Terminaron los festejos del 422 aniversario de la fundación de la ciudad de Aguascalientes y se escucha por muchos lados que fue muy vistosa la fiesta, además de compartida, ya que se llevó a varias colonias espectáculos artísticos, teatro, exposiciones, talleres y actividades culturales de primer nivel; caso aparte la gran corrida de toros, una verdadera tarde de sol, sangre y arena, todos los elementos puestos para recordarla por años amén de la pirotecnia nunca antes vista en un festejo taurino; reitero que hoy se puede hablar de que se le convido a las colonias populares en este significativo evento de las diferentes festividades de la ciudad, es pues un aniversario digno de recordarse y que la alcaldesa Tere Jiménez tuvo en esta ocasión el reconocimiento de los pobladores de la capital del estado por la idea de compartir eventos, obras y conciertos en espacios no céntricos de la tierra festejada.
Habrá que esperar al próximo año para ver qué otra innovación se le dará a este evento que llena de fiesta y alegrías a los aguascalentenses nacidos y adoptados por la tierra de la gente buena, solo que hay un pequeño problema; aparte de la memoria colectiva y de los medios de comunicación que están dejando en sus páginas y columnas la historia y los aconteceres de lo que pasa en la ciudad, no existe en estos momentos un “fedatario en la cronología” del desarrollo económico, político y social que deje plasmada la vida e historia de la ciudad, ya que desde la muerte del gran cronista de la ciudad de Aguascalientes el doctor Alejandro Topete Del Valle (1908-1999), ha sido difícil llenar ese importante puesto honorífico, es pues el momento de pensar en lo urgente e importante que es para nuestra ciudad contar con el Cronista de la ciudad, persona que dé fe de la historia, vida y crecimiento de la ya longeva ciudad de la gente buena.
No puede existir pueblo sin memoria ni crecimiento sin historia, y es nuestra ciudad, esta ciudad coqueta y creciente como un lugar que merece todo un reconocimiento por lo que significa para el país, más allá de su feria, del legado a la tauromaquia, de sus ayeres ferrocarrileros, de sus industrias y fábricas; es la gente buena que le da un lugar especial para nuestra corta memoria, sus hombres y mujeres que nos han forjado en los últimos años y es en sus personajes en los que se puede reflejar el acontecer diario y el crecimiento permanente de nuestro querida y amada ciudad, pero hoy no hay quién haga la cronología de lo que estamos dejando para la historia de nuestras próximas generaciones de este bello lugar.
Por hoy sería mi Reflexio, algo de lo que desde tiempo atrás me había surgido como petición a nuestras autoridades para que ya se pongan a buscar a quien desde hace más de 16 años debió de haber ocupado tan importante encomienda para el bien de nuestra memoria y del colectivo histórico de la ciudad en la que habitamos; bueno pues me voy a honrar a mis padres que ya no están en este mundo, pero que son parte de las calacas de uno de los panteones que están bajo el cielo claro, en la tierra buena, misma que al adoptarlos les permitió a los dos formar una familia, misma que es nacida y radicada en esta cumpleañera ciudad.
Aprovecho para dejar un saludo a mis amigos de este importante medio de comunicación, a los cuales les dejo su calaverita., en especial a Francisco M. Aguirre Arias y el gran equipo de colaboradores de La jornada Aguascalientes…
Llegó hasta el edificio de Zaragoza, la calaca caminando escabrosa
Preguntando por un tal Paco, de manera muy azarosa
Y fue por culpa de Edilberto, quien no salió a defenderlo
Ya que el joven Raymundo le dijo, mejor hay que venderlo
Y que sale Tania enchilada y les gritó muy enojada
Bueno “jijos” de la hojaldra ¿son o no son de La Jornada?
Reporteros y personal se escondieron en escritorios
Pensando que los buscaba la muerte pa’ sus velorios
A Fernando la huesuda no lo vio, pues se puso transparente
Fue tanta su impresión, que renunció de repente.
Hoy en la ciudad se murmura, lo acontecido en el periódico
Ya que muchos aseguran, que era un hecho anecdótico
Gobernantes y dirigentes brindaban por lo ocurrido
Sin saber que los jornaleros, a la parca se le habían escurrido
Ahí va triste la calaca solita pa’l panteón, y lo peor, sin información,
Pues al director de La Jornada, no más no pudo darle chicharrón…