We all bear the scars, we all feign a laugh.
We all cry in the dark. get cut off before we start.
And as your first act begins you realise they’re all waiting
for a fall, for a flaw, for the end…
In the End – Scott Matthew
A Rafael Rodríguez Paniagua quien -mediante el arte escénico- ha propagado una cultura de paz, de diversidad, inclusión, y amor, tan necesaria hoy en día.
Shortbus es una película de 2006, del cineasta texano John Cameron Mitchell. Conocí esta película -como muchas otras expresiones artísticas- gracias a Rafa Paniagua, en un contexto en el que trabajaba junto a él en la producción del género teatral más diverso, inclusivo y exigente: el Teatro Musical. Esta película, Shortbus, trata sobre las diferentes formas de expresar el amor, el género, y la sexualidad. El nombre de la película refiere al “camioncito”, aquel autobús escolar más pequeño que el habitual, en el que –para evitar el bullyng sin resolverlo de fondo- transportaban a las minorías vulnerables por razón de discapacidad, raza, orientación, género, o aptitudes. En la película, el Shortbus es también una especie de bar en el que se encuentran los personajes para vivir su identidad en libertad y amor. Ahí coexisten bugas, gays, lesbianas, pacientes de VIH, travestis, transgéneros, dominatrices, swingers, un exalcalde que se reprocha no haber podido contener la expansión del SIDA, una draga cantante, y demás personajes que -de ordinario- debieran caracterizarse en “normalidad” para vivir dentro de su colectividad, en un New York posterior al 11 de septiembre de 2001, todavía traumatizado por no saber aceptar “lo diferente” luego de los atentados.
Traigo a colación la anécdota del Shortbus por el llamado “Autobús de la Libertad”, un eufemismo que utiliza la Fasci di Combattimento por la Familia para llamar a esa gira nacional con la que -mediante la “visita” de un autobús rotulado con mensajes de exclusión- la ultraderecha pretende presionar a las legislaturas para que limiten derechos civiles fundamentales a la totalidad de la población. Este “Autobús de la Libertad” llegó ayer a Aguascalientes, y hoy por la mañana se plantará frente al Congreso del Estado para extorsionar a los diputados locales con el argumento de que -en un cálculo político- les “conviene electoralmente” acceder a las exigencias de exclusión que pregona este grupo de infames comandado por el oscuro Juan Dabdoub Giacoman.
En anteriores ediciones de Memoria de espejos rotos, así como en otras columnas de este mismo diario (las de Chuy Tinoco, de Álex Zúñiga, de Tania Magallanes, de José Luis Álvarez, Mario Gensollen, o Juan Luis Acevez, por mencionar sólo algunas plumas) el tema se ha abordado con abundancia y con la mejor intención didáctica y empática. Sin embargo, en las calles, en las redes sociales, la gente se ha mantenido impermeable a la diversidad, a la equidad, a los derechos humanos, y a la convivencia integrada de una comunidad diversa. Por poner un ejemplo a mano: el pasado sábado se llevó a cabo en Aguascalientes la Marcha por el Orgullo LGBTTTI, con una convocatoria de más de mil participantes que pacíficamente salieron a expresar su repudio a la exclusión y su oferta de sociedad diversa. Pues bien, la nota de la marcha en los blogs y periódicos locales que se promueven en redes sociales generó un crisol de comentarios que nos desnudan -otra vez- como una sociedad misógina, homófoba, sin empatía, presta al juicio fácil, y muy desinformada.
Las expresiones homófobas más comunes en estos mensajes de redes sociales podrían circunscribirse desde postulados “amables” como “está bien que sean jotos, pero ¿para qué se exhiben?” hasta otros menos amigables, del tipo “Son anormales”. Ese cóctel de ignorancia y mala fe se mezcla con las demandas del “Autobús de la Libertad”, que básicamente pretende: 1.- Que el Estado, mediante su sistema educativo, quite toda mención a la educación sexual en el nivel escolar básico, porque “los padres de familia deben enseñar eso a sus hijos”. 2.- Que el matrimonio igualitario (que ya es ley federal) no se armonice en aquellas legislaturas locales que por falta de valor y entereza aún no se empatan con la ley federal, porque “el matrimonio es la base de la familia y éste sólo es entre hombre y mujer”. 3.- Que se considere a la homosexualidad como un factor limitante para poder adoptar, porque “los niños no deben tener a un joto como ejemplo, no se vayan a hacer jotos también”. 4.- Que las mujeres no puedan decidir sobre su proceso de gestación, porque “el aborto es igual que el homicidio, y si se embarazaron por las razones que sea, ahora se aguantan”. 5.- Que se termine la posibilidad de rectificación jurídica en las actas de nacimiento de las personas transgénero, porque “si naces con pene eres niño y si naces con vulva eres niña”. En fin, una suma de despropósitos motivados por su ignorancia y su incapacidad para entender el sexo, el género, la equidad, los derechos humanos, y -en general- la vida colectiva.
Cuando esta gira del odio llevó su autobús de marras a Puebla, fue repelido a huevazos. También, en Tepatitlán, Jalisco, el oscuro Juan Dabdoub Giacoman -dentro de la gira del odio- calló a una mujer que durante una entrevista le hizo una pregunta, por lo que el tipejo simplemente le tapó la boca a la mujer. Ese no es el ejemplo; ni el de Puebla ni el de Tepatitlán. Pero si de algo sirven esos sucesos es para alertar a las autoridades sobre el hecho de que este movimiento de odio y exclusión está próximo a convertirse en un problema de gobernabilidad. Ahí la acción del Estado es imprescindible, y debemos estar prestos a que la autoridad cumpla su obligación de legislar y gobernar para todos, no sólo para los ruidosos que piden “no te metas con mis hijos” sin referirse a los curas pederastas. También, dentro de las omisiones que ha tenido el Estado en el tema, está la de educar en ciencia y ética cívica; categoría pendiente que nos afecta de muchas maneras.
Hoy jueves se discute en el congreso local la armonización legislativa del matrimonio igualitario. Justamente el día en el que el autobús de la Fasci se planta fuera del palacio legislativo. No es una coincidencia menor; tan grave es que una bancada en el congreso local le haya participado la agenda legislativa a la Fasci para que viniera a hacer borlote, como que la Fasci esté calculando las agendas legislativas de los congresos locales para llegar a las entidades a extorsionar diputados. Como fuese, hoy es un gran día para nuestros legisladores locales, ya que tienen la preciosa oportunidad de estar a la altura de su encargo, legislando para la totalidad plural de familias e individuos de Aguascalientes, en integración y empatía, con equidad jurídica para todos; tanto para los del autobús del odio, como para la diversidad que viajamos en el Shortbus. Vamos, diputados, no nos decepcionen ni se dejen extorsionar por la nueva cristiada de la Fasci di Combattimento.
@_alan_santacruz
/alan.santacruz.9