Vivimos bajo el imperio de las corporaciones - LJA Aguascalientes
23/04/2025

 

  • Entrevista a Eduardo Rabasa, acerca de su segunda novela Cinta negra
  • El credo empresarial, corporativo actual, tiene una imagen de buena onda, cool, pero causan una gran devastación en nuestro tejido social, están causando una concentración de la riqueza espantosa

 

El escritor y editor mexicano Eduardo Rabasa presentó recientemente su segunda novela, Cinta negra, publicada por la editorial española Pepitas de Calabaza. Una novela en donde el autor analiza la vida al interior de las grandes corporaciones multinacionales en la que trabajan miles de personas que viven según los principios que estas empresas les dictan, sin darse cuenta de que en realidad, esta es una visión de la vida cada vez más superficial y estrecha, que antepone la “ganancia” a cualquier otro motivo y principio. El trabajo como el motor esencial de nuestra vida, el trabajo, motivo último de nuestra vida.

Eduardo Rabasa nos presenta una obra en donde el satírico nos da cuenta de la vida de Fernando Retencio, un empleado de la empresa Soluciones, una empresa dirigida por el “Señor Sonrisas” y que se dedica a dar soluciones a todos los problemas de sus clientes. Retencio está obsesionado por ganar el máximo galardón que la empresa otorga: La cinta negra. Algo de lo que ni siquiera él está seguro de cómo se alcanza o de que se trata. Pero lo importante es dejarlo todo con tal de alcanzarla. Vida privada, tiempo libre, ética, familia, todo puede ser sacrificable en pos de alcanzar ese objetivo difuso. Así vemos a un hombre de treinta años, clasista, misógino, mentiroso, engreído pero que es al mismo tiempo terriblemente inseguro, que está decidido a todo con tal de alcanzar esa “cinta negra” que lo obsesiona.

Una novela que rastrea en esos “credos” empresariales contemporáneos que nos dicen que “eres merecedor de todo”, “que todo está al alcance de tu mano” y que si no logras “triunfar” en la vida es porque simplemente no quieres. Credos empresariales, tan cercano a la fe y que sintetiza el concepto de triunfo en los millones que una personas pueda alcanzar. Lo demás son cosas innecesarias: “En esta novela hay una idea detonante que era explorar qué pasa con esa narrativa de los tiempos pero más específica al tema de una nueva ideología, o un nuevo credo o nueva religión contemporánea de las corporaciones, el éxito, el ascenso, pero no sólo como cuestiones laborales, sino como un discurso que básicamente estructura la vida entera, o sea la casi todo se estructura con base en el trabajo: la familia, el tiempo libre, la pareja, incluso los hobbies, porque tenemos casos de gente que juega golf para hacer negocios, es como una secta nueva que subsume toda la vida, toda la ética, toda la moralidad a sus preceptos, entonces la premisa de la novela era ¿Qué pasa con un individuo cuando hace suyos esos principios? Y seguir su recorrido bajo ese marco mental muy específico.” Nos comentó el autor de la novela La Suma de los ceros (Sur +, 2014) y quien recientemente fue elegido parte de Bogotá39, a lista de escritores latinoamericanos menores de 39 años a los que se debe de seguir y que estuvo integrado por 7 escritores mexicanos.

Javier Moro Hernández (JMH): Las frases motivadoras del dueño de la empresa, el Señor Sonrisas, que se repiten en las oficinas a lo largo de toda la jornada laboral, nos dan de la idea de crear comunidad a través de la fe, del credo, la empresa para la que trabajas es tu verdad absoluta. Sin embargo, nadie, ni Fernando, saben exactamente lo que dice el Señor Sonrisas, nadie lo entiende.  

