Cataluña 2017 / Taktika - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Colegio de Estudios Estratégicos y Geopolíticos de Aguascalientes, A.C.

 

Barcelona, Cataluña, España. 1 de octubre de 2017. Visiblemente emocionado, al borde de las lágrimas, el defensa central del FC Barcelona, Gerard Piqué, manifiesta su postura por la represión de que ha sido objeto la población catalana que votó: “Si el míster o algún directivo de la federación cree que puedo ser un problema o molestar en la selección, no tengo ningún a dar un paso al lado y dejar la selección antes de 2018”.  Sus 16.3 millones de seguidores en Twitter convierten su mensaje en viral.

Horas más tarde, el presidente de España, Mariano Rajoy, justifica el freno a los secesionistas catalanes de la siguiente manera: “No ha habido referéndum, hemos asistido a una mera escenificación” y agrega: “Hemos hecho lo que teníamos que hacer, actuando con la ley y sólo con la ley”.

Las escenas arriba mencionadas sirven como prólogo al presente artículo, el cual tiene por objetivo explicar los factores históricos, políticos, económicos y culturales que han llevado a Cataluña al borde de la secesión de España.

Cataluña, en sus orígenes, fue poblada por diversas tribus íberas, luego fue ocupada sucesivamente por: cartagineses, romanos, y visigodos. Éstos últimos -pueblo de origen germánico, cuyo rey, Turismundo, había combatido en los Campos Cataláunicos, en 451, contra los hunos de Atila y, por ello, se ganó el apelativo de “Catalaunicus”- dieron su nombre a Cataluña.

Después de la invasión musulmana de España (711-7-26), Cataluña se convirtió en una zona amortiguadora entre el imperio de Carlomagno, rey de los francos, y los señores moriscos de Al-Andalus. Barcelona y Gerona formaban parte de los dominios de Carlomagno. De hecho, a Barcelona se le otorgó el título de ciudad condal durante el dominio de los francos.

Con el pasar del tiempo, Cataluña logró separarse de los francos y se unió al reino de Aragón. Debido a esta asociación dinástica, Cataluña adquirió una mentalidad europea antes que española, pues los catalanes miraron hacia Italia, Sicilia y Grecia antes que al resto de España. Ejemplo de ellos fueron los temibles almogávares, tropas formadas por aragoneses y catalanes, que lograron fama a lo largo del mundo mediterráneo. En especial la Gran Compañía Catalana, dirigida por Roger de Flor.

Tras la expulsión de los moros y el descubrimiento de América, en 1492, Cataluña decayó económicamente, pues el eje del comercio mundial se había trasladado del mar Mediterráneo al Océano Atlántico. Fue hasta el 7 de junio de 1640 que, al grito de “¡Viva la fe de Cristo!, “¡Viva la tierra, muera el mal gobierno!”, los segadores catalanes se alzaron en armas contra el gobierno central de Madrid. Los catalanes, a pesar de contar con el apoyo de Francia, son derrotados en 1652.


La próxima revuelta catalana ocurrió durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), cuando el duque de Berwick logró, en 1741, la capitulación de Barcelona. Hecho que se conmemora cada 11 de septiembre como la Diada, la fiesta nacional de Cataluña. Como castigo Madrid destruyó las libertades locales y trató, en vano, de asfixiar la identidad catalana.

Durante la invasión napoleónica de España (1808-1812), los catalanes dejaron a un lado su sueño independentista para combatir por la libertad de España. El somatén –del catalán som atent, “estamos atentos”- guerreó contra los invasores franceses, a lo largo y ancho de Cataluña, en especial durante el sitio de Gerona.

A mediados del siglo XIX, Barcelona experimentó un auge: las murallas medievales fueron derruidas, la industria textil creció y la prosperidad engendró un renacimiento cultural: en arquitectura, Lluís Doménech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch y Antoni Gaudí; en literatura, Jacinto Verdaguer, Narcís Oller y Frederic Soler.

