En medio de la coincidencia salvaje de las formas - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Me aproximé a Fábulas e historias de estrategas con soberbia lectora, ese prejuicio que empaña la mirada cuando se da por sentado que se saldrá satisfecho de la lectura, que tras visitar esas páginas experimentaría, al menos, una gozosa experiencia estética.

Contribuyó a esa sensación que Renato Tinajero ganara el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, al unirse a ese sistema de poemarios, no dudé de la calidad de lo que me esperaba, pues con la excepción de cuatro o cinco de los libros reconocidos por ese premio, mucha de la historia de la poesía nacional se sustenta en ellos.

[Paréntesis. Cada entrega de este Premio -cada vez menos- viene acompañada de una serie de críticas por la elección del ganador; por la importancia del reconocimiento, monetaria, sí, pero sobre todo lo que representa obtener el galardón, tras el anuncio no falta las voces que -sin haber leído el poemario critican la mala elección del jurado por no seleccionar un “digno” representante de la poesía nacional, cualquier cosa que eso sea; también de inmediato se compara al galardonado con los otros poetas que han obtenido el reconocimiento y que destacan por méritos individuales irreprochables: José Emilio Pacheco, Eduardo Lizalde, Coral Bracho, Francisco Hernández, Elsa Cross, Jorge Esquinca, Fabio Morábito, Malva Flores, Jorge Fernández Granados… por mencionar a los que a mí me conmueven. Así, el ganador siempre sale “perdiendo” porque se le compara omitiendo que, en la mayoría de los casos, los libros premiados no necesariamente son aquellos que hacen a estos autores indispensables y, en las más de las ocasiones, a partir del libro que se reconoce con el Aguascalientes, se establece o consolida un estilo].

Por eso mismo esperaba de Fábulas e historias de estrategas una mínima satisfacción. El título me guiñaba: una conjunción, un enfrentamiento entre el mito y la narración, el cuento y los hechos, las mentiras que sustentan las estatuas para los héroes y el material del que están hechos los hombres, sus historias; aparte de la obsesión que tengo por los títulos largos y sugerentes.

Dividido en ocho secciones, la primera fue otro jalón que me predispuso al placer: “Apertura giuoco piano”, aprendiz de ajedrecista, ganó mi entusiasmo por la referencia, esta lectura será un juego lento, vívido y sin pausas, el intercambio ofensivo que asegura una partida muy táctica que mantiene concentrados a los oponentes. Leí y esos prejuicios se desvanecieron:

La suerte es una mano, ávida, hiperbólica

un pulgar inesperado sobre el lomo de la pulga

El golpe, la contundencia que me quitó la sonrisa satisfecha con que abrí el libro, y el remate de ese primer poema que caracteriza al azar:

La muerte es digna y buena como un grano de mostaza


Contundente, te atrapa y obliga a seguir. Indiqué que era un aprendiz de ajedrecista, ni eso, apenas un visitante del juego que se maravilla ante lo que conoce, pero no entiende del todo cómo funciona, sé mover las piezas, sé leer, pero soy incapaz de jugar bien, de jugar en serio, como las metáforas de Tinajero en este libro, reconozco la precisión con que una palabra es colocada en un verso, la recuperación de un vocablo que puesto en un contexto nuevo establece nuevas relaciones y expande su significado.

¿Es Fábulas e historias de estrategas una partida, un juego descrito acción tras acción? El autor dice que sí, yo no lo sé y no me importa, los poemas de este libro lo que me muestran, más allá de la referencia al tablero y sus piezas, es una pasión por el lenguaje y la forma de contar, de una claridad deslumbrante, es evidente el trabajo de corrección, de búsqueda de la palabra exacta, cómo se construye un mundo imagen tras imagen, lo mejor: su vocación por nombrar.

Renato Tinajero es un narrador habilidoso, conocedor de sus herramientas, avanza y anuda preciso la tensión en cada estrofa, siempre está contando muchas cosas a través de un verso sencillo, que no elude las preguntas sobre los motivos y razones de los conflictos, pero sobre todo, un poeta que se ha planteado el reto de mirar el mundo y nombrarlo en voz alta.

Insisto en la claridad de Renato Tinajero porque, al menos para mí, la presentación de su poemario como una que se inscriben en la tradición de Canto a un dios mineral de Jorge Cuesta y el uso de la palabra “metafísico”, me parece alejan de la apreciación de un estilo que no teme explotar las palabras hasta llegar a su esencia, sacarle jugo y devolverla al lector diáfana, como la primera ocasión en que se llama pan al pan y este aparece crujiente y dorado sobre la mesa, listo para ser compartido.

Reitero la condición de narrador de Renato Tinajero por la composición de libro, el orden de las secciones y los poemas dedicados a las piezas (duelo de peones, paso de alfiles, desplazamiento de torres o conversaciones con las damas) que cierran con la descripción de una partida, son capítulos que componen una historia mayor.

Narrador, autor, poeta, no importa la etiqueta, porque Fábulas e historias de estrategas tiene la intención clara de dialogar, más allá de los géneros, sin importar que a veces que el verso se alargue y rompa el ritmo, que no se cumpla con una métrica estricta o genere disonancia, el punto es que siempre termina contando, en beneficio de la historia.

Al hombre, dicen, no sólo le interesa qué son las cosas, también desea saber para qué le sirven, considero que las reflexiones sobre el silencio, el miedo, la eternidad y el sueño, son la clave para querer llamar metafísico este poemario, ante esta clasificación, prefiero leer el constante milagro de producir lo que no se debe explicar porque el mismo acto de nombrar es suficiente para definir, todas las veces que se abren los ojos y se mira el mundo, tras la sorpresa, viene la apropiación, el mundo es mío porque me pregunto dónde estoy, quiénes me rodean y quién soy a partir de nombrar el mundo, apropiárselo así.

Eso son los poemas de Renato Tinajero, la forma en que las palabras nombran una verdad completa.


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Edilberto Aldán
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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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