En el contexto de las mediciones, ¡con el Coneval hemos topado, Sancho!
El objeto social de medir la pobreza se expresa así: En cumplimiento de las disposiciones establecidas en la Ley General de Desarrollo Social (LGDS), el Coneval informa las estimaciones de pobreza en México y para cada entidad federativa, correspondientes al año 2016. La finalidad de esta información es proporcionar elementos para mejorar las políticas públicas tendientes a la superación de la pobreza en México. Al conocer el estado que guardan las dimensiones que conforman el fenómeno de la pobreza en México, los órdenes de gobierno (federal, estatal y municipal) pueden identificar las áreas en las que se requiere redoblar los esfuerzos institucionales, así como las regiones del país donde es necesario fortalecer la atención prioritaria de la población en situación de pobreza o vulnerabilidad económica o social. (Coneval. https://goo.gl/cyFjgZ)
Hace quince días al publicar sus resultados 2016 el Coneval, la cabeza de primera plana de La Jornada Aguascalientes tronó con fragor: Dejó el PRI más de 369 mil pobres. (LJA. Primera Plana. Jueves 31 de Agosto de 2017). Y, en recuadro, sintetizaba: 43.6% población en situación de pobreza/ 53.1 millones de personas; 7.6% en pobreza extrema / 10 mp; 26.8% (Reporte: 9,375,581 mp);
El reporte 2016 pública: 53,418,151 millones de personas en situación de pobreza.
Referente a Carencias Sociales en la medición de la pobreza (2010-2016), tenemos: Población con rezago educativo 17.4%/21.3 mp –menor a los años precedentes-; carencia por acceso a los servicios de salud 15.5%/19.1 menor a 2016 29.2%/33.5 mp; carencia por acceso a la seguridad social 55.8%/68.4 mp, ligeramente menor a los años precedentes 60.7%/69.6 mp de 2010; carencia por calidad y espacios de la vivienda 12.0%/14.8 mp versus 15.2%/17.4 de 2010 e igual a 2014; carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda 19.3%/23.7 mp, menor a los años precedentes; carencia por acceso a la alimentación 20.1%/24.6 mp, quizá el indicador más sensible por medir la “pobreza alimentaria”; población con ingreso inferior a la línea de bienestar 50.6%/62 mp, indicando una proporción menor a la de 2010, 52.0%/59.6 mp, pero más elevada en números duros, explicable por la tasa de incremento demográfico; población con ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo 17.5%/ 21.4 mp, de igual modo, un poco mayor a 19.4% de 2019, pero menor a 22.2 medido en mp; el gran promedio en pobreza –tal cual- en 2016 es igual a 43.6% de la población, relativo a 46.1% de 2010. En donde la población en situación de pobreza extrema desciende a 7.6% en 2016 frente al 11.3% de 2010. (Fuente: Estimaciones del Coneval con base en el MCS-ENIGH 2010, 2012, 2104 y el MEC del MCS-ENIGH 2016).
Como podemos observar, el Coneval todavía no está en paz con los resultados del famoso MCS que fuera modificado por el Inegi, que hizo una “corrección” para compensar la desviación resultante por la supuesta ocultación o minusvaloración de datos reales producida por los mismos encuestados. Recordemos.
La real y fuerte controversia sostenida entre el Inegi y el Coneval, con base en las modificaciones técnicas que el primero introdujo en un módulo de la encuesta para medir el nivel de ingreso de los hogares; con la intención asumida de afinar o hacer más precisa la captación de información desde las personas encuestadas; digamos que modalizó la forma de hacer las preguntas críticas a las personas encuestadas, en campo, sobre su ingreso “real”; bajo el supuesto de que los respondentes atenúan o minusvaloran el monto verdadero que percibe la familia, entendida como unidad económica total.
De manera que las preguntas modificadas -con afinado colmillo experiencial del Inegi- supuestamente serían mejores “reactivos” para identificar y captar la suma real del ingreso obtenido por las familias más vulnerables del país. El Coneval respondió con un fuerte y airado reclamo a esta modificación, argumentando que la información así obtenida se hace incomparable con la de anteriores mediciones, a causa de dicho cambio metodológico. He ahí la controversia que constituye el referente. (Nota mía: LJA. ¿Retórica inútil? Sábado 30 de julio, 2016).
