La historia de la música nos dice que la civilización griega fue la primera en considerar la música como una forma de diversión; fueron ellos, los griegos los primeros en escuchar la música sólo por el incuestionable placer que esto nos produce, antes de los griegos, todas las civilizaciones le daban a la música un sentido sacro y tanto la ejecución como la audición musical tenían el objetivo de acercarse a sus deidades y nada más. Los griegos siguieron entendiendo la música como un vehículo para acercarse a sus dioses, pero de manera paralela, también fue un elemento de diversión, quizás porque el dios Dionisos así lo exigía, no sé.
Bien, todo este antecedente lo traigo a cuento para justificar un poco los diferentes caracteres de la música y así poder acercarnos un poco a la esencia social del rock. Históricamente el rock ha sido satanizado y condenado prácticamente sin juicio y esos jueces seguramente actuando por la más indignante ignorancia, claro, esto suena a pleonasmo, toda forma de ignorancia puede ser indignante. Como sea, el hecho es que el rock suele ser señalado con dedo acusador generalmente sin el más remoto conocimiento de causa.
Recuerdo cuando estaba en primaria una de mis maestras, creo que la de quinto año, a la que por cierto apodábamos la faraona por su necedad de querernos tener sentados evitando el menor movimiento, exactamente como si fuéramos momias egipcias, decía que el rock era para ignorantes desarrapados, para greñudos cochinos e indecentes. Te hago la aclaración de que yo estaba en quinto de primaria, si no me equivoco en 1974, tres años después de la masacre del jueves de Corpus en lo que hoy conocemos como el Halconazo, tres años después del festival de Avándaro y seis años después de la tragedia de Tlatelolco en la Plaza de las Tres Culturas y las “buenas conciencias”, parafraseando a Carlos Fuentes, seguían muy sensibles con estos temas, sobre todo influenciados por el perverso manejo que de todos estos asuntos hicieron los medios de comunicación nacionales.
Sin embargo, a mí me gustaba el rock y en mi casa se escuchaba mucho a Creedence o The Beatles y yo no veía que mis papás fueran eso que decía la faraona, o sea, mi maestra de quinto.
Poco a poco mi interés por la música, no sólo por el rock, fue in crescendo, y empecé a entender muchas cosas y una de las primeras cosas que empecé a entender fue que Jim Morrison, por ejemplo, leía más y tenía más cultura que mi maestra de quinto. También me di cuenta que con mucha frecuencia el rock, sin tener la obligación explícita, se preocupaba por las causas sociales que muchas veces los gobernantes casi de cualquier país y que sí tenían la obligación, ignoraban descaradamente. Durante la segunda mitad de los años 70, e impulsado por mi deseo de conocer más acerca del rock, me enteré que algunos grandes músicos de la gran generación de los sesentas se habían reunido en el Madison Square Garden de Nueva York convocados por el ex Beatle George Harrison y Ravi Shankar para organizar un concierto el 1 de agosto de 1971, a esta cita asistieron, entre otros, Bob Dylan, Ringo Starr, Eric Clapton, Leon Russell y se lograron recaudar 243,418 dólares, una cifra que quizás hoy pueda parecernos muy pequeña, pero el poder adquisitivo de aquellos años era otro, y finalmente lo importante es que el rock mostró un evidente preocupación por la tragedia vivida en Bangladesh después de la separación de este lugar del resto de Pakistán, esto provocó un movimiento armado y un gran hambruna además de una migración masiva hacia la India. El músico Raví Shanakr pidió apoyo a George Harrison para hacer algo y mitigar así la tragedia de muchas personas.
En fin, este fue quizás el primer movimiento masivo del rock para generar recursos y apoyar una causa justa, más tarde vino Kampuchea y muchos más. En 1985, para ser precisos, el 13 de julio, y por la iniciativa del músico y activista político irlandés Bob Geldof, cantante de Boomtown Rats, se organizaron los conciertos simultáneos de Liva Aid for Africa en Londres y Filadelfia para hacer frente al hambre sufrida en Etiopía y Somalia. También en los años 80 se realizó en el estadio de Wembley en Londres el concierto para celebrar el cumpleaños 70 de Nelson Mandela, uno de los más grandes activistas a favor de los derechos de la población negra de Sudáfrica en contra de la minoría blanca y de la política del Apartheid. Recientemente, en julio del 2005 algunos de los más grandes músicos de rock se reunieron en una serie de conciertos en los ocho países más poderosos del mundo para exigir a las autoridades hacer algo en contra de la pobreza, y “hacer que la pobreza sea historia”. Sí, yo sé que suena a Utopía, y justamente eso es lo interesante. El hecho es que así como los griegos entendieron que la música era también para divertirse, los roqueros no tardaron en hacer el proceso a la inversa, ellos ya se divertían, pero hicieron del rock un argumento sólido para exigir que las autoridades cumplan con su responsabilidad, desde sus trincheras los músicos de rock han emprendido diferentes iniciativas en las que promueven un mejor nivel de vida, me da miedo usar la palabra derechos humanos, actualmente implica un riesgo utilizar ese término, así que lo dejó en un mejor nivel de vida. De cualquier manera, me queda claro que los roqueros somos gente decente.