Ayer, estimado lector, se dio la oportunidad de charlar con un grupo de personas sobre cómo nos gustaría que nuestra vida tuviera la estructura de una película, así de mundano, de filosófico, sociológico y divertido, todo esto para sobrevivir a la realidad.
En un filme, todo comienza con una idea, la cual se transforma en una línea argumental que posteriormente se convertirá en una sinopsis, luego en guion. Todas las historias que se llevan a la pantalla de plata tienen una estructura narrativa tradicional; un inicio, un desarrollo que avanza hasta llegar al punto climático donde se resuelve el conflicto, para bien o para mal, y el desenlace. Los personajes están construidos de tal manera que es forzoso identificarse con ellos, tenemos al héroe que salva el planeta, el aliado fiel que provoca que las cosas pasen, la chica guapa que después de salvarla se convierte en pieza fundamental para cumplir el plan, la autoridad que más que jugar su papel como tal, es la institución que pide ayuda cuando las cosas se salen de control, y por supuesto el villano a vencer, el mal que envenena a la sociedad, el que quiere acabar con todo y con todos. Ellos formar el cosmos donde la acción cobra vida, nosotros como espectadores fantaseamos y nos sentimos parte de ella. Pero entonces ¿nuestras vidas son así? Vivimos momentos especiales que permanecen en nuestra mente por mucho tiempo, incluso toda la vida, donde existieron casi todos esos personajes generando una aventura que difícilmente se puede olvidar, son esos lapsos donde todo coincide; el reto de un trabajo urgente y crucial para la compañía donde labora, el fin de cursos en una institución de educación, los días de vacaciones con la familia y amigos, los logros personales, la puesta en escena, la última lámpara en el rascacielos, el último acorde de la composición musical, el punto final del cuento. Así son y nos ayudar a sobrevivir en la realidad cuando ésta se comienza a tornar monótona. Tiene una estructura dramática que nos encanta alargar cuando estamos narrando lo que pasó, no queremos contar tan rápido el punto climático porque obviamente es lo más emocionante, entonces le damos vuelta y vuelta hasta que no queda otra más que soltarlo. No salvamos al mundo, pero si nuestro micro cosmos y cada uno tiene su versión de los hechos, es decir muchas películas sobre el mismo tema. Mi versión, su versión, la de los medios, la de las autoridades, la de los actores directos y la de los espectadores que interpretaron el contenido con las herramientas que tuvieron a la mano.
Existen buenos y malos, es un hecho que usted estimado lector en el 99% de las historias es el bueno de la película, de su película, pero que me dice de los que usted identifica como enemigos, para ellos usted es el villano a vencer, es complicado tener la verdad absoluta para poder escribir el guion de su vida.
Así que busque la línea argumental, haga su sinopsis, encuentre su estructura dramática, hágase de los mejores personajes para su historia y comience a escribir, la vida es un picnic, como diría Leonardo de Lozanne.
No se tarde mucho en salvar la situación, ni en encontrar a su aliado, bese a la persona indicada porque si no después se presentan terceros afectados, no se deje vencer y ayude, sume no coarte la imaginación, fije su postura y defiéndala, pero no como lo que acabamos de ver en la entidad, lamentablemente un suceso real, desinformado por ambas partes, me hizo recordar aquel primero de enero de 1994 cuando a los Zapatistas se les ocurrió irrumpir en la escena nacional lo recuerda, los medios de información de aquellos años no tenía la menor idea de cómo cubrir una… ¿una qué? Un levantamiento armado, un conflicto indígena o una guerra. El Gobierno Federal con todo y todo señaló de primera instancia a su enemigo, y los encapuchados tomaron una estación de radio para declararle la guerra al gobierno de México, entonces ¿Eso no era una guerra civil, una revolución o algo así? Nadie supo cómo manejarlo y en menos de cinco días las cosas estaban fuera de control, como aquí, a menor escala, pero muy parecido. Qué tan útil es que, en cada uno de nosotros, con el simple hecho de tener un teléfono “inteligente” nos convirtamos en reporteros, periodistas o informadores, ya no sirve de nada que exista la Carlos Septién, la escuela de periodismo entonces. Ante la avasalladora hola de información oficial y no oficial el caos se convierte en doble caos, las personas se mal informan y con base en eso adoptan una postura unilateral, como debe ser, pero mal sustentada, los mismos medios sucumbieron ante ello.
Entonces dejando el ejemplo atrás, defina su historia y evite que se la cambien, sobreviva a la realidad con la ficción de las películas, haga el guion perfecto porque cuando comience la grabación seguramente va a tener que hacer pequeños ajustes, edite y post-produzca, es decir, póngale efectos especiales a su vida y cuando termine una de tantas películas que hará, compártala con sus familiares y amigos, vale mucho la pena abrir espacios para eso, la experiencia de su vivencia puede inspirar a otra persona y quizá comience a escribir su propio guion.
Como la noche de ayer, donde muchas historias se concentraron en un solo lugar, donde todos compartimos y aprendimos de cada uno de los presentes, donde no quise hablar de lo bien o mal que está la entidad, la región, el país, el mundo, donde lo que importó fue escuchar y ser escuchado pero sobre todo dejar en claro que cada uno de nosotros somos los directores de nuestra película y aunque parezca que de pronto perdemos el control de nuestro film, la vida nos da otra oportunidad y nos provee de los materiales para iniciar una nueva aventura de caballeros y princesas.
[email protected] | @ericazocar