma. No tiene nada de malo, sólo son matemáticas. En La Perla de Occidente sí alcanza a existir un mercado considerable y con capacidad de incidir en la vida pública, en nuestra ciudad todavía no.
Quedémonos chiquitos y cercados. Un funcionario hace tiempo sugirió eso en una declaración. Tengo un amigo que se clava mucho en lo que dicen los políticos locales, mientras que yo le digo que en Rancho Depresso (es decir, Aguascalientes) sólo hablan por hablar. No hay un filósofo detrás que les cuide la línea, sólo ¿reporteros? ¿ex-encuestadores? que, hasta eso, son eficientes en la colocación de la grabadora. Otro servidor público decía que había que hacer política con el corazón. En realidad actuaron igual que 20 especímenes locales anteriores y esas frases no eran la presentación de una manera de gobernador, sino simples copys vacíos. Como cuando Agua Bonafont te dice que es el agua ligera. No lo es, pero a alguien le sonó padre reducir la comunicación política a simple publicidad en Aguascalientes.
Claro que no. Si bien no somos muchos en el Estado y el crecimiento inmobiliario le teme a la verticalidad y apuesta por ir a extremos sin siquiera tener la infraestructura urbana para llegar a ellos, obligando a miles a comprar un auto. Aguascalientes es amigable, a nivel de contar con servicios y amenidades, con el peatón… si vives en el Centro. Con el ciclista… hasta segundo anillo. Retomo que no somos muchos y así aquellos en orillas ideológicas o culturales, sufren, pero estamos como sociedad (o un todo, porque eso somos) si creemos que cerrar las “fronteras”, aferrarse a alienar a la gente de fuera y pensar que todo era mejor antes, nos nutrirá más.
Ahora, como dijo un indirecto gran maestro de la carrera que elegí, si eres infeliz en provincia/rancho/comolequierasllamar lo serás también en la gran ciudad. Y es de cobardes irse a ser uno más. Los valientes regresan para cambiar el terruño.
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