John Holmes fue uno de los actores de cine porno más grande de todos los tiempos. Literal. Big John tenía el pene más largo de la industria del porno con 33 cm. Aun así, este hombre, envidia de muchos, nunca pudo tener una erección completa. Su corazón no podía bombear tanto como para irrigar la necesaria sangre que endureciera su “conspicuo apéndice erótico” y de hacerlo corría el riesgo de desmayarse por la falta de sangre en el cerebro. A fin de cuentas no le importaba. A pesar de las declaraciones de muchas mujeres y hombres que comparaban su desempeño sexual con algo parecido a hacerlo con una esponja, Big John gozaba con medirse el miembro en el set o en la intimidad y ensalzarse de tenerla más grande que todos.
Así se han visto estos días los “expertos” en derecho penal. Se disfrutan ante la cámara, el micrófono o en sus muros de Facebook al demostrar a los espectadores y a sus colegas qué tan grande es su órgano genital. El motivo del concurso ha sido la tipificación del feminicidio como delito autónomo, el tema es lo de menos, lo importante es ganar fama y reflectores, darse a conocer, posicionarse como líderes de opinión, gritar a voz en cuello qué es lo que está mal. Porque a eso se han dedicado, a “dar clases de derecho”, a señalar “el error garrafal que cometieron” los diputados en la redacción del dictamen. Un dictamen que, por cierto, no ha sido dado a conocer aún, lo que merma su análisis porque quién sabe de qué texto estén hablando.
¿Propuestas? Ninguna. De ser tan conocedores como dicen, en contra o a favor de la tipificación, el ejercicio de la ciudadanía de estos expertos en materia le hubiera venido bien al Congreso del Estado, lo que derivaría en no permitir que se aprobara la “aberración jurídica que no tiene ningún fundamento”, o bien, que saliera un dictamen preciso y justo. Pero les basta con decir que la tipificación es “una sonora carcajada”. ¿Soluciones? Tampoco. Decir que el Congreso no sabe trabajar no es el descubrimiento de la Atlántida. Todo el mundo sabe que los diputados, todos, cobran en proporción a su ignorancia y conveniencia.
A ninguno escuché responsabilizar al Estado por la falta de medidas de protección a las víctimas. Nadie dijo que son los ministerios públicos los que, después de miles de millones de pesos invertidos en capacitación, no tienen la debida diligencia en la investigación de los asesinatos, o que no saben tratar a las víctimas ni a sus familiares. Ninguno de estos mencionó la aplicación de la perspectiva de género en el ejercicio de quienes imparten justicia.
Estos hombres olvidaron el porqué de la incansable búsqueda de la tipificación del feminicidio como delito autónomo. En su sabiduría judicial, desconocieron e invizibilizaron, de nueva cuenta, el patrón de violencia de género que ha dejado a miles de mujeres y niñas asesinadas. Minimizaron la negación de justicia y la violencia institucional que se ejerce contra nosotras.
En su verborrea, han dejado ver todo el mansplaining que llevan en esa sangre que no irrigan hasta el cerebro porque confunden los delitos dolosos con los culposos o piensan que descubren el hilo negro y se bastan con señalar que “gran cantidad de privaciones de la vida inician con ‘lesiones previas’”, y se desgarran las vestiduras porque puede haber impunidad. Ahora sí. Después de tantas muertes sin castigo, después de tanto dolor en las familias, hasta ahora les brinca y les duele la impunidad.
¿Que el magistrado presidente del Supremo Tribunal de Justicia, Juan Manuel Ponce Sánchez, salió a decir que no servirá de nada la tipificación? Ahí está el encargado de la impartición de justicia, sin un ápice de perspectiva de género en sus declaraciones.