Lo que desembocó en una airada controversia en los medios: “La institución responsable de elaborar las estadísticas oficiales, (Inegi) modificó un módulo de una de sus encuestas y acto seguido, citando algunos encabezados, la pobreza disminuyó 9.5% entre 2014 y 2015. 11 millones de mexicanos ya no son pobres, dejaron de serlo de pronto, sin aviso, milagrosamente. Tal vez sea la magia del cine o tal vez será que la pobreza no existe y son los papás” (¿?). (Fuente: (LJA. Miércoles, 27 de julio de 2016. Signada por José Carlos Sierra). Esta disputa de supuesta “corrección informativa” nos conduce a la necesidad de emitir un juicio justo, cuando de interpretar o realizar una relectura de datos estadísticos, recopilados de acuerdo a una metodología dada, se trata. Dicho de otra manera, la pretendida “lectura de la realidad” obtenida desde fuentes estadísticas es directamente proporcional a la precisión y pertinencia conceptual con que aborda sus criterios metodológicos; a esto los científicos sociales le llaman “constructo”, es decir, un estudio o ensayo nada mágico ni providencialista, pues se trata de un diseño realizado por la mano e inteligencia del hombre/mujer que lo trabaja. También se le llama Marco Teórico. Lo que resulta de la mayor importancia aún, al medir un fenómeno socio-demográfico, complejo y multilineal como es la pobreza.
En donde este reporte Coneval 2016 nos indica que en el tópico de Evolución de la pobreza por entidad federativa, Aguascalientes ha evolucionado como sigue: En 2010 registró un porcentaje de Población en Pobreza de 38.1%, en tanto que en 2016 registra 28.2%, pero todavía más alta que Baja California (22.2), Baja California Sur (22.1), Coahuila (24.8) y Ciudad de México (27.6). Y en pobreza extrema Aguascalientes evolucionó de 45.1 miles de personas en 2010 a 30.2 mp en 2016, lo que en realidad significó un repunte, ya que en 2014 había logrado abatir la pobreza a un registro de 26.7 miles de personas. Este salto hacia arriba implica un deterioro de la línea de pobreza en el mismo número de personas que han descendido en sus condiciones de bienestar. Lo que indica que en términos de políticas públicas, algo se hizo bien en 2014, pero algo resultó muy mal en 2016, año del relevo gubernamental, pues existen ahora más pobres en el estado, en magnitud de 4 puntos porcentuales más elevado; será ese 369 mil pobres que consigna La Jornada Aguascalientes, al 31 de agosto de este año, siguiendo fuentes del Coneval.
Lo interesante es que ese famoso MCS, Módulo de Condiciones Socioeconómicas, ha de integrarse a la compleja fórmula del llamado Índice de Gini (por su creador, el estadístico italiano Corrado Gini. Normalmente se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos, dentro de un país, pero puede utilizarse para medir cualquier forma de distribución desigual. El coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y donde el valor 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno).
Resulta que en el caso de Aguascalientes, el ingreso corriente total es de 15 mil 408 millones de pesos, para 333,006 hogares. De este gran conjunto, el ingreso promedio por hogar sería de 46 mil 270 pesos trimestrales -siguiendo el razonamiento lógico de dicho índice- de que partiésemos de una absoluta igualdad, es decir que nuestra sociedad se comportara como una organización societal con 0 desigualdad. Pero, bien pronto nos damos cuenta de que tal ingreso promedio es sólo una bella ficción matemática, ya que pocos hogares tienen ese nivel de ingreso. Y la explicación es que el estado de Aguascalientes está entre las entidades federativas donde los hogares más ricos concentran mayor ingreso. Aguascalientes en el 2010, presentó que los recursos económicos tienen mayor movilidad en los deciles (segmentos del sistema decimal que nos rige) superiores, a saber: el 37.3% del total de ingresos del estado le pertenecía al diez por ciento de los hogares más ricos. En el pasado año 2014, este sector de la población obtuvo un poco menos, es decir el 35.9%. Para ponerlo en términos de contraste, resulta que en Aguascalientes, el decil de los ricos tiene un ingreso mensual promedio de 55.349 pesos, en tanto que el decil de menos favorecidos ingresa 2,451 pesos. ¡He ahí la diferencia!
El hecho de que en 2016, a pesar de una curva histórica decreciente en niveles de pobreza a partir de 2010, el grave factor de la desigualdad social ha seguido desplazando a mayor número de personas a los deciles de más bajos ingresos y esto topa en los deciles más pobres, haciendo más pobres a los pobres e incrementando proporcionalmente su número. Y, adivine usted cuál es el indicador responsable y más sensible de esta balanza: sí, ¡le atinó! El malhadado salario a que estamos sujetos, por fe idolátrica e irrestricta de los poseedores del capital al tótem de la ganancia por encima del bienestar social.