- Las células pluripotentes inducidas, constituyen una gran esperanza para el tratamiento de enfermedades que hasta ahora son incurables y al no provenir de embriones quedan al margen de debates éticos
Con el objetivo de discutir estrategias para el empleo de células pluripotentes inducidas (iPS, por sus siglas en inglés), así como los avances y las perspectivas en esta área del conocimiento, se llevó a cabo el viernes pasado el Simposio México-Japón en Ciencia, Tecnología e Innovación en El Colegio Nacional.
Las células iPS, se crean al introducir un pequeño número de genes en células somáticas humanas ordinarias (por ejemplo, las células adultas de la piel). Estas células son pluripotentes porque pueden diferenciarse en cualquier tipo de célula del cuerpo, por ejemplo, en neuronas, células hepáticas o células sanguíneas como las plaquetas o los glóbulos rojos, entre muchas otras, y además son capaces de proliferar o crecer indefinidamente en cultivo. Las células iPS fueron generadas por primera vez por el grupo del profesor Shinya Yamanaka, en la Universidad de Kyoto, Japón, quien obtuvo el Premio Nobel en 2012 por esta investigación.
El método desarrollado por el grupo Yamanaka ha demostrado ser altamente reproducible, relativamente simple y se considera un gran avance científico. Las células pluripotentes, al dar lugar a cualquier tipo de célula en el cuerpo, constituyen una gran esperanza para el tratamiento de enfermedades que hasta ahora son incurables, por lo que científicos en todo el mundo estudian la posibilidad de emplearlas para enfrentar diversas patologías.
En 1998, el profesor James Thomson estableció la primera línea de células troncales de humanos, que por ser la primera fuente de células humanas pluripotentes aumentó el interés en el potencial de las aplicaciones en la medicina regenerativa. Sin embargo, el empleo de estas células ha enfrentado problemas debido a que su derivación implica la utilización de embriones humanos, lo que ha llevado a diversos debates éticos y religiosos y ha incitado a gobiernos de muchos países a restringir su aprovechamiento, y en algunos casos han sido difíciles de utilizar incluso para fines de investigación legítimos, señala en su página web, el Center for iPS Cells Research and Application. Las células iPS al provenir de células adultas quedan al margen de estas restricciones.
Durante el simposio se dictó la conferencia magistral: “Fabricación ex vivo de plaquetas humanas utilizando tecnología de células iPS: sistema de transfusión independiente de donantes”, que impartió el doctor Koji Eto, director adjunto del Centro de Investigaciones y Aplicaciones de las Células Troncales y también profesor en la Universidad de Chiba, en Japón, quien explicó los avances en tratamientos que requieren plaquetas y glóbulos rojos generadas con células iPS.
Al concluir la conferencia, María Elena Medina Mora, integrante de El Colegio Nacional y representante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, destacó la importancia de las colaboraciones con el centro de investigación japonés.
“En el caso muy específico de la siquiatría, la posibilidad de contar con mejores tratamientos es trascendental; nosotros no tenemos muchos marcadores y el tratamiento se hace a partir de la respuesta del enfermo a los medicamentos, lo que provoca que se tenga que ensayar con muchos medicamentos en una persona. La posibilidad de tener orientación mucho más específica por medio de las células iPS, nos ayudaría con los pacientes que tenemos que son resistentes a los medicamentos que se aplican ahora”, dijo la también directora del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
Asimismo, Teresita Corona Vázquez, exdirectora del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, reiteró ante el investigador japonés Koji Eto, su disposición a colaborar.
“El potencial de estas células será algo sensacional para combatir las enfermedades neurodegenerativas. En especial, estamos muy interesados en la esclerosis lateral amiotrófica (enfermedad de las neuronas que controlan el movimiento de los músculos voluntarios). Se podría hacer un acercamiento con los pacientes, en un grupo que tenemos nosotros con enfermedad de la neurona motora, lo cual sería una oportunidad muy clara (de colaboración)”, puntualizó la doctora Corona Vázquez, quien también es representante del SNI en el Foro Consultivo.
El simposio, coordinado por el doctor Jaime Urrutia, miembro de El Colegio Nacional, fue una actividad realizada en conjunto con la Embajada de Japón en México, la Universidad de Kioto, la Secretaría de Salud, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Academia Mexicana de Ciencias.
Con información del Foro Consultivo Científico y Tecnológico