Jardín japonés. La insistencia / No tiene la menor importancia - LJA Aguascalientes
21/11/2024

 

China

En el siglo XI, la ciudad china de Luoyáng se destacaba, entre otras cosas, por sus jardines, a tal grado que el poeta Li Gefei escribió un recuento titulado justamente Jardines Famosos de Luoyáng. La presencia de los parques en aquel lugar tenía ya mucha historia para ese entonces. Un par de siglos antes, políticos de la dinastía Tang y monjes budistas habían iniciado la tradición de construir espacios arbolados para la contemplación, la reflexión y el estudio, cada vez más hermosos y grandes.

A la caída de los Tang, cayeron también los jardines. Sin embargo, la ciudad resurgió y con ello el interés de académicos y políticos por poblarla de solares armónicos para el goce de la naturaleza y el pensamiento. Sima Guang, retirado de la vida pública, fundó su jardín y lo convirtió en el lugar ideal para redactar su Espejo integral para ayudar al gobierno, que es para muchos el trabajo histórico más importante escrito en China, tan sólo detrás de los Registros históricos, escritos por Sima Qian mil años antes.

En el libro de Gefei se describen diecinueve jardines notables de la ciudad, se comenta su historia e incluso se propone un conjunto de atributos sublimes que todo parque debería poseer.

 

Japón

Kenroku-en es para muchos el más hermoso entre los tres grandes parques de Japón. Su nombre significa literalmente “jardín que combina seis atributos”. Por supuesto, los mencionados atributos son aquellos propuestos por Li Gefei casi quinientos años antes del inicio de la construcción de Kenroku-en (1620). Y son: curso de agua y panorama, artificio y antigüedad, amplitud y aislamiento. El mérito de armonizar estos seis elementos es que al parecer se trata de tres parejas cuyos constituyentes son mutuamente excluyentes. Un curso de agua ocurre en tierras bajas y un panorama agradable surge cuando vemos desde un alto mirador; el diseño artificial del área se contrapone a la conformación natural y antiquísima de los paisajes; la sensación de amplitud se obtiene al pasear por espacios abiertos, la privacidad del aislamiento se da en los recodos y recovecos. En Kenroku-en las aparentes tensiones entre los sublimes atributos han dado como fruto el equilibrio.

 


Aguascalientes

Hace unas semanas escribía en este espacio que creo que es un buen momento para tener un jardín japonés en Aguascalientes. Imagino que los procesos para lograrlo son complejos, pero ciudades como Phoenix, en Arizona; Buenos Aires, Argentina; Cowra, en Australia, y muchas más alrededor del mundo lo han logrado. Entre el homenaje que hizo Li Gefei a los jardines chinos y el inicio de la construcción del jardín japonés más hermoso pasaron aproximadamente quinientos años. Kenroku-en pronto celebrará su cumpleaños 400; Aguascalientes es un polo de atracción para la industria japonesa, y con la industria también nos visita su cultura. Sigo creyendo que una gran muestra de amistad -en estos tiempos tan poco amistosos que vivimos- sería juntar gente de Japón y de México para crear en nuestro país un jardín que armonice, debilite tensiones y nos invite al estudio, la reflexión, la paz y la contemplación de la belleza.

En fin, escribir solamente a veces no es suficiente. Así que escribo, convoco e invito, de manera muy respetuosa al contador Martín Orozco Sandoval, a la licenciada Tere Jiménez Esquivel, a los miembros del Congreso de Aguascalientes, a los integrantes del cabildo, a las autoridades de cultura, a los aguascalentenses, a los amigos japoneses, a que nos regalemos la posibilidad de formar parte de una tradición milenaria que seguramente nos hará sentir orgullosos. Y para que esto no quede en la sola acumulación de columnas, inicié una petición en el sitio change.org, aquí la dirección: https://goo.gl/oTgo1p

 

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