El Frente Ciudadano por México, que es la alianza hecha entre el Partido Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano, ha marcado la agenda pública las últimas semanas. El anuncio de una agenda legislativa común realizado la semana pasada dejó claro que los dirigentes de los institutos políticos que lo integran se han concentrado en sus coincidencias antes que en sus diferencias para dar muestras de unidad. Sin duda, esto ha rendido frutos puesto que en las encuestas rumbo a 2018 han logrado posicionarse arriba de Andrés Manuel López Obrador.
Quizá, la única cosa que ha estado en la agenda pública y que ha logrado ser visible además de todo lo relacionado con el Frente, es Ricardo Monreal y su desencuentro con Morena.
Ricardo Monreal Ávila es originario de Zacatecas, estado del cual fue gobernador durante el periodo que corre del año 1998 a 2004. Después fue senador de la República de 2006 a 2012, diputado federal por Movimiento Ciudadano de 2012 a 2015 para después convertirse en jefe de la Delegación Cuauhtémoc en la Ciudad de México desde 2015, por Morena, el partido de López Obrador.
Durante los meses pasados, el nombre de Monreal encabezaba las encuestas para la sucesión de Miguel Ángel Mancera a la gobernar la Ciudad de México, no sólo como el principal contendiente en la pugna interna de Morena, sino como el más favorecido en las encuestas en comparación con candidatos de otros partidos. Sería natural que después de haber seguido a Andrés Manuel durante tantos años y acompañarlo en las buenas y en las malas (aunque han sido más las malas, según el propio Monreal), Ricardo fuera el elegido por Andrés para la Ciudad de México. No fue así.
Un pequeño grupo enclaustró al líder (¡qué raro!, eso casi no pasa con los liderazgos miopes), y se apoderó de las tomas de decisiones. Este pequeño grupo, al que Ricardo Monreal ha denominado la Nomenklatura, se le ha metido en la cabeza a AMLO y lo ha hecho tomar las malas (malísimas) decisiones de los últimos meses, desde sumar a Godoy Toscano y a René Bejarano (corruptazos) a las filas de Morena, hasta convencerlo de traicionar al hombre más fiel que ha tenido Andrés en los últimos años, Monreal.
En todos lados hay nomenklaturas y la historia nos ha mostrado una y otra vez como terminan los líderes que solo escuchan a unos cuantos. Andrés designó como candidata a la Ciudad de México a la persona que resultó del cónclave de la nomenklatura, Claudia Sheinbaum. Búsquela en google, yo tampoco había escuchado de ella en mi vida. Darle la espalda a tu hombre más leal gracias a las intrigas de unos cuantos es algo con consecuencias funestas. En unos meses el lector me dará la razón.
Hoy Ricardo Monreal se encuentra en un periodo de reflexión complejo y decisivo. Agachar la cabeza y decir “sí, señor”, o hacer lo que hace 20 años justamente hizo cuando el PRI impuso a un candidato a la mala y Monreal decidió postularse por el PRD a la gubernatura de Zacatecas, ganando ante la sorpresa de todos.
Dante Delgado, dirigente de Movimiento Ciudadano, ha puesto sobre la mesa de discusión del Frente Ciudadano por México el que Ricardo sea candidato a la CDMX por la coalición en 2018. Esto supone una serie de cosas que no son sino más que benéficas para el Frente: por un lado, tendrían un candidato con posibilidades reales de ganar la Ciudad de México ante la hasta hoy insuperable Morena en la capital y por el otro, resquebrajar la autoridad moral de Andrés Manuel, dejarlo vulnerable en plena elección presidencial, sin quien fuera su mano derecha y pararrayos en 2012.
En palabras de Enrique Alfaro, presidente municipal Guadalajara por MC, Andrés Manuel lleva tiempo dinamitando sus puentes de comunicación con muchas fuerzas políticas que le han ofrecido ayuda durante años. Incluso destruyendo a su propio equipo. El caso de Monreal, lo dibuja completo.
Con Monreal, el frente tiene ganada la Presidencia de la República. No temo pecar de exagerado. Monreal significaría dar un golpe de consecuencias irreversibles a la mina de votos más importante de Andrés Manuel, la Ciudad de México. Con la fuerza política que los tres partidos coaligados representan juntos, sería definitivamente una estrategia acertada abrirle la puerta a Monreal, no sin que antes Dante le dé una palmada en la espalda y le diga “ha vuelto el hijo pródigo”.
El Frente cometería un error al postular a cualquiera de los desconocidos aspirantes del PRD que desean la candidatura de la Ciudad. El PRD deberá entender que en política las coyunturas son cruciales y la soberbia en situaciones como esta puede ser fatal. Ricardo Anaya debe reconocer que en esta ocasión, Dante Delgado le ofrece la oportunidad de que su candidatura presidencial sea un día de campo, veremos la decisión que toman.
Para Ricardo Monreal, la reflexión debe ser que hace 20 años decidió no agachar la cabeza y le fue muy bien. Si algo pasa una vez, puede pasar una segunda. Hay ocasiones en las que uno no debe encogerse en hombros, sino dar un paso al Frente.