¡Verano otra vez! Y aquí estoy nuevamente de pie sobre una roca con la esperanza de que alguna bella señorita note mi presencia. A veces me pregunto por qué lo hacemos así, es decir, hay tantos comportamientos de cortejo impresionantes en la naturaleza como para limitarse a exponer un colorido pecho gobernado por el azul. A veces me pongo a pensar cómo sería la vida si fuera un ave del paraíso y tuviera que bailar de manera extravagante para atraer a una linda muchacha, o si fuera una jirafa y tuviera que golpear dulcemente mi cuello contra el de la chica que me interesa provocar, aunque podría ser peor, si fuera un pez linterna de las profundidades tendría que morder a la hembra con quien deseo aparearme y fundirme completamente a su cuerpo con tal de procrear ¿Qué clase de vida sería esa?, o si fuera un periquito de cabeza blanca sería por demás asqueroso, ya que tendría que vomitar encima de la hembra de mi interés. Pensándolo bien, esto de exponer el pecho y hacer “lagartijas” no está tan mal.
Que curiosas son las cosas que te vienen a la cabeza cuando esperas inmóvil a que alguien se percate de tu existencia. Regularmente no haría esto, es decir, con tantos depredadores a mi alrededor para qué arriesgarme a que un Quebrantahuesos (Caracara cheriway) me vea desde lo alto y se le ocurra azotarme contra el suelo para después devorarme ¡Que muerte más horrorosa!, o si desde el suelo alguna serpiente ya me echó el ojo corro el riesgo de ser mordido, y engullido entero, ¡Tampoco sería lindo terminar así! Pero bueno, al fin y al cabo de esto se trata. Venimos a este mundo para dejar huella, o al menos descendencia, y hay ciertos riesgos que vale la pena correr. Además no todos los días me toca ponerme guapo y este año estoy de verdad imponente, espero que eso baste para que alguna chica se interese en tener algo conmigo, además sería lindo al final del verano ver pequeños dinosaurios correr de un lado a otro, y sería más lindo saber que tienen un pedacito de mí.
Quién sabe a mí cuánto tiempo más me quede, cuántos veranos más pueda pasar sumergido en este juego de colorida seducción. Realmente no me preocupa mucho eso, pues una vez que entiendes la dinámica de la naturaleza te sientes agradecido de poder formar parte de ella. Es hermoso poder formar parte, aunque sea por una efímera porción de tiempo, de este ciclo interminable que nos gusta llamar “Vida”, unos van, otros se quedan, pero al final del día todos dejamos una huella de nuestro paso por este mundo, y que mejor si antes de dormir esa pequeña huella te dice “Papá”, ¿No crees?
Sceloporus spinosus
Israel de Jesús Rodríguez Elizalde
La reproducción en muchas especies de lagartijas es un proceso cíclico, en el cual tiene lugar el cortejo y apareamiento regularmente al inicio de la época de lluvias
¿Qué cosa más común hay que una lagartija? Sin importar si eres o no alguien que pasa mucho tiempo en exteriores, seguro has visto una: como una silueta ondulante que se aleja de ti apenas te ve por la calle, como una presencia altiva en un muro soleado, como vigilante silenciosa en el techo de un cuarto o como intruso indeseable de tu hogar. Tenemos muchas frases que involucran lagartijas en nuestro idioma: uno puede asolearse como lagartija si disfruta de acostarse a disfrutar del Sol; también se puede tener la piel como una si la crema corporal no es tu mejor amiga; se pueden hacer lagartijas para ejercitarse o uno se puede sentir correteado como lagartija. En fin, su presencia es tan común en el día a día de nuestra cultura que difícilmente alguien notaría algo especial en estos animales. Sin embargo, esto está lejos de la verdad. Las lagartijas se asolean no porque busquen un bronceado espectacular para presumir a sus amigos, sino porque lo necesitan para vivir. Son animales ectotermos, es decir, que la regulación de su temperatura corporal requiere de factores externos; la radiación solar les provee del calor necesario para que sus funciones fisiológicas se aceleren. Nosotros los humanos, como buenos mamíferos, somos endotermos, es decir, mantenemos una temperatura más o menos estable con mecanismos internos. A botepronto, eso podría parecer una desventaja para las lagartijas y otros animales ectotermos, pues si el día no es muy soleado o cálido, tardarán más en alcanzar una temperatura óptima para hacer sus actividades diarias (cazar, huir, pelear, etc), pero no hay que dejarnos engañar por primeras impresiones. Si bien es cierto que nosotros no necesitamos que el día esté lo suficientemente cálido para comenzar a movernos (aunque levantarse a las 6:00 de la mañana para ir a clases o al trabajo a veces parezca contradecir esto), también esto tiene una desventaja. Para producir todo ese calor necesitamos gastar más energía, es decir, comer más. Un reptil fácilmente puede durar semanas o meses sin comer después de una buena comida, nosotros sufriríamos mucho o moriríamos si intentáramos esa proeza. Ser ectotermos limita los patrones de actividad de los animales con esta característica, pero aumenta el rendimiento de las calorías que consumen. Por otro lado, esa piel seca y escamosa que es tan poco deseable en humanos es una adaptación hermosa para las lagartijas y otros animales. Nuestra piel posee una proteína llamada queratina (perdón, hoy estoy emocionado con las palabras rimbombantes), presente también en cabellos y uñas. Esta sustancia es vital para darle firmeza a nuestra piel. Tal vez no lo hayas pensado, pero nuestra piel cumple muchas funciones, además de lucir bonita para fiestas: nos protege de todo lo que hay en el exterior y evita que perdamos humedad, entre otras cosas. Una piel gruesa permite un mejor control de estas características (tan sólo piensa en qué tan gruesa es la piel de las plantas de tus pies, un área que enfrenta constante fricción y desgaste). Así las lagartijas usan su piel escamosa como una armadura especializada que evita que pierdan demasiada humedad y las protege de elementos externos (por algo se mueve como si nada entre las espinas de nopales). Además, si bien no tienen productos de belleza anunciados por modelos, estos animalitos también tienen sus trucos para ser más atractivos. Patrones compuestos por manchas, puntos, líneas, colores llamativos y contrastantes son parte de la amplia gama de modificaciones que usan para llamar la atención y distinguir a miembros de diferentes especies. Muchas usan danzas para mostrar estos colores a rivales o potenciales parejas. Dado que algunos grupos poseen colores llamativos en el vientre, hacen “lagartijas” para mostrarlos a otros miembros de su especie (de ahí el nombre que usamos para ese ejercicio). Como ves, aunque sean un animal que ves todos los días, estas criaturas están lejos de ser aburridas. Tal vez la próxima vez que veas una podrás apreciarlas con otra lente. Y por favor, no las apedrees, te prometo que jamás te van a molestar.
Ramiro Eduardo Rea Reyes
Asoleándose en las rocas,
Girasoles con escamas…
Afanosas en el día
Resguardándose al anochecer
Temerosas al asedio e
Iridiscentes bajo el sol.
Jactándose de su singularidad
Admira humano a tan orgulloso reptil.
Diana Alvarado