Eduardo Rabasa (ER): En el caso de esta empresa, se comunican a través de estas máximas que en realidad no dicen nada, pero nadie lo pone en duda, sino que se parten el lomo para identificar y traducir lo que este sujeto, su jefe, está diciendo, como una cosa entre servil y teológica, casi como tratar de descifrar la palabra del “señor”, pero si uno fuera religioso y tratará de descifrar la palabra de su dios, sería para tener una comunión e irte al cielo o tener una vida en el más allá y la pregunta que uno se puede hacer es ¿para qué tratas de descifrar la palabra del “señor”? Por eso toda esa cuestión de la “cinta negra” que es el máximo galardón de la empresa, y que es algo que no inventé, que sí existe en algunas corporaciones, pero al mismo tiempo no es nada, no existe, ni siquiera sabemos quién es el Señor Sonrisas, no queda claro que es, entonces es una situación un poco paradójica porque orientas toda tu vida a una meta pero que en fondo no sabes bien qué es. 

JMH: En el mundo contemporáneo el trabajo visto casi como sagrado y es en ese lugar en donde debes realizarte como personas. Todo ese encuentra supeditado al trabajo.

ER: Pero lo curioso es que el trabajo evidentemente tiene una dimensión útil, sin duda, para poder vivir, pagar renta, poder comer, pero cuando adquiere este carácter más totalizante, que abarca la existencia completa pues se convierte en otra cosa, ya no es un medio para poder vivir, sino que es un fin en sí mismo, pero es un fin tiránico porque te exige toda tu vida, la novela no está ambientada en el mundo de los smartphones, pero ahora con eso, ya no hay un espacio libre, en donde las personas no estén trabajando. La vida contemporánea es el trabajo, y porque además tiene una dimensión de estatus, y por eso las relaciones laborales, sobre todo en países como en México, son en muchas ocasiones jerárquicas, humillantes, porque hay mucho más en juego en esas relaciones que simplemente el objetivo final de la empresa, en muchas ocasiones está en juego la valía personal de la gente, su identidad está puesta en el yo laboral, es decir quién soy depende de mi trabajo, de quién soy en el escalafón de mi trabajo, en la jerarquía de mi empresa, como de secta, como de grupos cerrados, que se basan en la fe. 


JMH: Este nuevo capitalismo tiene toques de autoayuda muy marcados, un capitalismo de credo, de fe. 

ER: El credo empresarial, corporativo actual, tiene muchísimos toques de new age tal cual, de espiritualidad, de hecho los magnates más representativos de la actualidad son los de Sillicon Valley, y todos tienen una imagen de buena onda, cool, pero causando una gran devastación en nuestro tejido social, están causando una concentración de la riqueza espantosa, por ejemplo Google y Facebook están acabando con el periodismo, a partir de ser parásitos de los medios, porque suben las notas y no pagan las cuotas de publicidad, eso es ser un parásito abiertamente, porque te estás ganando dinero a costa del trabajo del otro, quitándoles además su sustento al otro, podrían tener un modelo más justo, de repartir las ganancias pero no les interesa porque lo pueden hacer así y están causando esta desolación en muchos lugares, pero todo a partir de un discurso “buena onda”. 

JMH: La empresa del Señor Sonrisas se dedica a solucionar los problemas de las personas, lo mismo de un boxeador, su incapacidad para seguir peleando, que el problema de un escritor que quiere encontrar la obra perfecta comercialmente. Todo cabe dentro de las posibles “soluciones” que esta empresa puede darte. 

ER: Eso es parte del discurso que esta empresa maneja, un discurso un poco teológico que casi es aplicable a lo que sea, les inculcan a los empleados este discurso de autoayuda combinado con una especie de terapia, está todo muy mezclado, lo que nos deja ver que es una ideología de la dominación. 

JMH: El asunto de cómo se manejan los despidos en la empresa del Señor Sonrisas, también nos deja claro que esta dominación puede ser muy humillante, por un lado, pero al mismo tiempo lo hacen ver como “buena onda”, pero además, toda la vida de los personajes dependen de ese puesto. Esa mezcla hace que la autoestima depende de todo esto. 