El mundo intelectual de Barcelona tenía su refugio en el mítico Els Quatre Gats (“los cuatro gatos”), un café fundado por los pintores Santiago Rusiñol y Ramón Casas, cuyos clientes habituales incluían a Pablo Picasso e Isidre Nonell.

Al mismo tiempo, Barcelona, debido a su industrialización, se convirtió en foco del movimiento anarquista, cuya principal organización, la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT), pretendía la revolución, la destrucción del estado y el surgimiento de un mundo nuevo.

Al estallido de la Guerra Civil, en julio de 1936, Cataluña era un bastión del anarquismo. En el invierno de 1937, un larguirucho inglés de modales aristocráticos, cuyo mantra era: “Alguien tiene que parar al fascismo”(1), arribó a Barcelona: George Orwell. El literato británico percibió algo diferente en la ciudad condal: “Una urbe donde la clase trabajadora estaba en la silla de montar”.

Fruto de su experiencia en España, Orwell publicó Homenaje a Cataluña, una de las críticas más demoledoras contra el comunismo, pues presenció cómo los agentes soviéticos de Josef Stalin eliminaban a sus rivales del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), en especial a su líder, Andreu Nin. Asimismo, un poster de una miliciana en el bar, La Llibertaria, inspiró a Orwell el personaje de Julia en su magnum opus, 1984.

Durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975) el catalán fue prohibido y se estranguló, a través de la ejecución y el exilio, la vida intelectual de Cataluña. El nacionalismo catalán encontró un resguardo en el FC Barcelona, pues el Real Madrid era percibido como “el equipo de Franco”. Desde entonces data la acérrima rivalidad entre los merengues y los blaugranas.

Con la vuelta a la democracia, en 1975, Cataluña experimentó una gran prosperidad debido a la gran habilidad para los negocios. En particular, las finanzas la industria editorial. Esto se manifestó en 1992, cuando Barcelona fue ciudad olímpica.

Si los catalanes han prosperado dentro de España, ¿Por qué buscar la independencia? El siguiente cuadro lo explica.

 

Tabla de justificación de la independencia catalana

Factor Explicación
Economía – Los catalanes son productivos, pues con el 16 por ciento de la población española generan el 20 por ciento de su Producto Interno Bruto

– Cataluña atrae la tercera parte de la inversión extranjera directa a España y genera un tercio de sus exportaciones

– El sur de España, pobre y atrasado, resiente el éxito catalán: “Los catalanes trabajan duro, pero son tacaños”.

Religión – La mayoría de los catalanes son católicos romanos. De hecho, la semana pasada 400 sacerdotes, incluyendo algunos obispos, firmaron un manifiesto a favor de la independencia. Este hecho motivó que el gobierno de Mariano Rajoy se quejara ante el Vaticano.

– A manera de los clérigos revolucionarios Hidalgo y Morelos, el sacerdote catalán  Sergi d’Assís Gelpí i Abradó   ha ganado notoriedad por lanzar sermones a favor de la independencia de Cataluña.

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Fuente: elaborado por el autor con datos tomados de: Asia Times, La Vanguardia y YouTube.

 

¿Cuál es la solución para el embrollo catalán? No hay salida fácil: Rajoy se escuda en el Artículo 155 de la Constitución española, el cual habla de disolver los poderes en una comunidad autonómica en caso de rebeldía; Carles Puigdemont, el presidente de la Generalidad de Cataluña, se cobija en los 4.2 millones de ciudadanos que emitieron su voto el pasado 1 de octubre de 2017.

Acuerdo o inestabilidad parece ser que ese el dilema que enfrentan España y Cataluña. Déu dirà

Aide-Mémoire. – La barbarie presenciada en Las Vegas, Nevada es otro cruel capítulo de la locura estadounidense.

 

(1) Meyers, Jeffrey. Orwell: la conciencia de una generación. Ediciones B, Barcelona, 2002, p. 174

 

 


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