La República de la que hablaba Platón, o la polis tal y como la concibió Aristóteles, y en general las ideas aristotélicas relacionadas con los medios para que los hombres de la ciudad se agruparan en torno a la búsqueda del bien universal, inspiraron el pensamiento occidental. La cosa pública pues, era aquella en la que los ciudadanos, “el pueblo”, “los todos”, confluían con la finalidad de distribuir responsabilidades en la toma de decisiones, lo que a su vez supone analizar y replantear los distintos papeles y las funciones a cubrir para el mejor funcionamiento de la ciudad.
El bien común sólo puede ser entendido como el resultado de una determinación general, incluyente, en la que todas y todos participen. Por ello, si se quiere recuperar la República, en el sentido helénico del término, se considera que la Democracia Participativa puede corregir en gran medida los fallos de la Democracia Representativa, (que como veremos en la conclusión de esta serie de columnas, en realidad no es democracia, sino un sistema de gobierno representativo).
Para ser concretos, recuperar la República significa que “el pueblo” tenga a su alcance mecanismos para participar de manera directa en el ejercicio del poder público y no sólo a través de un representante. ¿Cómo hacerlo? La Democracia Participativa es nuestra propuesta. A continuación, se enlistan una serie de acciones concretas para contribuir al fin que todos queremos: una democracia, más que un sistema de gobierno representativo.
1.- Educar para la democracia: para generar una cultura democrática en la que todas y todos tengan el deseo y la convicción de participar, es necesario que ésta sea inculcada desde las aulas. Más allá de la impartición de asignaturas relativas a la formación cívica, es necesario que en las aulas se practiquen los valores de participación, convivencia y tolerancia. Es necesario que los maestros inculquen a sus alumnos la idea de que la democracia es más que una forma de gobierno, es la forma principal de vivir en convivencia con los otros, en la que se entiende que todos forman parte de “los todos” y que la participación es el principio necesario para que cualquier grupo social funcione.
2.- Más participación, más ciudadanía: Una de las razones por la que los mexicanos desconfían de la democracia es porque la relacionan con los políticos, quienes no gozan de mucha popularidad. Sin embargo, resulta necesario que los ciudadanos, y sobre todo los jóvenes, entendamos que la democracia no sólo se vive en época de elecciones, sino todos los días. Hacer ciudadanía implica que las personas comencemos a vivir día con día los valores democráticos; formar parte de organizaciones vecinales para encontrar soluciones a los problemas de las colonias; practicar la tolerancia y el respeto a las ideas distintas; desarrollar la capacidad de generar acuerdos con otros ciudadanos para fines comunes: hacer uso de los mecanismos de transparencia existentes para exigir que nuestros representantes rindan cuentas; informarnos de los sucesos de nuestra comunidad; participar en comicios estudiantiles, entre otras cosas. Estos son algunos ejemplos de cómo hacer ciudadanía. Esas pequeñas acciones provocarán que poco a poco crezcamos como ciudadanos y con ello será más difícil que nuestros representantes evadan sus responsabilidades.
- El referéndum, una herramienta necesaria: la figura del referéndum ha sido soslayada por la democracia mexicana, sin embargo, es uno de los instrumentos más importantes de los sistemas republicanos, puesto que permite que todos los miembros de la sociedad participen en la toma de decisiones. Por ello, es importante ejercer presión social y electoral para que nuestros legisladores regulen e instrumenten la figura del referéndum con mecanismos viables para su aplicación. Son urgentes esencialmente dos: el referéndum legal y el referéndum revocatorio. El primero tiene que ver con la aprobación de leyes y la toma de decisiones en la asamblea política, en la que se realiza una consulta general a todos los miembros de la sociedad respecto de la aprobación o no de una ley general. Es decir, la decisión sobre si es aprobada o no una determinación no depende exclusivamente de los representantes, sino de la voluntad generalizada.
El segundo, el referéndum revocatorio, se refiere a la revocación de un mandato público derivado de una elección popular. Esto es, a través de una consulta general, todos los ciudadanos tienen la posibilidad de revocar el mandato de un representante que ocupe un cargo de elección popular cuando consideren que no está cumpliendo a cabalidad con la función que le fue asignada, o cuando incurra en un acto que represente un perjuicio para los ciudadanos. Por ello, es importante promover el referéndum, para que los ciudadanos tengan un mecanismo jurídico mediante el cual puedan recuperar lo que les pertenece: la titularidad y el ejercicio del poder público.
4.- Presupuestos participativos: un instrumento que se ha presentado en diversos lugares del mundo y de nuestro país es la figura de los presupuestos participativos, que consiste en que los ciudadanos que cumplen con sus obligaciones tienen la posibilidad de decidir en qué se utilizará el dinero público a través de consultas directas. Un ejemplo es el caso del municipio de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, en el que desde el año 2008 los ciudadanos, al momento de efectuar el pago del impuesto predial, tienen la oportunidad de elegir en qué se gastará parte del dinero recaudado. Así, los ciudadanos recuperan el ejercicio del poder público y no sólo la titularidad, cuando deciden si el dinero del Ayuntamiento debe de utilizarse para construir colectores pluviales o para la restauración de determinado espacio público.
Con esta medida se logra fortalecer el músculo de la participación ciudadana, que es vital para la democracia; se evita la realización de obras innecesarias o el uso del dinero público para fines ajenos al bien común. Los jóvenes debemos de poner en la mesa del debate público la regulación de esta figura, ya sea en nuestro papel de electores o de funcionarios públicos. Es responsabilidad de todos fortalecer a la democracia participativa y es deber de los jóvenes impulsar e implementar los cambios necesarios para ello.
5.- Las candidaturas independientes: esta es la última recomendación de la lista y se considera, por razones naturales, que es una de las herramientas más útiles para combatir al sistema de partidos actual y una buena plataforma para el talento joven, ya que la participación de los jóvenes en los partidos políticos se reduce a llenar eventos, entregar volantes, pegar calcomanías, ondear la bandera del partido, entregar el paraguas, fungir en redes sociales como soldados disparando memes en contra del partido político contrario y predicar la palabra de su partido o de su líder.
Por el contrario, la figura de la candidatura independiente permite a todos organizarse y participar de manera directa en la toma de decisiones públicas. Es una figura que permite generar cambios estructurales en la democracia. Es la alternativa para salir de las redes y de las calles y entrar en los Congresos, en los Ayuntamientos y en los Gobiernos estatales y federales. Es una de las mejores herramientas para fortalecer la participación ciudadana y mejorar la calidad de nuestra democracia, y como ciudadanos, tenemos que aprovechar esa oportunidad. Recuperar la república implica pues, entender que el sistema en el que vivimos es posiblemente algo lejano al concepto puro de democracia y que, si bien ha funcionado de forma somera, no es necesariamente la democracia a la que deberíamos aspirar. Es escandaloso, pero podemos decirlo: no vivimos en democracia.