- Los protocolos de actuación incidirán en garantizar a las mujeres el acceso a la justicia
- Operará adecuadamente en diez años: María de Lourdes Barbosa
El nuevo sistema de justicia penal incidirá de manera importante para que las mujeres tengan una vida libre de violencia, aunque para que opere adecuadamente deberán transcurrir al menos diez años.
Así lo externó María de Lourdes Barbosa, gerente general de Mujeres en Frecuencia, asociación civil especializada en difundir a través de los medios de comunicación masivos, contenidos con la temática de género.
Explicó que el nuevo sistema de justicia penal está operando con los protocolos de actuación, que desde la Suprema Corte de Justicia de la Nación y las procuradurías o fiscalías en cada entidad, obliga a que al momento en que una mujer presenta una denuncia, se realizan bajo varios elementos, atendiendo la condición de género.
“Primero bajo el principio de igualdad, te deben tratar igual si fueras hombre o mujer; el principio de la perspectiva de género en el sentido atenuar situaciones o de ser cuestionada”, detalló.
De esta forma, señaló que el protocolo de actuación que está ya establecido, marca cuales son los pasos que se deben seguir para garantizar a las mujeres el acceso a la justicia; mismo que representa una gran herramienta, cuyo objetivo es el de transversalizar para asegurar a las mujeres el respeto a sus derechos.
Explicó que la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavin) y el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) son las instancias del gobierno encargadas de vigilar la adecuada transversalización en los entes de impartición de justicia. Además la Conavim es la encargada de declarar las alertas de género, dando seguimiento a los gobiernos en cuanto a las acciones que realizan, en torno a las leyes y los acuerdos internacionales.
“En teoría sí tenemos los órganos, pero todavía falta voluntad política para aterrizar muchas cosas; estamos en unos de los momentos más avanzados en materia de leyes y lo único que ahora hace falta es hacerlas valer, pero para ello la ciudadanía debe estar empoderada”, manifestó que los especialistas en el sistema de justicia penal consideran que para que el sistema opere adecuadamente, deberán transcurrir al menos diez años, y una gran parte de ello se debe a las resistencias culturas que existen en las mujeres como usuarias, pero también en las instituciones de justicia.
Un ejemplo de ello, dijo, es que todavía existen policías que cuestionan a las mujeres, aun cuando son ellas las violentadas; ministerios públicos que dudan de la pertinencia de la denuncia o jueces que desechan pruebas, “significan barreras muy fuertes, todavía tenemos que picar piedra, tenemos que sensibilizar a los servidores públicos para que el nuevo sistema pueda aplicarse de manera real y tener resultados positivos para las mujeres.
Externó que además es necesario y urgente el trabajo de concientización y sensibilización en cuanto a los roles de género, la discriminación, el uso de la fuerza y la violencia y aunque es algo se va a llevar mucho tiempo, es importante no quitar el dedo del renglón.
María de Lourdes Barbosa también hizo referencia a las alertas de género como un mecanismo de protección para las mujeres, que además busca exigir a los gobiernos con ciertas recomendaciones, que vayan cumpliendo con algunos aspectos, que en teoría deberán disminuir la violencia, específicamente en relación a los feminicidios.
Externó que a pesar de que en varios estados de la República sí se han implementado varias acciones importantes, también es verdad que los gobiernos realizan estrategias tramposas, con las que se cubren ciertas exigencias de forma parcial o a medias; lo que a todas luces habla de esa falta de voluntad política.
“Como acción afirmativa la alerta de género es importante, sin embargo mientras que no transformemos de fondo la cultura, lo que veremos son señores que gobiernan y hacen de las suyas para no aplicarla correctamente.”
La activista subrayó que al momento las alertas de género que se han activado en el país, han servido para que los gobernadores se cuelguen una medalla pero también para ejercer presupuestos, pues al ser el tema de género una obligación vigilada en el ámbito internacional, que ha ido bajando recursos nacionales e internacionales, lo que ha logrado es que haya mucho trabajo “de pantalla”, pues no hay convicción ni compromiso por parte de gobernadores y alcaldes, de modificar los contextos.
En tanto llega esa voluntad política, lo que sí es posible emprender desde ya, es el fomentar la participación activa de las mujeres, a pesar de que en México han sido criadas para reconocerse víctimas; por ello es necesario cambiar el paradigma, que incluya también a los hombres: “Si un hombre asume convencido la necesidad de un cambio, va a haber cambio, si lo tratamos de obligar con una ley o un tratado, porque se está dando presupuestos, habrán solo cambios parciales, y vamos a regresar a lo anterior”.
La feminista finalmente externó convencida en que ya no habrá retrocesos, pues las mujeres continuarán avanzando, y un parámetro de ello, consideró, es que en las escuelas las niñas son las que llevan los mejores promedios y las que en mayoría terminan una carrera universitaria; situación que sucede a nivel internacional, y que irá tarde o temprano generando los cambios, “lo que creo es que no debemos es perder ni la fe ni la paciencia y continuar haciendo alianzas”.