En el fondo, me parece que Mi villano favorito 3 hace una crítica involuntaria a sí misma y su millonaria parafernalia: un actor personifica a un exitoso villano que tiene un programa en Hollywood en los setentas, sin ninguna explicación, el personaje es sacado del aire, generando un resentimiento tan violento, que transforma al intérprete en un auténtico criminal. Aunque la película no lo retrata, inferimos que el abuso de la comercialización de los shows del villano provocó que la gente se aburriera y terminara abandonando la saga, de ahí la cancelación. La autocrítica deviene justamente de esta situación: en esta nueva entrega de Gru, se percibe la urgencia de una nueva película y los enormes recursos que les genera, a decir de distintos medios en Estados Unidos y Canadá, el fin de semana de su estreno recaudó cerca de 74.5 millones de dólares, en México, llegó a 302.3 millones de pesos y la asistencia de 6.6 millones de personas.
El producto es de mediana calidad, nada que ver con la entretenida y recordable precuela Mi villano favorito 2 (2013) el guión tiene serias inconsistencias, lo que en una película para niños sería perdonable, si al menos hubieran mantenido la eficacia del papel de los divertidos minions, pero éstos se pierden en una pretendida rivalidad con Gru, las expectativas de los trailers donde veíamos a estas malévolas criaturas ser el terror de los más rudos presidiarios, quedaron solo en eso: expectativas. La traducción para nuestro país, deja mucho que desear, Andrés Bustamante se dedica a hacer eso, traducir, y pierde de vista sus brillantes toques de humor que, en las dos primeras partes, habrían dado una personalidad mexicana al villano de la enorme nariz; Jay de la Cueva de Moderatto (el villano) y Andrea Legarreta (Lucy) sin pena ni gloria.
La mezcla de historias y mensajes, hace aún más débil la trama: un triángulo narrativo que muestra en uno de sus lados lo complicado que resulta ser padres para Gru y Lucy, haciendo énfasis en la etapa adolescente donde madre e hija sufren del choque de personalidades; otro de sus vértices aborda la complicada relación entre dos hermanos gemelos separados al nacer; el tercer aspecto es el trauma del actor venido a menos (compra todos los afiches de su personaje) que sueña con vengar la afrenta destruyendo a Hollywood. Como eje transversal, la villanía como una forma de vida y la tentación del hermano incómodo para que Gru, vuelva a ella. Tantas líneas argumentales para el poco tiempo que dura la película, impiden profundizar en cada uno de los problemas.
Mientras que los más pequeños no tendrán quejas con los sketches y chistes basados en golpes, caídas, onomatopeyas graciosas o los infaltables detalles escatológicos, al adulto, se le busca atrapar con el pegajoso soundtrack, una mezcla que incluye canciones de nostalgia rock-pop (de Michael Jackson a Madonna) y modernas y pegajosas rolas de Pharrell Williams o incluso, para la versión en español, Yo Contigo, Tú Conmigo de los colombianos Morat y el solista Álvaro Soler. Hay también algunas bromas exclusivamente para los grandes, como la mamá de Gru, viviendo con fornidos y apuestos latin-lovers.
Se extraña una mayor participación de los minions (a los que Pharrell Williams les dedica la canción Yellow Light) porque son de lo más destacado en los últimos años en papeles secundarios de películas para niños; y es que, como ya lo he señalado, esos seres traen una hermosa simpleza en su homogeneidad-heterogeneidad. Homogéneos, porque sólo existen dos versiones y porque, además, sus gustos alimentarios están basados en ese amor inefable por las bananas (se añoró, de igual forma, en la peli, ese gritó fundamental: ¡baaaaaaanaaaaaanaaa!). Heterogéneos porque, aún en su igualdad, son disímiles, todos tienen su propio nombre (que al parecer Gru conoce a la perfección) e incluso vemos en esta nueva entrega, una enorme fila esperando su turno para hacerse un tatuaje, un signo más de su diferencia.
A pesar de los defectos de la cinta, los seres amarillos, en conjunto con los demás protagonistas, son un buen conducto para dar a los niños un mensaje de pluriculturalidad, tolerancia y, en estos aciagos días de familia natural, diferentes tipos de sociedades, pues queda claro que en la película, bajo un mismo techo, vive un núcleo bastante diferente de comunidad: madre, padre, tres hijas adoptadas, un perro monstruoso, el científico loco, un montón de minions y, ahora, un nuevo hermano gemelo malévolo.