La metamorfosis ajena
A veces me pregunto si estoy permanentemente dormido o si aún puedo despertar. Hace días que perdí la noción del tiempo. No puedo comer, pero tampoco siento la necesidad de hacerlo. En donde antes estaban mis extremidades ahora hay vacío, tengo una ligera percepción de la realidad, pero basada únicamente en recuerdos, es desesperante, pero por alguna razón que yo mismo no entiendo, tampoco estoy desesperado.
El mundo que conocía ahora es solo oscuridad, como si estuviera bajo tierra, enterrado y esperando, ¿Pero esperando qué? Lo último que aún puedo concebir del exterior es una sensación de dolor.
¿Cómo llegué a este punto? Si hace unos días me encontraba tranquilo devorando hojas, absorto en mis asuntos, cuando de pronto escuché un zumbido poderoso. Lo siguiente que recuerdo es un intenso ardor en el abdomen y todo desvaneciéndose a mi alrededor, como si mi universo se diluyera frente a mis ojos. Sin darme cuenta cómo, quedé profundamente dormido y cuando por fin desperté todo era oscuridad, oscuridad y vacío. Ya no siento nada, no espero nada, no distingo nada, como si lo que viví antes de esto hubiera sido un sueño y esta oscuridad fuera mi única realidad.
Al principio pensé que se trataba de mi ansiedad por pensar en qué me convertiría después de mi estado como larva: un fuerte escarabajo o una delicada mariposa, quizás en una mística polilla de soberbias alas negras.
–Quizás así se siente la metamorfosis -me digo a mi mismo mientras siento emerger alas de mi espalda- Al fin se acabará esta agonía -pero tardíamente y en mi último suspiro me doy cuenta de que no se trata de mis alas, sino de la metamorfosis de alguien más….
Existen ciertos tipos de avispas que para poder llevar a cabo su desarrollo larvario necesitan vivir dentro de un hospedero. Esto sucede gracias a que un ejemplar adulto deposita sus huevecillos dentro de otro insecto (larvas, escarabajos, hormigas, mariposas), una vez dentro las larvas comienzan a alimentarse de él de tal forma que permanezca vivo hasta que ellas terminen de crecer y estén listas para emerger como adultos. Este tipo de organismos son conocidos como parasitoides, que a diferencia de los parásitos sólo viven a expensas de otro durante una parte de su desarrollo.
Cabe mencionar que algunas plantas tienen la capacidad de emitir sustancias volátiles que “avisan” a las avispas cuando están siendo devoradas por algún insecto glotón. La avispa acude atraída por el aroma y deposita sus huevecillos dentro del insecto.
Esta extraña simbiosis beneficia a la planta a no ser comida y a la avispa para completar su ciclo de vida.
En fin, relaciones macabras en la naturaleza.
Diana Alvarado e Isrrael Rodríguez Elizalde