Te quiero, no preguntes por qué ni por qué no;
no estoy hablando yo.
Te quiero, porque quiere quererte el corazón,
No encuentro otra razón.
Canto de gorrión que pasea por mi mente,
Anda, ríndete
Si le estás queriendo tanto…
Amor de hombre – Mocedades
Me permito proponer una escena, tan ficticia como posible. Un diálogo hipotético, pero verosímil, que podríamos tener cualquier tarde con un diputado conservador cualquiera. Propongo esto en abono del sentido dialógico de la discusión sobre la homofobia legislativa:
–¿Tú eres homofóbico?
–No, para nada. No tengo nada contra ellos. De hecho, hasta tengo muchos amigos así.
–Entonces ¿por qué el oponerte a que puedan casarse?
–Es que el matrimonio debe ser sólo entre hombre y mujer. El matrimonio es algo sagrado.
–¿Sagrado? ¿Te refieres al “matrimonio religioso”? Nadie pide matrimonio igualitario por la iglesia.
–No, bueno, también el civil. Es por proteger a la familia, la célula básica de la sociedad.
–¿En qué amenazaría a “la familia” que hubiese uniones civiles entre homosexuales?
–En que se amenaza al matrimonio y a la familia tradicional.
–¿Crees que con eso los heterosexuales dejarían de casarse y tener hijos?
–No, pero a la larga se vería como “normal” que dos hombres o dos mujeres se casen, y corremos el riesgo de que otras y otros sigan el ejemplo.
–¿Y qué tiene de malo eso? ¿Por qué no podrían celebrar ese contrato civil entre ellos? ¿Te das cuenta que eso suena como a que los zurdos no pueden hacer contratos de donación o de comodato? ¿O a que los del bajío no puedan participar como aval en un contrato?
–No digas tonterías. Además, uno no elige ser zurdo o nacer en el Bajío.
–Así es, igual que la orientación sexual o la identidad de género. Puedes elegir cómo expresarlas, pero no puedes elegir qué te gusta o cómo te sientes con el rol que desempeñas. Imagínate que la ley te impida gozar de los mismos derechos que a cualquier otro ciudadano, por algo que tú ni siquiera elegiste y que te pone en un nivel inferior de ciudadanía. Creo que te falta información, saber de sexualidad.
–Pues es que a mí me educaron de forma tradicionalista.
–Ahora, pon tú que los homosexuales puedan casarse con personas de su mismo sexo; si son homosexuales, de todas formas no iban a casarse con alguien del sexo opuesto, y si lo hicieran ¿crees que serían felices? ¿Cómo crees que lidiarían con las tensiones de esa infelicidad impuesta, de esa insatisfacción vital? ¿Una salida sería el celibato? ¿Cómo en el noviciado o el sacerdocio? ¿Eso ha dado resultados?
–Bueno, okei, está bien que vivan su orientación, o su preferencia, o como sea… pero… ¿por qué hacerlo en público? ¿por qué exhibirse así?
–¿Así cómo? ¿Te ofende o te desagrada que dos mujeres o dos hombres se besen en público? ¿Y que lo hagan un hombre con una mujer no? ¿Unos besos son más púdicos que otros? ¿Unos besos son más horribles que otros? ¿O cómo está tu proposición?
–No, bueno, no quise decir eso…
–¿Entonces no estaría mal que pudiesen celebrar contratos de unión civil -igual que cualquier otro ciudadano-, y que tengan la posibilidad de expresar su identidad sin temor a represalias o a ser excluidos?
–Pues… quizá no, no estaría mal… lo que sí reprobaría sería lo de la adopción.
–¿Qué de la adopción?
–Que pudieran adoptar.
–¿Cuál es el argumento?
–Que los niños pueden sufrir dos cosas: una es la confusión y otra es la exposición a ser objeto de burlas.
–¿Qué confusión? ¿Te preocupa que un niño vea como “normal” algo que para ti es “anormal”? ¿Crees que la homosexualidad se contrae por imitación? Insisto, me parece que te hace falta informarte o saber sobre sexualidad. Ahora, ¿temes que un niño proveniente de una familia homoparental sea objeto de burlas y por eso es mejor que los homosexuales no adopten? ¿No será mejor solución educar para que el resto de niños no se burlen de los hijos de homosexuales, ni de nadie? ¿No te parece que equivocas el argumento del fenómeno? Salvando estos dos puntos ¿Por qué una persona homosexual está menos capacitada para la crianza que una persona heterosexual?
–Pues…
–Te propongo esto. Di claramente “los homosexuales tienen prohibido adoptar”, ahora en esa frase cambia “los homosexuales” por “los indígenas”, “los judíos”, “los norteños”, “los negros” … suena horrible, ¿no?
–Pues, dicho así… pero creo que es un error comparar a los homosexuales con los negros o los indígenas.
–¿Por qué?
–Porque uno no elige ser negro o indígena.
–No has entendido nada ¿verdad? ¿Sabes? Creo que tienes razón.
–¿Lo crees? ¿En qué crees que tengo razón?
–En que de verdad no eres homófobo.
–Ya te lo decía…
–No, no eres homófobo… por ejemplo, la aracnofobia -en tanto fobia- es un miedo irracional, involuntario, primitivo, ante la presunta amenaza que supone la proximidad de un arácnido, por eso es una fobia… no, tú no eres homófobo… simplemente eres ignorante, y quizá un poco cretino.
–¿Ves? Por eso no se puede dialogar con ustedes, quieren imponer su ideología y cuando no lo logran, insultan.
–No sé, me parece que hay que distinguir varias cosas: primero, conocimiento es diferente a ideología; mientras que el conocimiento se divulga, la ideología se adoctrina… y veo que tú tienes mucha doctrina de por medio. Segundo, hay distinciones entre un insulto y una descripción. Esto no es un insulto, es una descripción: Crees lo que crees porque así te educaron, porque no te has atrevido a cuestionar tus creencias, y en esa medida no te das cuenta que lo que tú llamas “los valores” son un cúmulo de paradigmas basados en la ignorancia sobre la sexualidad, el género y la biología. Ah y, por otro lado, tampoco has buscado en google el significado de “cretinismo”. Por eso crees que te insulto. Pero no, diputado, sólo describo tu triste condición.
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