- “Estamos viviendo en la etapa de la permisibilidad y el relajamiento moral”, indicó el vocero de la Diócesis de Aguascalientes
- Acusó que hay pacientes que propician el contagio para no enfrentar solos la enfermedad
Con un discurso incongruente se pronunció el Obispado respecto a los enfermos de VIH; el vocero de la Diócesis de Aguascalientes, Carlos Alvarado Quezada, aseguró que la Iglesia católica promueve el tratamiento, prevención y sensibilización ante este delicado asunto de salud, sin embargo se postuló en contra del uso de preservativos.
Además, dijo que aquellas personas que no aceptan llevar solos el proceso de la enfermedad han sido responsables de su propagación al llevar a cabo prácticas sexuales irresponsables, propiciando el contagio para que otros sientan lo que ellos están pasando.
Detalló que en las etapas de una enfermedad como el VIH/SIDA se presenta una fase de nula aceptación; luego se da una cuestión de rebeldía contra Dios, el hombre y la sociedad; el paciente se siente rechazado y excluido. Si bien dijo que al final hay el reconocimiento de la patología, no siempre es positivo.
“Hay una aceptación en la que el paciente dice: sí lo tengo, pero no puedo estar solo; se cuestiona el porqué él sí tiene la enfermedad y otros no; con ello se da todo este libertinaje en donde vienen los contagios, al pensar que no puede vivir sólo con esa situación. Después se da otro paso en el que hay una resignación, pero con coraje”; es en estos casos en los que aseguró que ha estado interviniendo la Iglesia católica, al ofrecerle un acompañamiento espiritual y moral, así como la confesión y el profesar esta religión; señaló que muchos dejan su enfermedad en “manos de Dios”.
Recalcó que con la campaña de sensibilización y atención a los enfermos de VIH y SIDA se busca evitar la discriminación y exclusión que viven, al ser expulsados de sus trabajos, señalados en sus escuelas, esto sobre todo sin considerar a los niños que desde su nacimiento lo adquieren, por lo que no se puede enjuiciar que sólo se adquiere por la práctica de relaciones sexuales; no obstante, se negó a que se oriente desde temprana edad sobre el uso del condón. Enfatizó que para la Iglesia ortodoxa, reglamentaria y anticuada, es pecado, pero para la sociedad hoy no.
“No se les puede inculcar, porque es como decirles ‘úsenlo’; si a una madre de familia su hijo le dice que va a salir de fin de semana y le da el condón no está bien. Un padre de familia tiene la grave responsabilidad de conciencia, porque desde que se da el rito del matrimonio prometen educar a sus hijos cristianamente en la fe según la Iglesia; se están comprometiendo a educar en valores morales y éticos”.
El sacerdote señaló que si bien es fundamental ofrecer educación sexual a los jóvenes, debe ser integradora de la persona: “No solamente decir esto se puede hacer, pero dejar fuera lo que es verdaderamente moral y ético a una conciencia del hombre”.
Alvarado Quezada aseguró que actualmente predomina en la sociedad el hedonismo, al dejarse de considerar como malo el llevar una vida sexual activa fuera de lo que estrictamente se denomina “matrimonio tradicional”. “Al final del día vivimos en una sociedad donde se vive tanto el hedonismo. La cultura del placer, la vida fácil, la vida sensual, la vida del confort, de la sexualidad encausada; el hombre vive su propia libertad, pero la libertad recobra un reclamo a la conciencia. Estamos viviendo en la etapa de la permisibilidad y el relajamiento moral”.