- Pequeñas empresas deben enfocarse en la calidez y el sentido humano en la atención para hacer la diferencia con las grandes compañías
- Los apoyos económico son fundamentales, pero de la mano con estrategias de mercado para evitar la quiebra
La tendencia del marketing actual está dirigida a personalizar el servicio, es una forma de regresar a las raíces de la atención, refirió la ingeniera en Desarrollo e Innovación Empresarial, Yuridia García Chan; indicó que con la globalización se dejó de lado el sentido humano, olvidando que a quien se le está ofreciendo el producto o servicio es a una persona y como tal se le debe tratar, no con una estadística o un número más de cliente que consume en la empresa o almacén.
“Hace muchos años las empresas daban un servicio muy personalizado, pero nos globalizamos y ahora es totalmente ausente; no hay ese calor humano, ni esa sensación de que le intereso a la empresa. Desde las llamadas que nos contestan las máquinas, tenemos que irnos al neuromarketing, que le llaman ahora, para volver a esa calidez en nuestro servicio”, explicó Yuridia García.
Destacó que esta es la dinámica que deben seguir las empresas pequeñas, ya que será el plus que pueden ofrecer en comparación con las grandes franquicias; no deben perder de vista que lo importante es el cliente, y enfocarse en ello, antes de pretender metas inalcanzables con las que se deje a un lado este sentido humano.
“Deben dejar de voltear a ver esas grandes corporaciones; tienen oportunidad de hacer un contacto más directo con el cliente, pero comienzan a copiar a las grandes corporaciones, a confiar en todas esas cadenas, queriendo hacer un proceso más formal. Para este tipo de negocios un apoyo gubernamental para que puedan permanecer en el mercado es totalmente necesario y productivo, junto con ello y estrategias bien dirigidas, tendrán como resultado esa calidez y auge por el humanismo, que nos hace falta en general”; la asesora empresarial detalló que se estima que el tiempo de permanencia de una nueva empresa es muy corto, sobre todo cuando se trata de un negocio pequeño cuyos inversionistas no tienen las grandes cantidades de recurso para apostarle constantemente y esperar por mucho tiempo las ganancias.
“En general en México la vida de una empresa pequeña o familiar es muy corta; a veces se van más bien por lo económico, quiebran muy rápido, desafortunadamente. El apoyo gubernamental pudiera ayudar, pero tiene que ser aunado a estrategias eficaces, porque las empresas familiares se enfocan a vender de acuerdo a sus gustos personales, pero no tomamos en cuenta al próximo, en qué puedo servir, qué es lo que necesita el cliente y cómo quiere que lo atienda; no podemos generalizar un servicio”, indicó la ingeniera en Desarrollo e Innovación Empresarial.