Los ciempiés son excelentes cazadores que se alimentan de otros bichos, a los cuales paralizan con un veneno que inyectan mediante una estructura llamada forcípula, ubicada al final del cuerpo
¿Alguna vez has escuchado la palabra Escolopendra?, no se trata de algún sitio paradisiaco para vacacionar, ni se trata del nombre rimbombante de alguna familia real. Las escolopendras somos animales de cuerpo alargado y con muchas patitas, seguramente tú me conoces con el nombre de Ciempiés ¿Te suena familiar? Déjame contarte un poco sobre el fascinante grupo al que pertenezco. Las escolopendras, junto con los milpiés y otros bichos menos célebres conocidos como paurópodos y sínfilos, pertenecemos a un grupo de organismos conocidos como Miriápodos, del cual se conocen alrededor de 16,000 especies. Todos compartimos la característica de tener una cabeza y un tronco largo con muchos pares de patas, aunque no necesariamente 100 o 1000. No nos gusta la luz, es por eso que difícilmente nos verás durante el día, yo prefiero pasar mis mañanas y mis tardes debajo de una piedra, en un tronco o enrollado entre la hojarasca, esperando a que se esconda el sol y la luna sea testigo de mis pasos. Ya entrada la noche me dedico a buscar presas.
Mi menú incluye una gran cantidad de platillos: arañas, cucarachas, caracoles, grillos, saltamontes, mariposas, lombrices, escarabajos, y muchos más bichos similares, sin embargo, mis primos más osados y grandes suelen ir por presas mayores, que incluyen ratones, lagartijas e incluso aves y murciélagos. Es impresionante ver como algunos de mis colegas escalan por las paredes de las cuevas esperando que pase algún murciélago distraído volando cerca para atraparlo en el aire y devorarlo en el acto. Para matar o paralizar a nuestras presas utilizamos un veneno que inyectamos con una estructura al final de nuestro cuerpo llamada “forcípula”, es una excelente estrategia para cazar y empezar a digerir nuestro alimento, pero tú tranquilo, si alguna vez llegas a molestarme no te haré daño, lo más que te puedo provocar es algo de dolor. Una de las especies más grandes de nuestra familia es la Scolopendra cingulata, cuya picadura suele ser muy dolorosa, pero de ahí no pasa, cerca de ti lo más grande que podrías encontrar sería una Scolopendra viridis, si es que alguna vez te decides a salir a explorar el campo por Calvillo o la Sierra Fría.
Entre piedras y hojarasca hay un ecosistema hermoso e interesante, a nuestra escala tenemos nuestros “tigres y lobos cazando conejos y venados”. Vale la pena sumergirse en nuestro mundo, te aseguro que no te arrepentirás.