Muchas lecciones muy dolorosas nos están dejando a las nuevas generaciones, los efectos destructivos de los temblores del pasado 19 de septiembre, sin embargo, algunas de esas lecciones, deberán servirnos para valorar más lo que se tiene y trabajar aún más por lo que no se tiene.
Tan pronto me enteré de lo que había sucedido a través de los videos que se propagaron por Whatsapp, y luego más tarde por los reportes de la televisión y de los medios impresos, emergió en mí, como en la mayoría de los mexicanos, un inmenso deseo de ayudar, de poder sumar mis manos a los trabajos y de salvar la vida de quienes quedaron atrapados bajo los escombros.
Esa misma tarde me comuniqué con mi líder nacional, Rodolfo González Guzmán, quien le pregunté por su estado y una vez que confirmé que estaban bien, le expresé mi deseo por contribuir a la solución.
Me dijo que justamente la CROM estaba en ese momento armando grupos de rescate, reclutando personas con experiencia para sumarse a las tareas y me pidió formar un equipo reducido de trabajo, también con experiencia, para poder ponerlos a disposición de la sociedad. Así fue que un grupo de compañeros cromistas se integró al contingente de rescatistas que laboran en los trabajos de remoción de escombro y de tareas de salvamento.
Sin embargo, algo que me llamó fuertemente mi atención fue la solidaridad expresada en redes sociales y en la rápida formación de centros de acopio de ayuda. En centros comerciales, los niños y los adolescentes pidiendo a sus papás ampliar las compras de mandado con la finalidad de mandar alimentos y agua a los damnificados.
Empresas en lo particular, clubes de servicio, instituciones educativas, medios de comunicación, iglesias, chavos banda, sociedad en general, toda se volcó a enviar ayuda para nuestros hermanos en desgracia.
Nuestras autoridades, tanto Gobierno del Estado como la Presidencia Municipal, dispusieron de inmediato en envío de ayuda, dando excelentes resultados como la actuación de los binomios caninos, que lograron localizar a varias personas atrapadas, cuando ya se habían dado por vencidos otro grupos de rescate. Estos hechos se volvieron noticia nacional de la que muchos mexicanos fuimos testigos.
Y qué decir de la inventiva de catedráticos y alumnos de la Universidad Panamericana, quienes acudieron con su robot especializado en la localización de personas atrapadas, que también dieron buenos resultados.
En fin, muchas lecciones, algunas muy dolorosas, nos han dejado estos sismos del 19 de septiembre, no de 1985 sino del 2017.
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