- “Nacho Padilla sobrevive en nuestro siglo como un rey viejo fantasmal y providente que aparece de vez en vez para que el hijo no se olvide de él y para vengar a quienes quisieron su muerte. Se coronó como el rey secreto de la narrativa”: Jesús Silva-Herzog Márquez
- A un año de su inesperada muerte, la Academia Mexicana de la Lengua rindió un homenaje al joven escritor Ignacio Padilla, quien murió a la edad de 46 años en un accidente automovilístico
A un año de su inesperada muerte, la Academia Mexicana de la Lengua (AML) rindió ayer un homenaje al joven escritor Ignacio Padilla, -quien murió a la edad de 46 años en un accidente automovilístico- considerado un pilar en la literatura mexicana contemporánea, ya que él y un grupo de jóvenes conformaron la generación del “crack”, quienes implantaron una literatura compleja y de mayor exigencia formal, estructural y cultural, que se convirtió en la ruptura del “boom latinoamericano” de los años 70.
Familiares, amigos y exalumnos se reunieron en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes para recordar al maestro en literatura inglesa por la Universidad de Edimburgo y doctor en literatura española e hispanoamericana egresado de la Universidad de Salamanca, quien escribió poco más de 33 obras, entre novelas, cuentos, ensayos y crónicas.
“El cuento era para él, la madre de toda su literatura, a veces se desbordaba para convertirse en novela y otras, los personajes pedían telón y nacía una obra de teatro. Él decía: Acudo al cuento porque me acobarda el abismo de la novela, ese vértigo que en el fondo me atrae porque es el abismo del mundo que me tocó habitar”, recordó el ensayista Jesús Silva-Herzog Márquez, durante el homenaje luctuoso.
“Nacho Padilla sobrevive en nuestro siglo como un rey viejo fantasmal y providente que aparece de vez en vez para que el hijo no se olvide de él y para vengar a quienes quisieron su muerte. Se coronó como el rey secreto de la narrativa”, agregó Silva-Herzog Márquez, coordinador adjunto de Investigación del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
Gran parte de su obra narrativa ha sido traducida a más de 15 idiomas y cuenta con al menos una docena de premios nacionales e internacionales, entre los que destacan: el Premio Nacional de las Juventudes Alfonso Reyes (1989); Premio Kalpa de Ciencia Ficción (1994); Premio Nacional Juan Rulfo para Primera Novela (1994); Premio Nacional de Cuento Infantil Juan de la Cabada (1994); Premio Nacional de Ensayo Literario Malcolm Lowry (1994); Premio Nacional de Ensayo José Revueltas (1999); Premio Primavera de Novela (2000), y en una sola edición, tres Premios de Literatura Bellas Artes, el de Cuento Infantil Juan de la Cabada, por Las tormentas del mar embotellado en 1994.
“Él era el más devoto y el más precoz. Tenía devoción a Gabriel García Márquez, a las estructuras complejas, a escribir pronto y mucho. Ganó el Premio Primavera por anfitrión a sus 32 años y también fue precoz al morir, pero esta vez su precocidad nos dejó una gran tristeza”, dijo la escritora Rosa Beltrán, experta en literatura comparada.
La Academia Mexicana de la Lengua, aprobó el 14 de abril de 2016 que Ignacio Padilla ocupara la silla XXXIV, la cual quedó vacante tras el fallecimiento del poeta Hugo Gutiérrez Vega, el 25 de septiembre de 2015.
Con información de la Secretaría de Cultura