Continuemos la plática sobre las primeras letras mexicanas.
Fray Miguel de Guevara es otro de los escritores que sobresalieron en México. A diferencia de Balbuena, Guevara es renacentista, y para él las letras son el máximo esplendor de la divinidad, donde su forma perfecta es el soneto.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
Clavado en una cruz escarnecido;
Muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
Muéveme tus afrentas y tu muerte.
Nos encontramos ante dos poemas centrados en un mismo destinatario, pero visto de dos perspectivas, la religiosa y la personal. Ambos poetas le piden a Dios perdón por al olvidarlo, haber pecado, pero uno de ellos le entrega a Dios su pena como un sacrificio equitativo entre reconocer su pecado y el agradecerle a Cristo que murió por él en la cruz. Ésta es una lírica renacentista donde él se ve como héroe al ofrecer su dolor por otros, trata de equilibrar lo que Dios hijo hizo por el mundo, con sus sacrificios; se empeña en evitar que quienes lean su soneto ofendan a Dios, lo que deja a Balbuena en un polo opuesto pues su poesía es totalmente libre, la religiosidad la toca muy por encima de la Guevara, hablan exactamente del mismo tópico, con la misma esencia no obstante Balbuena se permite, formas nuevas produciendo un lenguaje más sencillo pero, igual de aristocrático. Nuestro autor manierista demuestra que las formas no tan rebuscadas también son bellas y vistiendo de una manera muy sencilla la poética mexicana.
A diferencia del poeta renacentista Balbuena maneja el lenguaje poético con una maestría que le permite con un lenguaje sencillo, enmarcar el sufrimiento del pecado, sin dejar a un lado la belleza poética, da a conocer que para escribir no únicamente se necesita formas rebuscadas y sobre saturadas de dolor, si no que con el mismo sentimiento y la misma maestría, la percepción de tristeza es la misma.
Dentro del manierismo también encontramos un poema anónimo que en su estructura denota la herencia lopezca.
Minas sin platas, sin verdad mineros,
mercaderes por ellos codiciosos,
caballeros de serlo deseosos,
Con mucha presunción bodegoneros.
El perfecto lenguaje poético que utiliza este autor es similar al de Lope de Vega, sin olvidar los cuantiosos sonetos matemáticos de Lope donde al igual que el “Laberinto endecasílabo de Sor Juana” podemos dividir el poema en secciones, cambiarlo, volverlo a cambiar ya que el orden de los factores no altera el producto.
Un soneto me manda hacer Violante,
Que en mi vida me he visto en tanto aprieto; Catorce versos dicen que es soneto, Burla burlando van los tres delante. |
Un soneto me he visto en tanto aprieto; Que en mi vida me manda hacer Violante. Catorce versos van los tres delante Burla burlando dicen que es soneto. |
El manierismo les dio la oportunidad de experimentar en la variación de la forma poética, lo que a Lope de Vega la maestría y destreza en la pluma.
La lírica mexicana del siglo XVI es todavía muy occidental, poetas españoles o mexicanos escriben con la misma forma. La influencia de las corrientes italianas y españolas son la fuente de la producción mexicana, los autores escogen entre el renacimiento tardío, el Manierismo y el Barroco. Cada uno tiene un estilo muy particular, sin dejar a un lado a sus maestros y guías europeos. Algunos de los escritores mexicanos se sienten americanos, otros se consideraban aún europeos de nacionalidad y americanos de corazón. La literatura mexicana del XVI no sobresalió como la española pues sus inicios eran muy precipitados y poco reconocidos ante la grandeza de Lope y Cervantes.
La lírica mexicana no se limitó a sonetos, octosílabos y tercetos, sino que se extendió hasta llegar al teatro, con los mismos representantes y con una calidad semejante.
En la actualidad Sor Juana es una de las autoras más reconocidos de la lírica mexicana, pero vale la pena conocer y disfrutar a otros escritores de las primeras letras mexicanas.
Laus Deo
@paulanajber