Hasta el ombudsman dijo que está “bastante rebuscada la forma en la que está escrito” el dictamen… ese que nadie conoce aún, además de que consideró que apela a un elemento bastante “subjetivo”, que es el odio hacia el género. Dirá que sabe mucho de derechos humanos pero entiende poco de lo que es hacerlos valer. Las causales por las que se tipifica como feminicidio un asesinato contra una mujer tendrán todo, menos subjetivas:
En el momento de la votación del dictamen, uno de los diputados, cuyo nombre no pronunciaré porque no le debo ni las gracias, señaló que votaba a favor con una reserva: la modificación al artículo 97 del Código Penal para el Estado de Aguascalientes, creando un artículo 97, en el que se establece: “Comete el delito de feminicidio la persona que por razones de género prive de la vida a una mujer, se considerará que existen razones de género cuando se acrediten cualquiera de las siguientes hipótesis:
Primera, existe o haya existido entre el activo y la víctima una relación de parentesco por consanguineidad o afinidad de matrimonio, concubinato, sociedad de convivencia, amistad o cualquier otra relación de hecho / Segundo, exista o haya existido entre el activo y la víctima una relación laboral, docente o cualquier otra que implique confianza, subordinación o superioridad / Tercero, la víctima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo / Cuarto, a la víctima se le hayan infligido lesiones o mutilaciones previas o posteriores a la privación de la vida / Quinto, existan antecedentes o actos de amenaza, violencia o lesiones de cualquier tipo por parte del sujeto activo a la víctima / Sexto, el cuerpo de la víctima sea expuesto, depositado o arrojado en un lugar público / Séptimo, la víctima haya sido incomunicada cualquiera que sea el tipo previo a la privación de su vida / Octavo, que el activo haya obligado a la víctima a ejercer la prostitución o haya ejercido actos de trata de personas en agravio de la víctima / Noveno, cuando la víctima se haya encontrado en estado de indefensión, entendiéndose esta como la situación de desprotección real o incapacidad que imposibilite su defensa / Décimo, cuando el sujeto activo abuse de su cargo público para la comisión del delito.
¿Que la ley sigue teniendo errores? Es perfectible, nadie se niega a que se hagan las modificaciones pertinentes, pero esa ya no es nuestra tarea, sino seguir exigiendo que cumplan con su trabajo los diferentes organismos para que nos entreguen lo que merecemos. Como el Instituto de Investigaciones Legislativas del Congreso, que preside Iván Sánchez Nájera. Quién mejor que este equipo y su directora, Fabiola Mata Atilano, hermana del alcalde de Jesús María, que no tiene nada qué ver, esperemos, con su desempeño, para analizar a detalle el dictamen antes de su publicación. Quién mejor que el aliado en las causas sociales para someter a análisis y estudio la ley. “Quiero ver cuándo vamos a hacer aplicable esto, quiero ver”, le dijo uno de los “expertos” en la cara al diputado perredista.
Apenas este sábado, Lisian Sarahí Pérez Aranda, de 23 años, fue encontrada con huellas de violencia sexual y degollada en su casa. ¿Cuántas de las causales para feminicidio encajan o son “subjetivas” en este caso como dijo el ombudsman?
La sanción de 40 a 60 años, más la multa no son, del todo, el propósito. Sí, queremos justicia, queremos que paguen por sus crímenes, pero antes que eso no queremos morir. La visibilización y la prevención de este problema social son parte fundamental de la tipificación del delito como autónomo. Acceder a protocolos y agotar todas las líneas de investigación también.
Con su regla T desenfundada, estos hombres exigieron a los diputados presentar las estadísticas de las mujeres asesinadas. No somos estadísticas ni gráficas, no somos cosas, no somos números para ser contadas como cuentan sus centímetros.
Con todo el conocimiento que presumen ni uno solo pudo entender que la reclasificación de feminicidio a homicidio consiste en el cambio del delito, no de los hechos; que el ministerio público puede pedir prisión preventiva como una medida cautelar; que su machismo pétreo no les deja ver que estamos hablando de la vida libre de violencia para las mujeres, de las muertes por violencia misógina, esa donde se mezclan factores culturales, económicos y políticos. Que esta tipificación es una forma de reparación contra estos crímenes y que de no implementarse se continúa con la perpetuación de la violencia. No lo entienden. No lo comprenden porque están más ocupados en medirse el inservible miembro que les roba la sangre del corazón y del cerebro.
@negramagallanes