La semana pasada acudí a la presentación de Nosotrxs. Después de escuchar acerca de esta iniciativa en una entrevista radiofónica días previos al evento decidí asistir. Llamaba mi atención la propuesta y también la presencia de Mauricio Merino, al mismo tiempo me hacia “ruido” la convocatoria de algunos personajes de la vida política y académica de Aguascalientes. Quería saber de viva voz en qué consistía y bajo qué herramientas, qué intenciones tenía la iniciativa y cómo pensaban llevarlas a cabo, además de la posibilidad de participar. Después de esa primera entrevista radiofónica escuché algunas invitaciones más en otros medios. Incluso imaginé que el evento estaría lleno, abarrotado, pero no fue así.
Varias ideas llamaron mi atención en la intervención de Mauricio Merino. De entrada dos palabras: pedagogía pública, “enseñar a las personas a ser exigentes”, tal como explicó en entrevista a La Jornada Aguascalientes. Y es que la iniciativa Nosotrxs está basada en un modelo de política pública: identificar problemas, articular causas, e impulsar soluciones, así lo muestra en su página http://www.nosotrxs.org
Luis F. Aguilar en su libro Política Pública menciona que “las características fundamentales de las políticas públicas son: su orientación hacia objetivos de interés o beneficio público (constitucional o legalmente prescritos) y su idoneidad para realizarlos; la participación ciudadana con el gobierno en la definición de los objetivos, instrumentos y acciones de la política; la decisión de la política por el gobierno legítimo y con respeto a la legalidad; la implementación y evaluación de la política personal de la administración pública o en asociación con actores sociales o mediante delegación de atribuciones a los actores sociales”. Así, desde Nosotrxs se busca dotar al ciudadano de herramientas para incidir en la vida pública, la exigencia de los derechos y generar una conciencia ciudadana desde la participación colectiva, por destacar algunas. La iniciativa propone una vigilancia y exigencia al Estado, en donde la política pública no sea solo responsabilidad del gobierno, sino “producto de la interacción gobierno-sociedad, un producto compartido entre el poder público y el público ciudadano según diversas formas y grados de interlocución e influencia”; política pública y no gubernamental, en palabras de Luis F. Aguilar. Y es que como afirmó Mauricio Merino, aunque las leyes están ahí, siguen vulnerándose. En el ámbito de la política cultural desde el espectro de la política pública no es la excepción. Si bien en Aguascalientes existe la Ley de Cultura del Estado de Aguascalientes, y Ley de Protección y Fomento del Patrimonio Cultural, como ciudadanos las desconocemos y desde luego no las exigimos. Porque desde el primer capítulo se establece en el artículo tercero que “toda persona tiene derecho a participar libremente en la vida cultural y artística de la comunidad, a disfrutar de los bienes y servicios culturales y a participar en su desarrollo y defensa”, pero más de seis años de la promulgación de dicha ley existen comunidades, grupos y ciudadanos sin hacer valer ese derecho. Y es que si bien la propia Ley de Cultura requiere adecuaciones, e incluso concordancia con otras leyes, ni atendiendo los acuerdos generados desde la Unesco estas leyes tienen alcance para todos. La Declaración de México sobre las Políticas Culturales en 1982 establece que “la cultura procede de la comunidad entera y a ella debe regresar. No puede ser privilegio de élites ni en cuanto a su producción ni en cuanto a sus beneficios. La democracia cultural supone la más amplia participación del individuo y la sociedad en el proceso de creación de bienes culturales, en la toma de decisiones que conciernen a la vida cultural y en la difusión y disfrute de la misma”, sin embargo, después de más de 30 años aún no se han garantizado estos accesos ni una más amplia participación. Entonces, es aquí donde iniciativas como Nosotrxs, desde el ámbito de la cultura puede ser una herramienta para la organización ciudadana a intervenir y modificar “situaciones injustificables de inequidad, represión, inseguridad, discriminación, pobreza y que consideramos que el gobierno debe intervenir para atender y modificar” y desde luego resolver. Y es que desde la perspectiva cultural es urgente generar mecanismos que garanticen la igualdad en la participación de los ciudadanos en la vida cultural; ello confiere también la responsabilidad al ciudadano. No sólo debemos exigir, sino involucrarnos y participar.
Aún y con todas sus buenas intenciones, Nosotrxs me sigue generando algunas dudas. De entrada, la forma de participación, los alcances y también las personas que están al frente, al menos en Aguascalientes. La iniciativa desde la perspectiva académica me parece destacable al ver investigadores que buscan incidir en la vida pública y dotar a las organizaciones y a los ciudadanos de herramientas para la exigencia de nuestros derechos. Me parece, insisto necesario que la academia salga y se vincule de manera más estrecha y efectiva con la sociedad, y que coadyuve en la atención de las necesidades sin fines electorales. Sin embargo, la participación de actores políticos, con años de trayectoria desde diferentes partidos, y muchos de ellos incluso habiendo sido funcionarios públicos, desafortunadamente me hace cuestionar las orientaciones que la iniciativa a corto y mediano plazo pudiera tener, al menos en el estado, en donde la esfera pública y privada están fuertemente vinculados. Y es que el sistema político que se práctica en Aguascalientes tiene una larga cadena de vínculos familiares y de amistad, cuyos miembros han sido beneficiados por el propio sistema, considerándose no sólo una clase política sino una “élite” con privilegios. Espero equivocarme y que esta iniciativa prospere, y que sume al trabajo que otras organizaciones han hecho a lo largo de muchos años en el estado. Y es que fomentar la educación y el espacio participativo nunca sobra, pero es importante reconocer desde donde estamos hablando e interviniendo las necesidades sociales del ciudadano que no tiene esos privilegios y sí muchas carencias; y desde el ámbito de la cultura y las artes, tampoco es la excepción.
Esta iniciativa también es una oportunidad para el sector cultural en el estado de trabajar en “abrir nuevos cauces a la democracia por la por la vía de la igualdad de oportunidades en los campos de la educación y de la cultura”. Y es que, si desde la Declaración Universal de Derechos Humanos se establece que “toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”, hagamos valer nuestros derechos, pero para hacerlo primero hay que saberlos, siempre conscientes que es indispensable la participación de todos.