Súper Sesión es un álbum particularmente impregnado de blues, pero en general, es una delicia de disco que debe ser reconocido, sin la menor duda, como uno de los mejores discos de rock en la siempre inconclusa historia del género.
El mundo conoció esta joyita el 22 de julio de 1968, es decir, estamos a unos días de festejar su cumpleaños 49 y a un año de celebrar el 50 aniversario del que considero uno de los mejores lanzamientos discográficos en el siglo XX y lo que va del XXI. En este disco se involucran tres grandes músicos protagonistas del rock durante el decenio de los sesentas y los 70, ellos son Al Kooper, pianista, tecladista, guitarrista y no sé cuántos instrumentos más, no debemos olvidar que fue él quien formó el legendario grupo de Blood, sweat and tears, aunque no permaneció con ellos el tiempo suficiente para saborear el éxito que vendría un poco más tarde. También fue músico de Bob Dylan cuando en 1965 dejó de ser un músico folk con la rusticidad que esto representa, tomó su guitarra eléctrica y cantó aquella vieja canción del disco Bring in it all back home llamada It’s all over now baby blue. Pues bien, Al Kooper, junto con los guitarristas Mike Bloomfield, con quien coincidió en el disco Highway 61 revisited de Dylan, y Stephen Stills, que más tarde sería parte de esa increíble asociación musical que llamaron Crosby, Stills & Nash, a veces y por fortuna, con Neil Young. Stephen Stills y Mike Bloomfield, sin embargo, no tocaron juntos en el álbum Súper Sesión, la participación de cada uno de ellos en el disco en cuestión fue por canciones, en la cara A, me refiero al formato de vinil, participó Mike Bloomfield, y en la cara B encontramos a Stills.
Estamos hablando de un disco monumental al que bien podríamos dedicarle un banquete y seguramente nos quedaríamos cortos con todo lo que hay que decir de él, y con toda seguridad haremos lo propio, si Dios lo permite, el próximo año, cuando semejante obra maestra cumpla sus primeros cincuenta años de existencia, en este momento, sólo pretendo justificar la razón por la cual le puse así a mi programa de televisión que se transmite por 8Tv Aguascalientes en uno de los sistemas de televisión de paga.
Esta producción televisiva inició el 5 de julio del 2014, recientemente festejé mi tercer aniversario de hacer este programa en un canal en el que, a pesar de ser de corte comercial, me permiten libremente hacer televisión de la única forma en que sé hacerla es decir, de perfil cultural, créeme, cosa nada sencilla.
Lo cierto es que yo no me puedo imaginar mi vida fuera de los medios, ahora tengo la oportunidad de hacer esto que definitivamente da sentido a mi vida, un programa en Radio Universidad llamado El metrónomo que se transmite los domingos a las 15:00 horas. Y al que desde hace poco más de un año me hace el favor de invitarme el titular del mismo, mi buen amigo Enrique Campos Ceccopieri. Escribir en La Jornada Aguascalientes, casa editorial que respeta mis textos hasta las últimas consecuencias y que además, y no dudo en asegurarlo, es el único periódico en esta ciudad que tiene verdadera vocación cultural y en donde la información de este perfil cuenta con una sección además de hacer periodismo cultural, los demás diarios, sin ánimos de menospreciar a ninguno, incluyen la información cultural, si es que se incluye en la sección de sociales, los mismos reporteros que escriben sobre bodas, quince años y graduaciones, son los mismos que cubren una exposición de pintura y fotografía, de un concierto o de una función de ópera o ballet, en el mejor de los casos publican el boletín de prensa que envía la oficina de comunicación social del Instituto cultural de Aguascalientes, del Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura o la Universidad Autónoma de Aguascalientes que son las entidades que generan una oferta cultural en nuestra ciudad. En fin, por eso estoy aquí, por esa vocación cultural de la que tanto adolecen los medios por estas latitudes.
Pero regresando a lo que estaba, mi programa de televisión inició, como ya lo comenté, hace tres años, el sábado 8 de julio tuve la oportunidad de celebrar mi tercer aniversario contando con todo el apoyo del canal y de su director, el Lic. Ignacio Guzmán y contando con la presencia de algunos invitados, buenos amigos míos con quienes comparto esta implacable pasión por la música, El doc. Luis Ariel Sifuentes, José Antonio Richkarday Olavarrieta y Enrique Campos Ceccopieri, con todos ellos he estado involucrado en diferentes proyectos de comunicación, todo ellos, insisto, de perfil cultural.
En este programa llamado Súper Sesión, y contando con el apoyo del canal de televisión que generosamente lo alberga, tengo la oportunidad de presentar rock no exactamente del comercial, del vendible, del que todo mundo espera escuchar, por el contrario, tengo la inmensa oportunidad de ofrecer una propuesta de televisión ambiciosa y dirigida a un auditorio conocedor e inteligente que no confunde las cosas y que sabe que no todo lo que brilla es oro.
En fin, escribo esto principalmente para agradecer la oportunidad y por qué no, presumir, levantar la mano porque a pesar de todo, sigo creyendo en una forma de comunicación profesional, comprometida, y de una irrenunciable vocación cultural, porque creo y seguiré creyendo que el arte y la cultura son la solución, no son un paliativo, claro que no, son la cura del mal social que padecemos.