ER: Creo que además hay procesos internos, que se dan en las empresas, en la vida real, que promueven una serie de calificaciones absurdas sobre el trabajo de las personas, calificaciones sin sustento, y estas máximas de liderazgo que no tienen sentido, pero que juegan dentro de lo que podríamos considerar como un pozo sin fondo, porque eso es la acumulación, un pozo al que nunca vas a llegar al final, entonces siempre hay un estado de precariedad, de miedo, que está muy ligado a la desaparición de los derechos laborales, a la pulverización de los sindicatos, las personas cada vez tenemos menos a qué asirnos, cada vez hay más trabajos free lance, sin contratos, incluso se habla de una nueva clase social, el precariato, en la que sí tienes trabajo pero en unas condiciones muy precarias, muy inestables, entonces el efecto sicológico de esa incertidumbre es terrible para la gente. 

JMH: Otro elemento de la novela es la visión que muestra sobre la pobreza, representada aquí por el conserje de la oficina, que en realidad hace muchos trabajos al mismo tiempo, y que tiene que mostrarse siempre alegre, siempre servicial, siempre sumiso. 

ER: La pobreza es mostrada además con un discurso que por un lado es como “el residuo que superaremos en nuestra marcha al crecimiento”, algo que es totalmente falso, porque no estamos superando la pobreza, hay millones de personas que viven en pobreza en todo el mundo, y se presenta siempre como la asignatura pendiente del sistema, cosa que es totalmente falsa, la pobreza es parte integral del sistema, porque es la mano de obra barata, la mano de obra que no va a protestar, la mano de obra que tiene que aceptar lo que sea porque tiene que sobrevivir, y por el otro lado lo que vemos en la novela es también el uso de la filantropía, del discurso caritativo con los pobres pero desde una posición de glamour, completamente alejado de la realidad, una posición que además no ayuda, solo sirve para lavarse la conciencia, y la cuestión en la novela es que al ser presentado paródicamente el evento de la Fundación del Señor Sonrisas y su esposa, que pretende “ayudar” a que los pobres liberen el artista que traen dentro, pero si estos pobres no “se liberan” es porque no “tienen talento” o porque “no quieren hacerlo”, no porque el sistema te tenga completamente aplastado. 

JMH: La novela juega siempre con estas frases hechas que nos dicen “tú puedes hacerlo”, “tú tienes el talento para hacerlo”. 

ER: Y si no lo logras es porque eres un huevón, un irresponsable, lo cual resulta curioso, porque la empresa está organizada de una manera sumamente jerárquica, algo que pasa mucho en las empresa, en donde vemos que la división de lo que ganan los de hasta arriba con los de hasta abajo, pero con un discurso meritocrático, que es completamente falso, porque no todos tenemos las mismas oportunidades, pero lo que hace ese discurso es que si tú no llegas al puesto de jefe es por tu responsabilidad, es simplemente porque tú no quieres.

JMH: Esa preocupación que tienes con el mundo contemporáneo y las relaciones de desigualdad que se han establecido, que ya estaba presente también en tu novela anterior, y que nos deja ver que la economía también es política, ya no hay diferencia y esto nos lleva a la conclusión de que las grandes corporaciones son el verdadero poder y los políticos solo sus empleados, pero esta visión del mundo, la has ido hilvanando a través de la  ficción y la narrativa. 

ER: Vivimos bajo el imperio de las corporaciones, tenemos empresas cuyo valor es mayor al PIB de 30 o 40 países juntos, los políticos le tienen miedo a estos empresarios que pueden quebrar un país si quisieran, si cierran sus empresa mañana quiebran a un país, esta novela es una búsqueda, un análisis sobre esa nueva raza de hombres, esos nuevos líderes del mundo que además van  a estar más tiempo que los líderes políticos que tienen en realidad un periodo muy corto en el poder, a menos que sean dictadores, pero en el otro libro el interés era más observar en el individuo los efectos de la narrativa socio-política, pero acá es ver, observar a estos nuevos amos y ver la narrativa y el discurso que están poniendo en práctica para controlar y dominar el mundo, y ver cómo están moldeando el mundo hacia lo que ellos consideran debe ser la vida. 

 


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